PORTADA DE HOY
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ACTUALIDAD - VIERNES, 21
DE DICIEMBRE DE 2007 |
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el arquitecto alvaro siza. cedida. |
entrevista
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Alvaro Siza: «Es absolutamente posible
incluir el mercado» |
El
arquitecto portugués afirma que en la Manzana del
Revellín el uso comercial es complementario al
cultural
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CEUTA
J.L.F.
local@elpueblodeceuta.com |
Álvaro Siza pide la palabra. Su voz todavía no se ha
escuchado en la polémica suscitada por la propuesta de
instalar el mercado en el Centro Cultural y Comercial de la
Manzana del Revellín. La opinión de este premio Pritzker,
autor del proyecto, puede dar por zanjada la controversia. A
estas alturas de su trayectoria, afirma sentirse con la
libertad de elegir muy bien sus trabajos. Parece importarle
más cómo son sus clientes o el contexto donde va a trabajar
que el tipo de encargo. Por eso, está dispuesto a asumir
proyectos tan diferentes como la remodelación del eje
madrileño Recoletos-Prado o la rehabilitación de una vieja
granja belga.
Una de las premisas de Siza es que el proyecto tiene que
comprender, respetar las exigencias y el latido del enclave
en el que se ubica, y de las personas que va albergar. Por
esto mismo afirma que sus proyectos en ocasiones son
modificados, porque las intenciones o necesidades planteadas
cambian en el tiempo.
Pregunta.-¿Le incomoda la dimensión política que pueden
alcanzar sus obras?
Respuesta.- Todo hoy tiene por suerte dimensión política.
Esa es una conquista para España y Portugal bastante
reciente y bienvenida. Yo soy de una época en la que no
había discusión pública por estos temas. Las decisiones eran
distantes de las opiniones. Y aunque parecía más fácil, era
una facilidad superficial e inmediata. El hecho de que haya
discusión de todo lo que se hace en la ciudad, a mí me
agrada muchísimo. Claro que puede suponer más trabajo, pero
también más trabajo significa mayor responsabilidad en estar
absolutamente seguro de que lo que se hace es lo mejor para
la ciudad. Por lo tanto, bienvenida sea la polémica.
P.- Supongo que estas situaciones son las que provocan
que, a veces, sus proyectos se retrasen y sean objeto de
modificaciones. ¿Cuál es su método para saber dialogar,
entender situaciones nuevas, modificar sus proyectos y, sin
embargo, conseguir preservar y defender el concepto y
filosofía de los mismos?
R.- No se trata de un método, es el diálogo propio del
hombre. Recusar el diálogo es señal de enfermedad o de
situaciones políticas insanas. El diálogo es una forma de
depurar y profundizar en nuestro trabajo. La razón nace del
conflicto de opiniones. Yo estoy habituado y me agrada que
haya una discusión. Y nunca hago una cosa después de
verificar un error. El margen del error disminuye si hay
diálogo, claro que si el diálogo es por razones distintas,
pero sobre todo de lucha política, adquiere otra dimensión.
No es exactamente diálogo, sino lucha de intereses. Pero al
final siempre vence el diálogo.
P.- Su proyecto supone la ordenación de un ámbito
radicado en el centro de la ciudad y caracterizado por el
esparcimiento y equipamientos (auditorio y conservatorio).
¿La implantación de usos comerciales complementarios
contribuye a los fines previstos, generando tránsito y vida
urbana en dicho ámbito?
R.- En el centro de la ciudad la actividad comercial y
cultural siempre es intensa. Salvo cuando la ciudad empieza
a degradarse y a ser desocupada. Una de las razones de la
belleza y de porqué es bueno vivir en la ciudad son estas
actividades distintas, que se cruzan y que son
complementarias. La actividad comercial, cultural, escuelas,
residencias, oficinas, es lo que hace que a tantos nos
interese vivir en la ciudad. Este hervidero de actividades
distintas y complementarias es exactamente la razón por la
que nos gusta vivir en la ciudad, sin importarnos tanto el
donde.
P.- Los programas de necesidades que ha abordado hasta
ahora (en el proyecto original y en su primer modificado)
datan de 1997 y 2001. Teniendo en cuenta el retraso que
lleva el proyecto, sus vicisitudes legales y la necesidad de
adaptar el urbanismo a las necesidades reales de los
ciudadanos, ¿considera conveniente que la Ciudad de Ceuta
reformule sus necesidades dotacionales en el mismo, hasta el
punto de valorar la implantación del mercado de abastos?
R.- Hay determinados programas que son recomendables para la
vida de una ciudad. Por ejemplo ésta [en referencia al
Revellín] es la principal calle comercial en Ceuta. Pero esa
flexibilidad se logra con la forma de articular los
espacios, los accesos, los sistemas de comunicación
vertical, cuando hay varios pisos, es decir, preparar los
proyectos para que se adapten a cambios futuros. Por
ejemplo, un convento, que es una construcción antigua, en
muchos países ha sido igualmente utilizado como palacio de
gobierno, biblioteca, escuela, construcción militar… Y
siempre se ha mantenido la consistencia de esos maravillosos
proyectos. Cuando me expusieron el problema de hacer el
mercado, la primera cosa que yo pedí fue una consultoría
para conocer las exigencias del programa de un mercado
moderno y ver si realmente el edificio podía adaptarse sin
grandes cambios, ya que los accesos y núcleos verticales
articulan varias partes del programa actual. Entonces se
encargó una consultoría sobre cómo organizar el programa y
las necesidades desde el punto de vista de su regulación.
Esta propuesta la recibí recientemente y tengo que
analizarla en profundidad, pero del estudio que ya hicimos
anteriormente resulta que es absolutamente posible incluir
ese programa del mercado, que es una actividad comercial en
el fondo, pero que tiene un interés de uso para la ciudad y
de uso general para los ciudadanos. Y una vez que tengo las
garantías de que se adapta desde el punto de vista de los
espacios y articulaciones de la construcción ejecutada,
ahora voy a desarrollar el proyecto.
La belleza del mercado
P.- En Ceuta hay quien pone en duda que el arte pueda
aplicarse a un mercado de abastos ¿Va a ser capaz de aplicar
la filosofía de su arquitectura a un mercado?
R.- Si hay edificio bello en la ciudad a través de la
historia, punto de encuentro y de diálogo de los ciudadanos
es el mercado. De acuerdo a distintos conceptos y en muchos
países, el proceso de modernización del mercado pasa por la
opción de ser más protegido, cubierto y debidamente
ventilado, acercándose, por ejemplo, a otros programas como
de supermercados. Lo que supone una introducción de confort
e higiene. Tiene sus condicionamientos y si uno se concentra
en esos condicionamientos, en principio, encuentra
solución.En cuanto a la calidad, respecto a los mercados
tradicionales, realmente es un programa tan sugestivo y que
puede dar tanta calidad urbana y estética, que esos mercados
cuando se quedan desocupados, son preservados y forman parte
del patrimonio. Y esto quiere decir que es un programa que a
través de la historia ha permitido una gran calidad.
Recuerdo que cuando viajaba con mi padre, y viajamos
bastante en los años 40 principios de 50, en vacaciones a
España, mi padre la primera cosa que me llevaba a ver en
cada ciudad era el mercado. A él le agradaba mucho sentir y
conocer en distintas ciudades esa vida intensa que sucedía
en el centro y mucho en el mercado. Y también la
arquitectura que veíamos. Probablemente yo heredé ese gusto
por los mercados.
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Otros arquitectos de referencia compatibilizando cultura,
ocio y comercio
Rafael Moneo, Rem Koolhaas
–ilustres colegas con los que Siza comparte el honor de un
premio Pritzker– o Santiago Calatrava –uno de los máximos
referente de la excelencia en la arquitectura– son solo
algunos de los muchos arquitectos que han conjugado en sus
edificios cultura y comercio. Uno de los ejemplos más
significativos es el Palacio de Congresos Princesa Letizia
de Oviedo (Asturias), obra del prestigioso Calatrava, autor
también de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El
complejo arquitectónico consta de una zona subterránea
destinada a aparcamiento y comercios, un edificio central
que albergará el espacio de congresos, y un edificio en
forma de U situado en torno al edificio central. Asimismo,
albergará en su bajo un amplio centro comercial de más de
40.000 metros cuadrados alquilables. Además, también contará
con otros 2.500 metros cuadrados dedicados a restaurantes,
un hotel de 150 habitaciones y 12.000 metros cuadrados de
oficinas, compradas por el Gobierno del Principado. Al igual
que en Ceuta, se trata de uno de los edificios más
emblemáticos y que previsiblemente se convertirá en símbolo
de la ciudad del siglo XXI. Otro ejemplo de un gran
arquitecto, que muestra que el arte y la cultura se pueden
conjugar con un mercado de abastos, es la obra de Moneo en
Don Benito (Badajoz). El mercado de abastos y la Casa de la
Cultura son edificios colindantes, alineados en fachada y
que forman una manzana única. El magno edificio cultural de
Moneo fue inaugurado en 1998 y desde entonces se ha
convertido en el centro de las artes y la cultura de la
localidad, además del auténtico corazón de la vida económica
y social. El edificio cuenta con una hemeroteca y biblioteca
municipal, varios despachos y sala de proyecciones, así como
un amplio salón de actos. Asimismo, el arquitecto holandés
Rem Koolhaas en su diseño de El Palacio del Sur en Córdoba
ha logrado la inserción del edificio dentro del contexto
urbano de la ciudad, siguiendo la línea de fusión del
espacio cultural con el área comercial. Auditorio, salas de
exposiciones, aparcamientos, cines y galerías comerciales
componen el edificio de diseño vanguardista, con una
superficie prevista de unos 74.000 metros cuadrados. Otro
ejemplo de fusión de espacios puede ser San Vicente de la
Barquera (Cantabria), donde el Ayuntamiento planteó la
reforma de su mercado de abastos, afectado por un deterioro
integral. Sobre este antiguo edificio de abastos se elevará
uno nuevo, en cuyo bajo se instalarán los puestos del
mercadillo. Por su parte, la planta superior albergará un
auditorio, que contará con un acceso independiente.
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Otro concepto de mercado es posible
En un momento en el que las
tendencias apuntan a la proliferación de grandes superficies
comerciales, son cada vez más las voces que propugnan la
creación de mercados tradicionales, que potencien la compra
en el centro de las ciudades y que, a su vez, ayuden a la
conservación de una tradición que, en definitiva, es una
manifestación de la identidad socio-cultural. De hecho hoy
en día no hay lugar que muestre mejor la identidad cultural
de un pueblo que su mercado, punto de encuentro y de
intercambio no sólo económico, sino social. No hay ciudad
cosmopolita que no cuente con un punto neurálgico en donde,
en torno a un mercado, se fusione cultura, turismo, comercio
y ocio. Chelsea Market de Nueva York o la Boquería de
Barcelona son sólo algunos ejemplos de grandes capitales con
mercados tradicionales, en los que su oferta se amplía al
ocio y la cultura. Así, el mercado de la Boquería de
Barcelona, frente a la Rambla, es un lugar emblemático de
aromas y sabores, que convoca a vecinos y turistas de todo
el mundo. Por su parte, el Chelsea Market de Nueva York es
un mercado donde se fusiona lo más clásico y vanguardista de
la ciudad, configurándose en uno de los núcleos más vivos de
la ciudad neoyorquina. Punto de interés turístico es,
asimismo, el Covent Garden de Londres, donde se encuentra el
Teatro Real de Ópera, sede de la compañía real de ópera y el
ballet real de Inglaterra. Punto de referencia de la vida
cultural de la City, en las calles aledañas al teatro se
encuentra el mercado, junto a las tiendas más exclusivas y
los más variopintos establecimientos tradicionales;
mientras, en sus calles los visitantes pueden disfrutar de
una oferta variada de ocio y entretenimiento. Estos ejemplos
muestran cómo el mercado tradicional puede ser moderno o
cómo lo moderno puede fusionar a lo tradicional. Además, la
tendencia de reconversión de los mercados tradicionales va
más allá al configurarse en auténticos lugares de interés
cultural, muestra de su costumbrismo, diversidad cultural y
patrimonio artístico. Y es que las costumbres y la actividad
urbana son elementos en sí mismos de interés para el
turista. Ciudades más pequeñas, como Santiago, han logrado
hacer del mercado punto de atracción turística. Así, por
ejemplo, la plaza de abastos de Santiago es el segundo lugar
más visitado de la ciudad, después de la Catedral. El
interés turístico de estos enclaves ha hecho que se
enriquezca la tradicional oferta del mercado de abastos con
nuevos productos artesanales y característicos del lugar,
así como servicios de ocio y restauración.
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