La AD Ceuta logró su sexto empate de la temporada ante el
Real Jaén en el Nuevo Estadio de La Victoria en un choque en
el que el conjunto caballa fue incapaz de lograr su primer
triunfo de la temporada a domicilio. Y es que el conjunto
blanco, que ayer estrenó vestimenta roja, se conformó ante
el colista con un punto que supo a poco ya que jugó 67´ en
superioridad numérica por la expulsión de Carlos en una
acción que a la postre supuso un penalti marrado por
Berruezo. Pero peor que el resultado final fue la paupérrima
imagen ofrecida por los ceutíes en la segunda mitad que,
haciendo gala de una apatía casi generalizada, pueden dar
que pensar a las mentes retorcidas.
Diego Quintero, con las dudas en cuanto a su continuidad por
el ultimátum dado por la directiva a lo largo de la semana,
se dejó de experimentos y, salvo por la presencia de Kiko en
la portería por indisposición de Lledó, alineó el once con
el que había trabajado a lo largo de la semana. Así el
técnico sevillano empleó el 4-4-2 con rombo que hasta el
momento había sido el dibujo que mejor había funcionado,
dejando a Aitor en el banquillo.
De esta forma el choque comenzó con alternativas sin que
ninguno de los dos conjuntos fuera capaz de hacerse con el
control del duelo. Sin embargo el cuadro caballa demostró
tener mayor llegada sobre todo en la figura de Pedro
Berruezo de cuyas botas nacieron las ocasiones. Primero el
malagueño lo intentó de falta, obligando a Calleja a
rechazar de puños. La siguiente surgió al dejar Enzo un
balón en la frontal, que Berruezo remató a las manos del
arquero jienense. Poco después, en una situación parecida,
el capitán de la Asociación mandó a las nubes un balón
suelto. Pero todavía quedaban por llegar las más claras.
Ya en el ecuador del primer periodo, al botar una falta
cometida sobre Fran Amado, el omnipresente Berruezo obligó a
Calleja a mandar a córner. Un saque de esquina botado por el
´7´ que cazó Juanfran de cabeza para que este viera como
Carlos sacaba con la mano y bajo palos un gol cantado. Visto
por el colegiado este no se lo pensó y señaló el
correspondiente penalti y la expulsión del jugador jienense.
La pena máxima fue lanzada por Berruezo, pero su lanzamiento
se marchó fuera.
Tras el error el conjunto caballa tardó en rehacerse dando
la sensación de haberse quedado tocado por el cuarto penalti
fallado de forma consecutiva. Aunque cuando lo hizo, y
viéndose con superioridad numérica, el choque se convirtió
en un monólogo que se tradujo en ocasiones. Como no, el
asedio comenzó con un disparo de Berruezo que en esta
ocasión se marchó fuera rozando el palo derecho. A
continuación el protagonismo pasó a ser Enzo que intentó
sorprender de lejos a Noé Calleja, al que instantes después
obligó a meter una mano prodigiosa a un remate de cabeza del
argentino. Entre tanto Castells también tuvo la suya, en
posición escorada, al quedarse en un mano a mano ante el
meta jienense sobre el que estrelló el esférico. Poco
después el ilicitano telegrafió un balón a la cabeza de un
Perita libre de marca, pero al remate del canterano le faltó
fuerza.
El Jaén, viéndose desbordado, se dedicó a enfriar el partido
y lo consiguió, porque en los últimos diez minutos la única
acción de peligro la tuvo Fabios en tiempo de descuento. El
central, sumado al ataque para rematar una falta, remató
demasiado cruzado un balón colgado al corazón del área
caballa.
Total apatía
En la segunda mitad Carlos Terrazas realizó dos cambios con
el objetivo de contener las acometidas de los ceutíes y
cerrar espacios. Una apuesta conservadora que se podía haber
ahorrado porque en la reanudación se vio como su ex-equipo
salió con el freno de mano echado y dando la sensación de no
querer mirar a la puerta contraria.
Por su parte Diego Quintero, en los segundos cuarentaicinco
minutos, lo intentó todo ante la apatía de los suyos que en
ningún momento dieron la sensación de querer ir a por el
partido. El sevillano, como último remedio, incluso dio
entrada a un Aitor que tampoco fue la solución.
Con un panorama tan desalentador, sin la frescura de otras
tardes y haciendo cada uno la guerra por su cuenta, el poco
peligro creado lo provocó David Fas al lanzar a las manos de
Calleja una falta cometida sobre Enzo en la frontal. El
argentino, que se retiró en la recta final del encuentro,
fue de los pocos que lo intentó pero no estuvo acertado. En
su lugar entró el delantero Tato que, en tiempo de
prolongación, tuvo una ocasión clarísima ante Calleja que se
marchó fuera y que podría haber salvado al entrenador.
En definitiva un punto ante el colista que sabe a poco por
lo visto sobre el terreno de juego y que deja a Diego
Quintero en la cuerda floja a la espera de lo que suceda en
las próximas horas.
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Berruezo falló el cuarto penalti consecutivo favorable al
Ceuta
La suerte del partido pudo haber
cambiado si en el ecuador de la primera mitad Pedro Berruezo
no hubiera fallado un penalti cometido por Carlos al sacar
con la mano un balón sobre la misma línea de gol.
Una nueva pena máxima desaprovechada, y ya van cuatro, por
los ceutíes que se une a las erradas por Álvaro en Melilla,
Fran Amado ante el Cartagena y Tato frente al Mérida.
Con anterioridad a los ceutíes les habían señalado otros dos
penalties en el área contraria ante el Mazarrón en la
primera jornada, transformado por Álvaro, y ante el
Puertollano convertido por Enzo en la séptima jornada
liguera.
Constrasta que, que con seis penalties a su favor en quince
partidos, solo le han mostrado uno en contra. Ocurrió en la
sexta jornada ante el Linares cuando, en tiempo de
prolongación, el colegiado extremeño Jesús Gil Manzano
señaló un penalti transformado por Chico.
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