La alineación de un equipo de fútbol sala lamentándose una y
otra vez de su mala suerte sin saber muy bien a quien echar
la culpa, musulmanes rezando hacia la Meca, una compañía de
teatro al completo indignada porque había perdido un bolo en
Madrid... Mucha gente atrapada y muchas historias.
La actriz Celia Martín, por ejemplo, que este fin de semana
interpretó a Samantha en la obra El gavilán y la alondra en
el Espacio Cultural de Caja Madrid, se afanaba en
compadecernos por vivir en Ceuta. “Estáis abandonados por
España”, decía, “os tratan como a perros, esto es una
situación indignante”.
La actriz y sus compañeros de escenario se lamentaban por la
pérdida de una actuación que tenían contratada en Madrid. No
podía imaginar que en el siglo XXI existiese una ciudad en
España capaz de quedar incomunicada con su propio país.
“Esto es España”, recordaba.
Un hombre de Granada llevaba ya cerca de 24 horas esperando.
“No tenemos ni dinero, porque no esperábamos pasar aquí más
tiempo”, señalaba mientras a su lado una docena de
musulmanes iniciaban uno de sus cinco rezos diarios
orientados hacia la Meca.
Los jugadores y cuerpo técnico de un equipo de fútbol sala
achacaban a la Federación Andaluza su situación de desamparo
sin saber cuando llegarían a casa.
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