El delegado del Gobierno y el director provincial del MEC,
Juan José León Molina, visitaron ayer a primera hora de la
mañana la frontera y el Colegio de Educación Infantil y
Primaria (CEIP) Príncipe Felipe para constatar que, tras los
incidentes que padecieron varios profesores el miércoles con
los porteadores, la situación ayer volvía a ser de “absoluta
normalidad”. “Tengo que agradecer la respuesta de todas las
Administraciones, que ha sido fulminante”, destacó
Arreciado, que se encontró a agentes de la Policía Local
ordenando el tráfico y “protegiendo” el acceso de alumnos y
profesores al centro educativo.
“El problema importante que nos encontramos allí según la
directora y la jefa de estudios, con quienes he estado
hablando”, argumentó el delegado más tarde ante los
periodistas y León Molina en declaraciones a este periódico,
“es una finca de dueños desconocidos cuya propiedad estamos
investigando y en la que se han construido una serie de
instalaciones que sirven de almacenamiento de bultos con el
consiguiente trasiego de furgonetas que van y que vienen y
que impiden el paso de los profesores al colegio”.
Arreciado reconoció “desconocer” en qué tramite
administrativo en la Ciudad o en los tribunales está dicha
finca, pero aseguró que indagará en el asunto para lograr
“el derrumbe de la misma, que será la solución definitiva”
según dijo.
Presencia policial
Entretanto, el onubense adelantó que hasta que se produzca
la reunión pendiente con los empresarios de los polígonos y
la Ciudad “en la que se consensuarán las soluciones que se
pueden adoptar” dará instrucciones “para que de 8.15 a 9.15
horas una pareja de la Guardia Civil o de la Policía
Nacional apoyen a la Policía Local ante el colegio”.
Además, dijo que “se podría decretar la dirección prohibida
por esa calle salvo para los residentes o interesados en el
colegio”, medida cuya aplicación se garantizaría “con la
fuerza disuasoria necesaria para multar e incluso retirar
los vehículos de quienes no respeten esa instrucción”.
“Una cosa es lo que pasa en el Tarajal o en el Biutz, de lo
que tendrá que dar sus explicaciones quien lo puso allí y lo
construyó”, distinguió Arreciado, “y otra el problema que
nos encontramos ayer [por el miércoles], que trascendía a lo
más sensible de una sociedad, que son los niños y unos
profesores que vivieron momentos de tensión nada
aconsejables”. “Estamos hablando de una dimensión distinta
del problema”, concluyó.
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