El negocio de los bultos amenaza con acabar con el comercio
en el Tarajal y también empieza a provocar algún que otro
desorden público. El último de los casos se vivió ayer,
cuando se produjo un apuñalamiento a uno de los porteadores.
Simboliza también la situación otro de los incidents
producido el martes cuando un grupo de porteadores
protagonizaron una reyerta por ver quien colocaba sus bultos
en una posición de privilegio en la calle, según relató el
presidente del Tarajal, Mohamed Ahmed. La policía tuvo que
actuar y se contaron hasta una docena de vehículos, según
testimonios de Ahmed.
La situación en las horas en que el Biutz permanece cerrado
es diferente para los empresarios, aunque igual de
perjudicial. El propio Ahmed explicó que al albor del
tráfico de bultos están surgiendo mafias que piden el pago
de un impuesto por aparcar la mercancía durante la tarde y
la noche en la vía.
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