“No me mientas con tus verdades”, le hubiera dicho Sabina,
que como no estaba ayer en la rueda de prensa improvisada
que ofreció el delegado del Gobierno, Jenaro García
Arreciado, no pudo hacerlo al oírle asegurar ayer que en la
Comisión de Asistencia del pasado martes “no hubo ningún
tipo de amenazas” porque si él quiere cesar a un director
provincial “sólo tengo que firmar un papel” sino el
establecimiento de “directrices claras”.
Seguramente en el fondo todo es una cuestión filosófica, de
sensibilidad, de punto de vista: la Verdad, mi verdad,
nuestra verdad... Es seguro que el delegado advirtió el
martes a sus más estrechos colaboradores de que durante los
próximos meses nada de reuniones “ni de despacho ni de
cafetería” con los ‘renovadores’ del socialismo ceutí y que
les puso sobre aviso de que quien se apartase de esa línea
de actuación no saldría en la foto, pero a él no le pareció
que fuera una amenaza sino el establecimiento de unas
“directrices” dentro de su ámbito “de autoridad”.
Así pareció decirlo al menos ayer cuando, tras informar de
la puesta en marcha de cinco Grupos de Trabajo con la Ciudad
Autónoma para combatir la violencia de género dio su visión
de lo acontecido anteayer con ciertas contradicciones. Dicen
los políticos que la clave de su desempeño pasa muchas veces
por leer entre líneas, por lo que lo mejor es transcribir
las palabras de Arreciado. Adelante. Primero, el contexto:
“En el marco de mi autoridad y de mis competencias reuní a
parte de la comisión asesora del delegado, que no tiene una
composición fija, sino que se convoca a quien corresponde en
función del Orden del día”, detalló, “y establecí claramente
las prioridades de la acción del Gobierno para los próximos
meses”. Segundo, el contenido: “No hubo ningún tipo de
amenaza porque si yo quiero cesar a un director provincial
no tengo que amenazarlo, me basta con firmar el papel”,
recordó. “En la reunión hubo intervenciones y algunas
cuestiones que se plantearon siempre dentro de mis
competencias y de la actualidad siempre referidas a las
líneas estratégicas de trabajo de las delegaciones más
importantes del Gobierno en Ceuta para los próximos meses”.
Tercero, la cobertura del hecho: “Los medios han hecho bien
en recoger esa información interesada y contaminada por una
mala fe muy clara y muy evidente”, desdeñó el delegado, que
a renglón seguido aclaró que con sus descalificativos se
refería “a la información, no a la publicación”, pues aclaró
que “si yo fuera periodista también lo hubiera hecho”.
Cuarto, y aquí empezó a desviarse de la verdad objetiva, la
discusión sobre la situación del socialismo en Ceuta: “No se
habló de la situación del PSOE en Ceuta porque aquí no
existe Partido Socialista; el único militante del PSOE en
Ceuta soy yo [sic] porque lo soy en Huelva”, dejó claro. “No
hay ‘críticos’, no hay ‘oficialistas’”, prosiguió, “hay un
conjunto de gente afectas al proyecto socialista que tenemos
que procurar conjuntar para afrontar las próximas elecciones
y después de estas vendrá el momento de la política y
entonces volverá a haber sitio para el juego político, la
opinión y el debate”. “Ahora nadie puede intervenir en un
debate que no existe”, concluyó.
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