Cuando estamos metidos plenamente
en las vacaciones de verano, con ferias y fiestas en una
gran parte de los pueblos de España, y con los organismos
oficiales funcionando a ritmo lento, aparece, de nuevo, el
síndrome de las elecciones, e incluso ya se dan fechas para
las generales: el nueve de marzo de 2008.
No sé si es buena o mala esta fecha, pero en esos
alrededores en el año 1996 ganó Aznar las primeras de las
dos suyas, y en esa fecha hubiera ganado Rajoy hace casi
cuatro años, pero esos cinco días más tarde, que era la
fecha señalada del 2004, hizo que una parte se pasara a
Zapatero y que otros se quedaran en casa. Los resultados
fueron los que fueron.
Ahora, y como siempre que hay elecciones, el partido en el
poder es el que lleva alguna ventaja, en principio, porque
es él el que elige fecha y siempre se pretende elegir
aquella que puede tener algún apoyo especial, que mueva
ciertas bolsas de votos indecisos, de los que hasta última
hora no saben hacia donde van.
Zapatero, y eso se verá tras el verano, tendrá que sacar un
nuevo conejo de su chistera para encandilar al personal,
especialmente al personal joven, y no nos cabe la menor duda
de que ahora va a ir con el asunto de la vivienda, que tan
tremendamente mal e irrisorio salió hace cuatro años, cuando
la ministra del ramo nos habló de aquellos “mini pisos” de
30 metros que todavía no se han empezado a construir.
Por ahí puede empezar la campaña Zapatero, para “demostrar”
que cumple con sus promesas, y no lo va a tener muy difícil
si, con los muchos pisos que hay sin vender, se llega a un
acuerdo con las principales constructoras y esos pisos caros
y de cierta calidad se ofertan a estos jóvenes a unos
precios más asequibles con subvenciones o como si fueran de
protección oficial. No lo deben olvidar nuestros lectores,
lo estamos diciendo el día último de julio. Tiempo al
tiempo.
Los jóvenes, que no sé si me leerán muchos, deben tener
abiertos los ojos, porque ahí va a esta uno de los puntos
fuertes de la campaña.
En la parte contraria, en el PP, es de suponer que habrá
alguna carta especial en la bocamanga, algo que tire del
personal, sin estar constantemente con el asunto del
terrorismo, que, con ser importante, empieza a aburrir a la
gente, y más todavía cuando, con la inestimable colaboración
de los franceses, se están descabezando muchos de los
comandos que desde Francia intentaban operar en España.
Si en los dos grandes partidos los programas, aunque pocas
veces se cumplan, son potables, el equilibrio puede ser
grande, puesto que ahora mismo hay una parte importantísima
para el PSOE y no tanto para el PP, como es Cataluña, que ha
dejado de confiar y pone al partido del Gobierno en
entredicho, por lo ocurrido la pasada semana y la falta de
previsión.
Cataluña, no podía ser menos, aunque sea para recuperar el
PSOE muchos de los votos perdidos la pasada semana, puede
ser la primera gran beneficiada antes de comenzar la
campaña, y ese “apagón” le va a reportar buenos dividendos,
en teoría, aunque ese apagón lo tratará de rentabilizar en
votos CiU, y quien sabe si algo también el propio PP, aunque
esto es más problemático.
En lo demás, por anticipar recuentos, Castilla, no podía ser
menos, seguirá siendo feudo del PP, me refiero a Castilla y
León, Extremadura va cambiando algo y va a tener mucho
equilibrio; Valencia, y el agua que no llegó, tira más hacia
el PP, igual que le pasa Murcia, y la gran reserva, la bolsa
grande de resultados favorables el PSOE la seguirá teniendo
en Andalucía.
Dejo, intencionadamente, para el final Madrid que con su
nuevo líder Tomás González tratará de reparar los múltiples
desatinos que hubo en los dos últimos años. Claro que Tomás
González tiene tirón y lo puede tener en Parla, pero en la
zona de la sierra es un casi desconocido. Ya veremos.
Finalmente los partidos nacionalistas irán por otro camino,
y ya se sabe que a la hora de pactar se van con quien más
les ofrece, y les da. Con todo la derecha dominante en
Francia y Alemania, pueden hacer cambiar el ritmo de los
últimos años. Hay que esperar.
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