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OPINIÓN - MARTES, 31 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Calma Chicha
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Agosto se hace realidad mañana, porque así nos lo indica la medida del tiempo: o sea, el calendario. Lo cual nos permite decir que, finalizadas las fiestas agosteñas, las dedicadas a la Virgen de África, una especie de calma chicha se adueñará de la ciudad.

A partir de entonces, reinará quietud casi absoluta y se notará un descenso en todas las actividades. Es una quietud, sin duda, tan extraña como falsa; pues septiembre tardará nada y menos en hacer su aparición y con su presencia volverán a producirse las convulsiones correspondientes.

Agosto es un espacio de tiempo donde los periodistas se las ven y se las desean para hacer el periódico. Debido a que los políticos se toman un respiro y generan menos noticias que nunca. Es cuando levante y niebla le confieren a la ciudad un aire marinero que me chifla.

Durante los días en que el verano alcanza su máxima expresión, Ceuta invita a pasearla desde el Hacho a Benzú. Hubo un tiempo en el cual me encantaba levantarme de buena mañana para recorrer gran parte de esta tierra y convertir lo visto en una crónica andariega. Uno tenía menos años y unos deseos enormes de aprender todos los géneros periodísticos.

Agosto es también, por encima de cualquier otra cuestión, un mes donde solemos casi todos darnos una tregua en cuanto concierne a nuestras relaciones con los demás. Como decía, días pasados, un columnista que goza de mis preferencias, es un mes para que cesen las hostilidades y aflore la cortesía y buena fe para distinguir las voces de los ecos. En suma: es recomendable no crisparse ni crispar. Y hasta cierto punto es más que saludable hacer un alto en el camino para ver si es posible que -vaya cursilería- se apague la luz propia a fin de que brille la ajena.

Muchas personas aprovechan el octavo mes del año para cambiar sus costumbres; es decir, para darle un regate a la rutina. Para pensar en otras cosas, leer los libros que no han podido en meses anteriores, o bien viajar hasta el fin del mundo con ánimos de respirar otros aires.

En mi caso, lo primero que haré es dejar de escribir en este espacio que me tiene cedido el editor. Trataré por todos los medios de frecuentar la playa de El Chorrillo, durante las mañanas, y luego dedicaré un tiempo a reflexionar y a poner en orden mis dudas; que les puedo asegurar que son muchas más que mis certezas.

Por ello, la llegada de agosto me agrada sobremanera. Y créanme que no es para entregarme a una ociosidad placentera. Ya que seguiré trabajando -qué manía a mi edad-a fin de conocer más cosas, que no para saber de todas ellas. Única manera de poder argumentar lo que digo y, sobre todo, para mejorar la forma de decirlo. Que es de vital importancia para no faltarle el respeto a los lectores. Y, desde luego, para que el editor del periódico no tenga que pasar vergüenza ajena.

Yo entiendo que los haya obligados por necesidades de subsistencia, y hasta de medro, a hacer proselitismo del Opus Dei en los medios. En justa correspondencia a la protección que les dispensa la institución. Todos sabemos que ha habido condonación de deudas a cierto ceutí y que éste ha recibido otros favores importantes por el mero hecho de pertenecer a la Obra. Pero me imagino que si Josemaría Escrivá de Balaguer levantara la cabeza y pudiera leer lo que escribe, y peor aún de qué manera lo escribe, el citado sujeto en periódicos, “El padre” se expondría a un disgusto morrocotudo.

En fin, mañana es agosto. Yo dejo de escribir en este espacio. Y ya habrá tiempo en septiembre para cantarle las cuarenta a un tipo que peca diariamente de misoneísta y que destaca sobremanera por ser sepulcro blanqueado. Que Dios lo bendiga...
 

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