El director del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de
Valencia, Manuel Toharia, insistió ayer en una idea que se
comenta en las días internacionales del medio ambiente o las
campañas de sensibilización de los distintos Ministerios:
“Estamos tirando una enorme cantidad de la energía que
usamos”. Habló también de la necesidad de afrontar una
situación insostenible porque la energía es “necesaria para
vivir bien” pero los que “vivimos en los países ricos lo
hacemos más que bien”. Pero existe un 80 por ciento de la
población que no tiene suficiente energía para vivir bien.
“Cómo arreglarlo”, se pregunta Toharia. “No lo sé”,
responde.
“Los señores del petróleo dicen que el futuro energético
pasa por más petróleo, sí hasta que se acabe. Más carbón, sí
hasta que se acabe. Más nuclear, hasta que se acabe el
uranio. Todo lo que tenemos o al menos una buena parte de la
energía que tenemos los países ricos -de la que buena parte
desperdiciamos- se va a acabar sin que hayamos repartido con
los que no la tienen y encima la gastamos la que la
desperdiciamos. Esto es una gran maldad”, apuntó.
Manuel Toharia busca entre todas las alternativas una
solución, pero la definitiva no la encuentra. Prefiere
definirse como “un optimista informado” más que como un
pesimista. Habla de que las renovables son ilimitadas pero
que no pueden solucionar el problema de la gran demanda
futura. “Aunque fuésemos buenos los países ricos y no
desperdiciaramos y los países pobres -no olvidemos el 80 por
ciento de la humanidad- consumieran eficientemente no habría
suficiente, ni carbón, ni petróleo, ni eólico, ni solar”,
asevera. El problema se encuentra en la base de nuestro
modelo económico, de nuestra forma de vida. “Lo que
claramente está haciendo agua es el modelo energético en el
que se ha basado el desarrollo industrial. Pero no tenemos
otro”, dijo.
Pero en un futuro más inmediato, “no podemos quedarnos de
brazos cruzados” antes de hablar de normativas “tenemos que
ser conscientes de que somos muy derrochadores” y “eso hay
que arreglarlo”. “Tenemos que darnos cuenta de que somos una
civilización del desperdicio”, título de un libro publicado
en 1972 de Juan Ignacio Saez Díez, al que hizo referencia.
|