Varios delegados de judo discuten durante más de veinte
minutos antes del inicio de los combates. La causa: la
inadecuada superficie prevista como tatami, y que obligó a
última hora a cambiar la modalidad prevista para la
competición, tras la negativa de algunas delegaciones a
competir en esas circunstancias para evitar posibles
lesiones.
Éste es tan sólo un ejemplo de lo que los deportistas de las
ciudades participantes se encontraron ayer en Gibraltar. El
balonmano se trasformó en minibalonmano de la noche a la
mañana ante la incredulidad de unos y otros, los familiares
deambulaban por el recinto acotado para los Juegos sin
conocer los horarios de competición de los suyos, los puntos
de información y los mapas brillaron por su ausencia, las
colas para comer eran tan largas que algunas federaciones
gibraltareñas optaron por pagar de sus arcas las comidas de
varias delegaciones invitadas... Uno de los sucesos más
dolientes afectó de pleno a la expedición ceutí, la única
que pernoctó en la colonia. El campamento de tiendas de
campaña habilitado para la ocasión contó con un inesperado e
incómodo invitado: el frío. La organización sólo dotó cada
cama de las tiendas de campaña con una fina manta, obligando
a los blanquinegros a dormir (el que pudo), en la gran
mayoría de los casos, con el chandal puesto.
Por todas estas circunstancias, y por alguna más en el
tintero, en la mente de muchos de los presentes sobrevoló
cierto pensamiento de nostálgia al recordar la edición
pasada, en la que Ceuta fue la anfitriona. El listón
continúa muy alto.
|