Con un plano general sobre un caballete, a decir verdad,
bastante “rústico”, como reconoció el propio delegado del
Gobierno, Jenaro García Arreciado detalló ayer ante los
medios de comunicación los pormenores del proyecto elaborado
por los técnicos Carlos Miró y Marcos Martín, con quienes se
había reunido previamente, del nuevo vial que debe enlazar
el Puerto con la frontera del Tarajal. Expropiaciones, pasos
elevados o subterráneos y un túnel (cuya longitud está aún
por definir) de por medio, el onubense guió a los medios de
comunicación por un trazado de unos 3,5 kilómetros de
longitud que debería, en el plazo de dos años, cambiar
radicalmente el tráfico rodado por la ciudad autónoma,
especialmente durante el periodo de la Operación Paso del
Estrecho (OPE).
“El trazado ya está casi totalmente decidido”, explicó
Arreciado, quien comenzó su recorrido virtual por la futura
carretera en la nueva rotonda que habrá que colocar en
terrenos de la Autoridad Portuaria. Allí, el Ministerio de
Fomento se encontrará con “problemas de expropiación de
casas bajas” para que la calzada tenga la anchura que
precisa, “problemas” para cuya solución el delegado pidió la
colaboración de la ciudad.
Poco más adelante, al final de la avenida Cañonero Dato [Don
Juan], la Delegación se plantea salvar la primera
intersección vial con un paso subterráneo, un “problema
menor” si se compara con la solución que habrá que adoptar
para conectar la nueva carretera con la que lleva
actualmente a Benzú.
Ahí, se plantean “cuatro alternativas”: una “superestructura
elevada” que no satisface ni a la empresa encargada del
estudio [CEMOSA y Estudio Pereda, 4] ni al delegado por su
tremendo “impacto visual”; una glorieta “de las que tanto se
utilizan ahora” que tampoco convence en un trazado que se
supone que debe ser “una vía rápida”; y dos alternativas
“bajo tierra”. La primera de ellas consistiría en deprimir
la carretera todo lo posible “sin llegar a bajar del nivel
del mar” y la segunda, la más probable, que pasaría por
reordenar todos los viales que confluyen a la altura de
Playa Benítez.
Hoy mismo comenzarán los trabajos geológicos previos para
definir en detalle la longitud del túnel que deberá
atravesar la colina sobre la que descansan Los Rosales y
alrededores. “Hay que jugar con su profundidad, sus
pendientes y con su longitud, ya que a partir de cierto
tamaño es obligatorio incluir salidas de emergencia,
dispositivos de ventilación y contra incendios...”, expuso
el delegado del Gobierno sobre el tramo más emblemático del
proyecto, que de acuerdo con los cálculos de los
especialistas transcurrirá por debajo de la superficie
“entre 300 y 350 metros aproximadamente”.
Loma Colmenar
La salida del túnel se situará a la altura de Loma Colmenar,
por donde el nuevo vial transcurrirá cerca del futuro
hospital hasta el área de Arcos Quebrados. Allí la
Delegación y la empresa encargada de perfilar los últimos
flecos del proyecto también se plantean la confluencia del
nuevo trazado con la carretera que actualmente llega hasta
el Tarajal a través de tres opciones: la consabida glorieta,
una superestructura de espacios elevados u otra depresión.
“Las alteraciones de flujo que se van a producir en ese
punto en concreto”, justificó la incertidumbre el delegado,
“como consecuencia del nuevo hospital, las mil seiscientas
viviendas que se van a construir o la nueva prisión, que
también se situará en ese entorno, generarán una serie de
tráficos inducidos que hay que analizar para concretar cuál
es la posibilidad más aconsejable”.
García Arreciado adelantó que el proyecto estará terminado a
finales de año, con lo que su licitación definitiva podría
ser una realidad antes de las elecciones generales de marzo
de 2008, tal como adelantó García Arreciado el mes pasado.
Una vez que se defina el trazado definitivo la Delegación
tendrá que elaborar la correspondiente declaración de
impacto ambiental del proyecto, trámite que no se puede
completar hasta que su recorrido esté perfectamente
delimitado para conocer el efecto ambiental que el mismo
puede causar en su entorno. Asimismo, debe quedar
especificado que las propiedades colindantes no tengan
acceso directo al nuevo vial.
Una vez que comiencen las obras, momento para el que aún no
hay fecha y sobre el que el delegado tampoco se quiso
aventurar ayer, la Administración General del Estado calcula
que se prolongarán alrededor dos años. “Sabemos que este
periodo de tiempo se hará largo para los ceutíes porque una
obra de estas características siempre genera molestias pero
es el precio que todos debemos pagar por una acción de gran
envergadura como es ésta”, explicó el mes pasado García
Arreciado.
Este proyecto fue uno de los compromisos que adoptó el
presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, durante su
visita a Ceuta en enero del año pasado. El Boletín Oficial
del Estado adjudicó por algo más de 600.000 euros los
trabajos de consultoría y asistencia técnica para redactar
el proyecto de trazado, construcción y puesta en marcha del
vial.
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