El impenitente viento del noroeste no pudo con la
magnificencia de una de las tardes más espléndidas de
nuestra Semana Santa, la marcialidad de La Legión aguardaba
estoicamente la salida de la Cruz de Guía de la Cofradía.
A la hora prevista la hermandad estaba en la calle,
centenares de devotos no se perdieron ni uno sólo de los
momentos especiales de la salida de los titulares por la
puerta principal del Santuario de Nuestra Señora de África,
miles esperaban apostados en los alrededores del lugar
previsto para el tradicional Encuentro.
La previsión meteorológica se equivocó, la amenaza de lluvia
cayó rendida ante el esplendor de la Esperanza y del
Nazareno en la calle, el Encuentro volvió a ser uno de los
episodios más emotivos de los vividos y de los que se
vivirán a lo largo de la excelente Semana Santa ceutí.
Pasos muy cortos, elegantes con la Señora, acompasado ritmo
de paso del Nazareno con la pesada Cruz a cuestas reviraba
de izquierdas por la Plaza de Africa en tanto que la
Esperanza guapa, afligida de dolor, medio extendía sus
brazos con las manos buscando cobijarle.
La Esperanza salió por González Tablas y giró hacia Plaza de
Africa tras oler directamente el mar desde la confluencia
con Paseo de las Palmeras. El Encuentro se produjo, puntual,
a las 21’15 horas. Un gentío espectacular esperaba en los
mejores sitios, aguardaba el momento del acercamiento de los
pasos, hasta rozar sus maniquetas.
Los costaleros, sin dolor, a golpe de trabajadera lograban
la magia ayudados por una masa que ovacionaba la
impresionante chicotá del Encuentro.
Unidos, pegados los pasos, los respiraderos transmitían el
esfuerzo de los de abajo. El Nazareno y la Esperanza, frente
a frente. El cornetín de órdenes del Tercio toca las notas
mágicas. Dispuestos. Los costaleros ya saben lo que tienen
que hacer. Silencio, suena la orden en forma de nota seca,
rotunda, explícita. Los pasos, al unísono se elevan al cielo
con la fuerza de los fornidos y valientes costaleros. Crujen
las trabajaderas, se incrusta la madera en la morcilla.
¿Sufre el costalero?, no, flota, la Virgen no pesa, el
Nazareno tampoco. La emoción recorre el cuerpo de todas y
cada una de las miles de personas que se concitan en el
momento más apasionado. El nudo en la garganta. Se intenta
cantar la letra de un Novio de la Muerte sentido, propio,
nuestro.
La Asociación Cultural Banda de Ceuta marcando una perfecta
sincronización con la de tambores y cornetas del Tercio,
logran un realce magnífico a tan espectacular momento. El
Nazareno (izquierda ‘alante’, derecha atrás) gira sin
prisas, pero sin pausas. Una eternidad de acordes marciales
marcan el paso.
Justo en la última nota, en el último sonido, el Nazareno
encamina Sánchez Prados. Encuentro culminado, uno más, cada
año más y mejor, cada año más gentío, la Plaza de Africa se
queda pequeña. Admiración y respeto, el Señor se dirige al
peor encuentro de la vida, la muerte.
La Esperanza, bien bella, acicalada con las manos del que
aprendió con el eterno Pepe Cerón le sigue. ¡Qué guapa está,
Miguel Angel!.
El recorrido oficial es un alarde de Cofradía en la calle.
Seriedad y bulla bien conjugada, en su justo momento, cada
cosa en su sitio. La carrera oficial por Alcalde Sánchez
Prados es una riada de personas admiradas a cada lado.
Es Martes Santo, jornada en la que la Fervorosa Cofradía y
Hermandad de Penitencia de Nuestro padre Jesús Nazareno y
Sacratísima Virgen de la Esperanza es protagonista y luce
como nunca. Después de su recorrido, la recogida espera los
últimos suspiros de emoción.
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