El colectivo ecologista Guelaya no apoya la política actual
de gestión de residuos sólidos que se lleva a cabo en la
Ciudad Autónoma de Melilla, donde REMESA gestiona la planta
incineradora desde hace años. “El coste de construcción fue
altísimo y su coste de explotación es el más alto de España.
La legislación europea estrecha cada vez más las condiciones
de explotación y emisiones contaminantes de estas
instalaciones y los ajustes que deben hacer cada vez los
hacen más caros”, indican.
Guelaya insiste en que la incineración de residuos en
Melilla “no elimina la necesidad de tener un vertedero y hay
que crear un ‘vertedero de seguridad’ para las cenizas”.
Aunque actualmente, este problema parece que se está
solucionando mediante, eso sí, su traslado a la península y
los costos que eso supone. Otro de los aspectos que hay que
tener en cuenta, según este colectivo, es la acumulación de
basuras sin tratar, ya que la planta incineradora necesita
una parada anual de 25 días. “Desincentiva cualquier
proyecto serio de reciclaje al no descender los costes de
funcionamiento de la planta e incluso aumentarlos”, ya que
se trata el 98 por ciento de las basuras generadas en
Melilla, como reflejó un informe que realizaron Ecologistas
en Acción sobre las plantas incineradoras en España.
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