La reunión de los presidentes de todas las comunidades
autónomas (CCAA) y el presidente del Gobierno, es un
acontecimiento político y social de primer orden. Pero a
nadie se le escapa que los hechos acaecidos la semana pasada
en el aeropuerto madrileño de Barajas, han supuesto una
convulsión política y mediática de primer orden.
En este sentido, se podía palpar antes del comienzo de la
III Conferencia un desdén hacia los asuntos tratados por
parte de los medios de comunicación, que centraban sus
comentarios en la relación entre Zapatero e Ibaretxe o en la
posible realización de un comunicado conjunto de condena de
la violencia entre todos los mandatarios reunidos en el
Senado de España.
El terrorismo ha demostrado, una vez más, ser la gran
preocupación de los españoles, por encima de la inmigración
o el agua, y es que el propio presidente del Gobierno, José
Luís Rodríguez Zapatero, cedió todo el protagonismo a los
violentos comenzando un encuentro de estas características
con un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas
mortales que fallecieron en la terminal cuatro, del
aeródromo de Madrid.
De hecho al finalizar la primera rueda de prensa, que
concedió Fernando Moraleda, secretario de Estado de
Comunicación, las preguntas de los periodistas se centraron
principalmente en la posición del gobierno ante el luctuoso
hecho de Barajas, obviándose en la práctica totalidad del
interrogatorio los motivos que han traído a los 19
presidentes autonómicos hasta la capital de España.
Curiosamente, esta actitud contradice las opiniones
expresadas públicamente el martes por uno de los pesos
pesados del Partido Socialista, Rodríguez Ibarra, para el
que la cumbre de ayer fue la última de una dilatada carrera
política. El extremeño aseguro en la jornada anterior a la
cumbre que cualquier referencia al atentado o a los
terroristas, supondría una publicidad o una importancia que
haría “frotarse las manos a los violentos”.
A medida que trascurría la mañana se iba confirmando que
esta tercera edición de la Conferencia de Presidentes
autonómicos se estaba convirtiendo en la pelea del patio del
colegio. Un espectáculo bochornoso, en el que se sucedían
las comparecencias de los representantes de los dos grupos
políticos mayoritarios para utilizar el tema del terrorismo
como arma arrojadiza, vaciando de esta manera de sentido un
encuentro entre los mandatarios regionales que pretendía ser
un foro de entendimiento entre los distintos territorios que
conforman España.
Después del secretario de Estado para la Comunicación le
tocó el turno al representante de las comunidades gobernadas
por el PSOE, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel
Chaves, quien en su intervención justificó la negativa del
presidente del Gobierno a no tratar la moción presentada por
los populares para que se abordase la cuestión del
terrorismo en está convocatoria. Para el presidente de los
andaluces, la citada Conferencia no es el foro en el que
tratar este tema, ya que el asunto será abordado dentro de
tres días en el Congreso de los Diputados. Además, el
representante de los socialistas calificó de ‘indecencia’ el
rumor que circulaba por el Senado, según el cual, el
presidente Zapatero, habría calificado el atentado de
Barajas como un “trágico accidente”.
Para finalizar este esperpento, el representante de las
comunidades gobernadas por el PP, el mandatario de la Rioja,
compareció ante la prensa asegurando que el presidente se
había referido al atentado de la manera mentada, aunque
luego, habría apuntillado citándolo como “trágico atentado”.
Además, Sanz afirmó sentirse agraviado por el trato recibido
por Zapatero, ya que según él, tiene en cuenta la opinión de
las comunidades autónomas cuando le interesa.
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