El pasado 31 de enero la comunidad musulmana de Ceuta
celebró la festividad de ‘Aid El Kebir’. Desde primeras
horas de la mañana los corderos caminaban por las calles de
Ceuta pero el camino sería corto. Esta fiesta que se celebra
setenta días después de la finalización del mes sagrado del
Islam, el Ramadán, se conmemora la fe de Abraham, y en ésta
no puede faltar la carne de cordero sacrificado, como se
supone que hizo el profeta después de que Alá le perdonara
la vida a su primogénito. El momento en el que se pueden
empezar los sacrificios lo marca el rezo de la mañana. No se
puede hacer antes de las 9:00 horas que es cuando el sol ya
ha salido y ha finalizado el rezo en las mezquitas. Es una
fiesta importante para los musulmanes. Lo que supone el
sacrificio de miles de animales en un solo día.
Así que cada familia musulmana ceutí, el día en el que
festeja su Pascua, ata a su animal y , si no lleva a cabo el
sacrificio en su casa, lo lleva hasta el matadero municipal
o carpa más cercana para que muera como manda la tradición
religiosa: de cara al lugar sagrado de los musulmanes, la
Meca, con un corte rápido en el cuello y desangrado. Cerca
de 7.000 animales fueron los sacrificados ayer en la Ciudad
Autónoma. El olor a carne quemada inundó la ciudad al
mediodía, momento en el que se quema el pelo para que la
carne quede limpia y lista para convertirse en alguna de las
típicas recetas como son el kersha, chahlia, shuza o del-â.
La costumbres dictan que el primer día de la Pascua se
preparen y se cocinen las visceras. La última tarea la
realizan las mujeres. Ellas también pueden degollar a los
animales aunque exclusivamente en presencia masculina. Lo
habitual en la celebración es que las mujeres cocinen la
carne del animal y los hombres den el corte para degollarlo.
Diversas son las recetas que se llevan a cabo con la carne
del cordero. El plato fuerte de la segunda jornada festiva
es el cuscús que se cocina con la cabeza del animal
sacrificado. Los hígados servirán para realizar pinchitos. Y
con la carne se pueden llegar a realizar guisos especiados
hasta de 45 formas diferentes. La fiesta también lo es para
los niños musulmanes que entre la perplejidad y costumbre de
la tradición no pierden dato del sacrificio que realizan los
mayores. El pasado día 31 todos desfilaron por sus barrios
observando los sacrificios ataviados con chilabas bordadas y
babuchas de avalorios.
El pasado año el problema de las lenguas azules hizo que los
controles sanitarios se incrementaran, medidas que han
seguido llevándose a cabo en la celebración de 2006. Como
siempre las autoridades pidieron que los sacrificios se
llevaran a cabo en el matadero municipal de la barriada de
‘Los Rosales’ y en las siete carpas instaladas en Príncipe
Felipe, Príncipe Alfonso, Ferrocarril, Recinto Sur, Pasaje
Recreo, San José y Benzú, para poder extremar las medidas de
seguridad e higiene. Además la Delegación del Gobierno
prohibió la entrada de animales de Marruecos.
A pesar de las recomendaciones, muchas familias que viven en
casas bajas prefieren que el sacrificio quede en la
intimidad del hogar y lo realizan en patios interiores. Para
ello no faltaron bolsas de plástico en los puntos oficiales
ya que el Ejecutivo local repartió más de 9.000 plásticos
para recoger los restos del sacrificio. Los matarifes
tuvieron el día de más trabajo del año y no dieron a bastos
con el cuchillo y la manguera.
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