Con fecha de caducidad. Y no voy a
hablar del actual Gobierno ni de su caótica política
inmigratoria, esa que va a dar al traste con todas sus
aspiraciones futuras. Eso si, como ferviente devota de mi
Padre San Josemaría Escrivá y en plan la maestra liendre que
de ná sabe y de tó entiende, me permito, tirando y estirando
de la virtud de la caridad, aconsejar al Ejecutivo un pelín
más de populismo. Porque populismo viene de pópulos, pueblo
y hay que tomar medidas cercanas, que a todos alcancen y
generen una aprobación colectiva. ¿Qué diga una de ellas? Ya
la he lanzado con anterioridad y gratuitamente, pese a mi
endémica escasez pecuniaria : llegan en los cayucos, se les
da la “atención humanitaria” la manta, el chandall, el
bocadillo de queso, el botellín de agua y sin más trámite
burocrático se les embarca en un buque de la Armada
custodiado por la Legión y de vuelta a Senegal, porque, los
que vienen son senegaleses y si no se determinan sus
nacionalidades por el color de los ojos. Eso si,
lógicamente, antes habrá que dar unte al presidente de ellos
en plan “ayuda al desarrollo” rezando porque al menos plante
una hectárea de mijo y el parné no sirva tan solo para
desarrollar sus cuentas en Suiza.
Ya saben y repito en lo que consiste la eufemísticamente
llamada “cooperación internacional”: en quitar los dineros a
los pobres de los países ricos y dárselo a los ricos de los
países pobres. Pero el chorreón de euros al pozo sin fondo
de los países en desarrollo que llevan décadas chupando y no
se han desarrollado ni un ápice, también tiene, como los
yogures, fecha de caducidad, porque el pueblo soberano está
más que saturado de que, los gobernantes, hagan caridades
con los dineros de los paganinis y si los Poderosos no lo
creen que convoquen un referéndum. ¿Qué a los de arriba no
les gustan los referendums? Será que son poco democráticos y
no desean que, el pueblo, sea participativo porque temen la
respuesta. Por tomar ejemplo ahí está Suiza con sus nuevas
leyes sobre la inmigración, leyes refrendadas por un setenta
por cierto de la sobresaturada e indignada ciudadanía. No
voy a hablar del Gobierno, porque me aburre el tema, pero si
del derecho de los ciudadanos a participar activamente en
todas y cada una de las decisiones que sean trascendentes
para nuestro futuro colectivo. Se impone, se exige, una
consulta popular sobre inmigración. Pero con absoluta
libertad de prensa, sin censura ni autocensura, hablando
todos de los pros y los contras con claridad meridiana y por
una puta vez, diciendo lo que todos piensan y, por culpa de
la autocensura del Pensamiento Único impuesto por la
corrección política “nadie se atreve a decir”. Una nación
donde, los ciudadanos reconocen que no se atreven a decir lo
que piensan, por miedo a consecuencias, castigos o
represalias, esa nación, tiene un sistema de mierda, donde,
las libertades, son una cursi e hipócrita entelequia.
De hecho ¿No han sido ustedes testigos directos de cómo, más
de una vez, un contertulio ha exclamado con auténtica
admiración que “Fulano dice lo que piensa”? Sorprendente.
Increíble el que “atreverse” a expresar pensamientos y
opiniones sea una auténtica hazaña digna de elogio. Evidente
la feroz censura que nos tienen impuesta, en esta especie de
, no dictadura, sino “dictablanda” de Poderosos tan
solidarios, tan tolerantes con los intolerantes, tan
humanitarios, tan de cogérsela con papel de fumar, tan de
ser la cagaíta de la paloma . Si, si ¡Ríanse de las palomas
y de sus cagadas! ¿Quién se atreve a ponerle el cascabel al
felino hijoputa que acaba de tratar de sacarnos los ojos y
decir la verdad sin ambages y con claridad? Pocos. Realmente
pocos y los que tienen poco o nada que perder. Pero, también
el Pensamiento Único impuesto, por hartazgo, irritación y
asfixia ante la falta de libertades, acabará teniendo, como
los yogures, fecha de caducidad.
Solo hay que desarrollar con contención y cautela, la virtud
de la paciencia. Ya ven, con el tema de la sucesión a la
corona y a la abolición de la Ley Sálica para que prime la
igualdad de sexos y la hija de los príncipes de Asturias
pueda en un futuro reinar, con ese tema tan de cartel
electoral y de mitin con transporte gratuito en cómodos
autobuses y bocadillo de choped para los participantes, hay
un ronroneo acallado, donde nadie es capaz de hacer
exposiciones con la tipología y la metodología de la lógica
kantiana ¿Qué como se hace eso? Bueno, es algo farragoso,
abreviaré diciendo que nadie se atreve a decir lo que le
sale de los cojones que es a lo que he venido a referirme.
Pero, es que, para modificar el texto constitucional hay que
disolver las Cortes y hacer un referéndum sobre “cambio si o
no” y si sale “cambio si” y se aplica la más estricta
legalidad, la heredera natural de la Corona por
primogenitura es Elena de Borbón, maridada con el Marichalar,
que haría muy buen papel de rey consorte porque está muy a
la última de la moda y le encantan los desfiles de alta
costura de Paris. Pero la evidencia es la evidencia. Si se
reforma la Constitución la heredera es Elena. Y hay un
peligro: el que los de Ezquerra, Julio Anguita y algunos más
comiencen a interrogarse sobre el derecho de los españoles a
decidir si queremos monarquía o república europea siglo XXI
¿Qué que dicen los izquierdosos? Pues yo lo se. Dicen que la
Monarquía nunca ha sido sometida a votación democrática sino
que la impuso el Franquillo, cuando nombró a Juan Carlos,
Príncipe de Asturias y su sucesor a título de Rey. Y claro,
algunos quieren referendums y votar. Es más votarlo “todo”
pero desde la libertad, sin autocensura periodística, sin
que los que opinan “sepan” que hay temas, que mejor, no
“meneallos” por prudencia y por puro instinto de
supervivencia. De hecho a servidora de ustedes “nadie” la
tiene que convencer de que gozamos de unas libertades muy
relativas con férreos esquemas impuestos. Y hay un ronroneo
de hartazgo ¿No lo oyen? Será por el tráfico y porque
estamos muy contaminados, intelectualmente y acuisticamente
y encima, los taxistas, llevan las radios y las emisoras a
todo volumen y como comprenderán, así ni hay calidad de vida
ni se puede vivir.
Y nosotros, que fuimos tan bravíos, parecemos afectados por
el virus de la cojonitis crónica de los europeos, donde
comienzan también a ronronear sobre el hecho de que
filósofos, músicos, cantantes, escritores, escultores,
pintores, caricaturistas y todo el que se precie de ejercer
el oficio de crear o exponer, ha de estar severamente
controlado y amenazado por las cerriles opiniones de los
fanatizados integristas. ¿Han visto en Alemania lo de la
ópera que han retirado por miedo? Y empiezan los tímidos
cacareos de los gallinas europeos, porque pocos pueblos
están dispuestos a tolerar el que, sus gobernantes, permitan
que vivan con el miedo en el cuerpo y no tomen drásticas
medidas para solucionarlo. Peligroso. Peligroso el que los
pueblos voten contra el miedo, porque sus votos serán
precisamente para el drástico que no para el temeroso
políticamente correcto y que no decide por miedo a ofender.
¿Se dan cuenta de cómo se precipitan los hechos y como se va
hartando la gente? Tal vez por eso el miedo colectivo de los
gobiernos europeos a consultas populares que no se limiten
estrictamente a las elecciones. Tienen miedo a preguntar,
porque no quieren escuchar la respuesta. Pero esto es el
principio del fin, lo decimos los neoconservadores, todo
esto tiene fecha de caducidad, como los yogures y si no la
respetas, te intoxicas.
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