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OPINIÓN - JUEVES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El Caso
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Los más jóvenes probablemente no lo habrán conocido o no lo recordarán. Muy por el contrario, para mi generación y anteriores El Caso fue un hito del llamado “periodismo negro”. ¿Qué? ¿Qué está gruñendo ese carcamal desde el rincón de la barra? ¿Qué se trataba de un periódico macabro y sangriento de ínfima calidad literaria? ¡Se calle abuelo, se tome usted su carajillo y no incordie!. Porque El Caso era mucho Caso y solo he encontrado algo equiparable en la prensa europea en el estremecedor tabloide italiano llamado “Cronaca Nera”, que yo leía con auténtica fruición y traducía en las clases de la lengua del maestro Fellini, cuyas películas en versión original fueron la simiente de mi aprendizaje y de mis afanes por dominar el italianini. ¿Qué hablado por varones es un idioma que suena muy maricón? Ustedes no mienten, pero los dialectos siciliano y sardo son menos afeminados y el veneciano es como el andaluz cultureta, pero hablado en el idioma de ellos.

Pero el asunto no va de bilingüismo, sino de los truculentos sucesos que aparecían en los años setenta y creo que hasta en los ochenta, en cada página de El Caso. Lo cierto es que existía una sola cadena y Prado del Rey atendía cutremente a toda la realidad nacional, corresponsalías las menos, no recuerdo tertulias ni tertulianos y para informarse de lo acontecido en la España profunda que no asomaba a las seiscientas veinticinco líneas del telediario, había que comprar el periódico en cuestión, que era puro sensacionalismo de aquellos tiempos y página tras página, chorreaba sangre y desgracias.

No obstante, eran desgracias menos desgraciadas que las de ahora que estamos globalizados y sobresaturados de información. Tal vez porque antaño éramos más duros y estábamos casi asilvestrados, la incultura ya se sabe que presenta como principal característica una sensibilidad primaria y distinta, poco evolucionada. Evolución, progreso, culturización ¿O es que hace tanto que se fraguó la primera ley contra la violencia de género? Hace cuatro días, tras un auténtico boom informativo sobre casos sangrantes y sangrientos de violencia de género. Hubieron de ponerse sobre la mesa a muchas mujeres muertas y huidas de sus domicilios a centros de acogida para que, ante el auténtico clamor social, el Ejecutivo reaccionara. De hecho, los programas de televisión y la opinión de los televidentes cuentan mucho a la hora de que, los Poderosos, tomen decisiones trascendentales. Siempre se ha dicho que, el noviazgo entre el Príncipe y la modelucha de supermercado noruega Eva Sannun, se lo cargaron las marujas en las tertulias televisivas donde, Ana Rosa les preguntaba si les gustaba la tiparraca y el mujerío aullaba un ¡Nooo…!. De ahí que Felipe, la segunda vez que ennovió, lo hizo con el anuncio oficial del compromiso, sin dar tiempo a que se comenzara a crear y a expresar opinión. ¿?.

De los sucesos más trágicos nos enteramos ahora, en un diferido casi directo, por todos los canales de televisión, existe una revista del género pero no es gran cosa ni resulta divulgativa, expresa hechos de los que ya nos hemos enterado con anterioridad. Porque los sucesos televisados incluyen opiniones y comentarios, entrevistas en los lugares más calientes, imágenes de los fallecidos, si se tiene suerte detención del autor o autores, traslado a los juzgados e imágenes del exterior de las cárceles donde penarán sus delitos.

De los dramas patrios nos informábamos en su día, malamente por los pocos periódicos y más ampliamente por El Caso, aunque, en aquellos tiempos de revolución cultural, no estaba bien visto el releer un periódico tan morboso, sino estudiar a Herman Hesse y saberse al dedillo “El lobo estepario” . una bella deshidratación cultural la de los años setenta, donde, de la trastienda, los libreros, que eran toda una institución, sacaban los libros prohibidos por la censura y no los despachaban ni vendían, sino que parecían dispensarlo como si ellos se trataran de boticarios del conocimiento sirviendo fórmulas magistrales en papel.

Hablo de sucesos y de su tratamiento informativo impelida por la conmoción reinante en Ceuta tras el atroz asesinato de la pequeña Suhaila y como han volado los corresponsales de todas las televisiones, que anteriormente habían bebido de las páginas de este periódico, El Pueblo de Ceuta, para ofrecer en vivo y en directo cuanto aconteciera. Las palabras rotundas de la hermana de la niña, una mujer brava y sensata que parece tener las ideas muy claras, aunar en ella el pensamiento de todas las mujeres y expresarlo con raza y con sentido. Y se seguirá informando y el tema será noticia, porque el público lo pide y a todos interesan las vicisitudes de una historia que, no comprendo el por que, ha sido declarada “secreto de sumario” cuando, para enterarse de detalles y de la magnífica labor forense, basta con asomarse a internet o a las televisiones. Secreto contraproducente, porque el pueblo, en este tipo de hechos terribles, pide claridad y merece claridad, no rumorología ni pinceladas de crónicas de El Caso, sino declaraciones en directo del fiscal y todo aquello que contribuya a paliar los ánimos, porque, de lo contrario, el linchamiento mediático del asunto está garantizado y el oscurantismo y la falta de transparencia, disparan las versiones contradictorias en las que se pasa en pocos segundos de la irritación y la furia a la calma. Y la coletilla “Mientras prosiguen las investigaciones” Está tan sobada que se ha abaratado y me parece que aquí, pocos teléfonos hay pinchados y pocas cuentas bancarias vigiladas, los hechos son los hechos y sus resultados, han aunado sensibilidades y espíritus, sin diferencias de tipo alguno.

En la era de la globalización informativa, el pueblo tiene derecho a enterarse de todo de primera mano y sin versiones de tertulias que deforman la realidad y que, hablando, como se habla, por hablar, todo acaba desvirtuándose, En los tiempos de El Caso, las noticias eran escasas y las versionaba un solo individuo, ahora la avalancha informativa empacha y a veces confunde, porque cada cual suelta su parecer ante una misma historia.

Creo que hay que ser transparentes con el tratamiento de los sucesos que espantan y conmocionan, que producen un shock colectivo, que mueven y remueven conciencias y plasmar sin miedo a la incorrección política, el sentir auténtico de cada protagonista, respetando el lugar de una de las víctimas dolientes en esta historia estremecedora, que es el pueblo de Ceuta y que son sus ciudadanos, colectivamente aunados en sentimientos a la familia de la niña asesinada. ¿Qué como hubiera enfocado El Caso esta tragedia? Pues como eran los antiguos periodistas sin informatizar, con lápiz y libreta y el pulso tembloroso por el impacto de la tragedia y, sin remontarnos a tiempos mucho más pretéritos, todo ello a la sombra del fusilamiento o del garrote vil, que escribir acechados por esas sombras era hacer malabarismos periodísticos.

En los tiempos de El Caso, me refiero a los tiempos primeros, las leyes eran distintas, menos garantistas y más crueles, infinitamente disuasorias y sin terapias de reinserción social, sino aplicación de la Ley de Peligrosidad. La triste historia de Suhaila conmociona hoy, como hubiera conmocionado entonces solo que hoy se reacciona pidiendo contención y entonces se reaccionaba con brutalidad. El Caso, las tertulias televisadas, las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre…¡Que verdad es que, la muerte, siempre hiela el corazón!.
 

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