Sabemos del especial interés que
este dramático caso ha suscitado, como no puede ser de otro
modo, tanto en sede judicial como en sede policial.
El autor de los hechos, así como quien pudiera estar
relacionado por acción y omisión deben pasar por el torno de
la Justicia, someterse a los designios de la Ley de
Enjuiciamiento Penal y el que, por cualquier causa,
estuviera implicado directa o indirectamente, que sea
enviado a prisión.
Se ha decretado el secreto de sumario, lo que implica que Su
Señoría ha estimado que esta causa debe contar con una
especial dedicación y lejos del conocimiento público de las
actuaciones que se practiquen.
Pero el secreto del sumario implica la necesaria aptitud
profesional de cuantos participan directamente en la causa
abierta, aunque no evitará que los medios de comunicación
informen puntualmente de en qué momento se halle el
desarrollo de la investigación y del proceso judicial
abierto sin entrar en los pormenores del sumario por ser
este, evidentemente, secreto.
No obstante y entendiendo que la Justicia debe hacer su
valiosa labor, sobre todo, en el proceso primigenio de la
instrucción antes de su pase a los juzgados de los Penal,
desearemos que en esta fase judicial se pueda esclarecer no
sólo la reafirmación del nombre del autor material del
crimen, sino de encontrar las múltiples respuestas que sólo
una buena acción investigadora y una adecuada instrucción
del caso puede aportar.
La memoria de una pequeña de siete años indefensa y sola,
tristemente sola, ante la maldad humana en un aciago día de
su ahora malograda vida, debe servir de acicate para un
mayor empeño profesional ante un caso único e histórico de
la crónica más negra de Ceuta.
Descansa en paz, Suhaila.
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