Los recuerdos más bellos y
entrañables de mi madurez van inexorablemente unidos a la
figura de ese hijo mayor o hermano pequeño, Gabriel Pineda
de las Infantas, el más leal cómplice de mis sueños, el
apoyo inquebrantable e incondicional en los buenos y malos
momentos, que de todo hubo en los años vividos y en las
aventuras conjuntamente emprendidas.
Juntos conocimos a fondo Portugal, no en plan turista, sino
por trabajo, pateándonos cárceles y colegueando con abogados
portugueses que, en general, hablaban aceptablemente el
español , casi como segunda lengua aunque ellos decían
hablar “portañol”, es decir, un melodioso mix entre el
idioma del fado y el de la copla del maestro Quintero.
Portugal nos enamoró y siento que, precisamente ahora,
cuando mi hijo querido está en la Luz, aparezca la encuesta
sorprendente y halagadora por la que, un 30% de los
portugueses ansían la unión con nuestra Patria, para que, la
piel de toro, tan racial y tan genuina, conforme, como
antaño conformó, un solo país: Iberia.
¿Y como habrá sentado el sondeo a nivel gubernamental? Lo
ignoro. Será porque, los aupados por el voto de la cagalera
pos 11M, me consta que pasan de conceptos tales como Patria
o Unidad. A la vista está y no soy ninguna fabuladora que
tergiverse interesadamente la realidad, al revés, los
neoconservadores, tanto norteamericanos como españoles,
presumimos de una visión lúcida y nada amañada de los que
acontece. Las cosas son como son y las interpretaciones
interesadas no pueden falsear lo que es real, evidente y
resultado de un análisis con factores auténticos.
Así, mientras los socialistas apañan un Estatuto Catalán con
el término “nación” como peladilla azucarada para los
nacionalistas independentistas y en el País Vasco ya se
habla con toda normalidad de un referéndum para la
autodeterminación y la independencia, los portugueses, con
una idea amplia del concepto Europa Unida quieren, en su
tercera parte, que aunemos nuestros destinos. Y actualmente
no somos en modo alguno, por la trayectoria dislocada y
disparatada impuesta desde arriba, ejemplo de nada y menos
aún de unidad entre los españoles. La indivisibilidad de
España suena ya a quimera, ante la muda irritación de
millones de españoles que tenemos que observar estupefactos
como represalian con dureza a quienes osan aludir al célebre
“artículo proscrito” de nuestra Constitución: El que se
refiere al papel del Ejército como garante de la unidad y de
la integridad de España. Ese artículo ¡malaya sea! Existe.
Pero “nadie” puede verbalizarlo, so pena de ser arrestado de
inmediato y sometido al deshonor, precisamente por tener
honor y presumir de constitucionalismo. Desde el prisma de
los neoconservadores, admiradores en general del Ministro
del Interior francés Nicolas Sarkozy, que acaba de poner a
caldo a los jueces galos, la libertad de expresión y de
opinión no existen en España, hay tibias tentativas, según
de que se trate, del tema a que se haga referencia y la
autocensura estrictamente impuesta a quien se atreva con Lo
Más Alto, satélites, adyacentes y parentelas.
Nada de libertad de prensa a la inglesa, impensable en estos
lares. Y no obstante los muchos problemas que acarreamos en
esta Nación de naciones, nacionalidades históricas y
realidades nacionales, los portugueses nos quieren. Tal vez
porque, en ellos, prima infinitamente más el recuerdo de
quienes fuimos que el de, como nos obligan a ser. Y porque,
a los hablantes del portañol, les consta la capacidad innata
de recuperación de nuestro pueblo y han presenciado como
hemos vivido etapas siniestras en nuestra Historia, las
hemos encajado y superado y cada mal trago nos ha servido de
oportunidad de aprendizaje y experiencia evolutiva. De
hecho, creo que si fuimos capaces de superar el horror
sangriento de la II República , los GAL y las corruptelas
socialistas, somos capaces de ajustarnos los machos y salir
de esta dura experiencia de debilidad y desintegración que
estamos padeciendo con los cojones intactos, tras rescatar
nuestra testiculina, que es canela fina, de los cuarteles de
invierno.
Iberia. Tan solo el nombre hace que se me pongan los pelos
como escarpias de pura emoción. Digo unidad y parece que
estoy recitando el poema “Yo te canto libertad” ya saben..
“Escribo tu nombre, en las paredes de mi ciudad…” Y me
apetece meterme a graffitera y pintar en los autobuses
“Iberia: Unidad” y hacer tunning, pero no poniendo alerones
de aire calorro macarra y equipos de música con neones en el
coche de mi chiquitillo, sino tunear Estatutos separatistas
y desintegradores y tunearle las caras a hostias a los
políticos nacionalistas y a los “Lendakaris” “Presidents” y
Chupapollaskaris”. ¿Qué dicen? ¿Qué eso no es ser
dialogantes? Yerran, obtusillos míos, yo lo que haría
tuneando a trompazos serían expresiones artísticas populares
en plan “Lleva el arte a los parlamentos autónomos que los
de allí se van a jiñar” Todo muy cultureta y muy de
expresión de la realidad autóctona hispanorrifeña.Lo siento
soy de esa leche y tengo esa crianza ¡A mi Caudillo
Abdelkrim le iban a mamonear Lendakaris, Presidents y
Chupapollaskaris!.
Además, los mandamases autonómicos, me consta que no se
mosquearían, sino que asumirían el tema como riesgos de la
profesión, al tiempo que seguirían relamiéndose al pensar en
las multimillonarias pensiones vitalicias que se han
apañado, para burla y escarnio de los españolitos que
tenemos que estar cotizando veinticinco años y currando como
bestias para acceder a una pensionzucha . ¿Qué murmuran?
¿Qué eso de las pensiones vitalicias por ocupar un cargo
público debe ser una invención de los quintacolumnistas y
los conspiranoicos sin más fin que desacreditar y dejar como
a golfos trincones al politiquerío? Vale. Pues que salgan en
el parlamento y rectifiquen y digan que s mentira y que, un
Gobierno honrado no va a permitir que, unos tipos, por haber
ejercido unos años la función pública, tengan derecho a
retiros dorados de por vida mientras que, en nuestras
ciudades, los pensionistas llamados “pobres del veintiséis”
porque la última semana de cada mes no les alcanza para
comer, mendigan por las calles, avergonzados y consternados
y hacen que, los paganinis, tengamos clara constancia de que
estamos gobernados por malas personas.
No por mejores o peores políticos, sino por personas,
sencillamente malas e inhumanas. ¿Qué no son malos porque
mandan espuertas de dinero a Palestina para que Hamás compre
armas y al Líbano para que se reconstruya ¿ Natural, hacer
caridad con los dineros de los pobres españoles para
regalárselo a los ricos de los países pobres viste mucho y
aumenta la autoestima de los acomplejados mediocres que
dicen dirigir nuestros destinos.
Pura mierda. Y con todo y con eso, los portugueses , un
tercio de la población, confía en nosotros y en nuestra
innata capacidad de curarnos las heridas a lametones,
generar anticuerpos en las urnas y sanar. Iberia. Suena
bello y antiguo. Suena a tradición, a unir lo que nunca
debió separarse, a sueño atlántico a habanera de Cádiz “Viva
Sevilla y los barcos que vienen de las Antillas…Viva Triana
y los barcos que vienen y los barcos que vienen desde la
Habana…”. Bendito nombre de Iberia donde, al idioma nacido
en Santa Domingo de Silos se le une el que reza, canta y
piensa en portañol.
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