Los vecinos de Las Caracolas, en la barriada del Príncipe,
apenas podían creer lo sucedido ayer por la tarde en el
interior del edificio número cinco. Arremolinados en torno a
la puerta de entrada pedían justicia y que se encontraba al
autor de semejante barbarie. Una niña de ocho años acababa
de ser degollada en el interior de una de las casas por
individuo que, según las primeras investigaciones, podría
tratarse del compañero sentimental de la madre de la
pequeña.
Sobre las cinco y cuarto de la tarde, la Policía Nacional
recibía una llamada de un vecino de Las Caracolas que
alertaba sobre un incidente en una de las viviendas
prefabricadas del barrio. Dos agentes se acercaban hasta el
lugar de los hechos y, ante la situación, decidían entrar en
el interior de la casa. El policía tuvo que trepar una
altura de tres metros y medio, ayudado por los vecinos
aunque pudo sujetarse a una cortina que pendía de la puerta
de acceso a la cocina. La visión del agente fue
espeluznante: tendido en el suelo, y en medio de un charco
de sangre, se encontraba el cadáver de una niña que, con
toda probabilidad, ya estaba muerta. A partir de ese
momento, la Policía organizó un dispositivo de seguridad
para determinar las causas de lo ocurrido.
Sola en casa
La pequeña de ocho años se encontraba en el interior de la
vivienda, mientras su madre, con la que vivía en el número
cinco de Las Caracolas, realizaba las compras propias para
la celebración del Ramadán, que comienza hoy, en una
localidad próxima de Marruecos. Los vecinos comentan que lo
extraño de que la pequeña se quedara sola en su casa: su
madre siempre la dejaba al cargo de alguna conocida y, de
hacerlo, le pedía que no abriera la puerta a nadie bajo
ningún concepto. Por eso las investigaciones se dirigen
hacia el entorno próximo a la pequeña: una persona que
resultara conocida para ella, motivo que le hizo confiarse y
dejar que el presunto autor del asesinato accediera al
interior. Este habría entrado por la parte trasera del
edificio, para evitar ser visto en demasía por los vecinos.
Al parecer, habría embaucado a la pequeña para que le
arrojara una cortina con la que trepar hasta la vivienda. A
partir de ese momento, los hechos se desarrollaron con mucha
rapidez: el hombre no debió tardar mucho tiempo en degollar
a la niña con un cuchillo, dejarla postrada en el suelo de
la cocina y salir huyendo por el mismo sitio por el que
entró.
Visto
La casualidad quiso que un vecino próximo apreciara la
precipitada salida y las manchas de sangre que impregnaron
las ropas del presunto asesino. Este vecino intentó dar
alcance al individuo, al igual que otros jóvenes de Las
Caracolas, pero según los primeros testimonios el autor
“parecía un cohete” y desapareció por las calles anexas.
Es entonces cuando intervino la Policía Nacional, con
distintas unidades, entre ellas la Policía Científica que, a
última hora de la noche, dejaba la vivienda donde se
produjeron los hechos, tras haber recaudado las pruebas
necesarios. Durante la noche de ayer, una patrulla del
cuerpo nacional ha custodiado la zona para evitar que nadie
entrase en la casa. También acudió al lugar de los hechos
varios agentes de la Policía Local que prestaron apoyo al
dispositivo inicial.
Autor de los hechos
Todo parece indicar que el presunto autor de los hechos es
el compañero sentimental de la madre de la pequeña, de
nacionalidad marroquí, aunque de momento, no ha trascendido
ningún dato de la investigación policial. La madre, separada
y con dos hijas (la mayor de ellas, casada) podría haber
mantenido algún tipo de relación con el individuo, según
apuntan los vecinos de la zona, que hablan de “venganza”
tras una posible ruptura de pareja. La progenitora, que no
se enteró de lo sucedido hasta volver de Marruecos, fue
conducida desde la frontera hasta el hospital de la ciudad
en estado de shock. El cadáver de la pequeña fue también
trasladado por los servicios sanitarios hasta el tanatorio
local. El vecindario de Las Caracolas no podía dar crédito a
lo sucedido. Ni tampoco el tío materno de la pequeña, que
llegaba al número cinco, y rompía a llorar
desconsoladamente. La Ciudad Autónoma ha condenado lo
sucedido y ha suspendido los actos de inauguración con
motivo del Ramadán.
|