Nos vamos hoy a sumar a las
protestas y conflictos contra las navieras producidos días
pasados por los residentes en Ceuta que volvían a nuestra
Ciudad, unos por razones familiares, otros por cuestiones
profesionales y, los menos, por el mero hecho de darse el
garbeo, y que se encontraron con la sorpresa de que, aun
siendo portadores de billetes al efecto tuvieron que
proveerse de un nuevo ticket para poder acogerse al
intercambio ya que se consideraba el de ida y vuelta con la
rebaja del diez por ciento como una promoción de cada
compañía.
Y no tenemos más remedio que preguntarnos: ¿pueden
modificarse las condiciones de un contrato pactado (quiérase
o no la adquisición del billete supone el compromiso por
ambas partes de respetar las que se establecen en el mismo)
en algunos casos, con una anticipación de meses sin la
oportuna norma que avale tal modificación?. Pues si señor,
las empresas navieras han decidido, por una parte, no
considerar el derecho ya adquirido y, por otro (dicen que
las costumbres se hacen leyes) no respetar una costumbre
inveterada, de la que venimos haciendo uso todos los
ceutíes, en unos servicios que pueden ser considerados de
primera necesidad y que con el intercambio de billetes entre
Compañías se facilitaba el traslado y evitaban molestias a
los usuarios, en definitiva clientes que permiten con sus
aportaciones económicas el mantenimiento de las navieras.
Estamos de acuerdo, por otro lado, que la libre competencia
es la mayor garantía para poder escoger lo que mejor se
adecue a nuestros gustos y necesidades y obtengamos la mas
beneficiosa relación calidad-precio en cada momento, pero no
conocemos, desde los tiempos de implantación de Isnasa, una
sola compañía que haya procurado el abaratamiento del
billete y sí, en cambio, como el caso que nos ocupa, que se
pongan de acuerdo (Acciona y Euroferrys por ahora) para
incrementar en un euro y medio mas el billete por trayecto y
que, al desaparecer la rebaja del diez por ciento que se
tenia establecida como promoción por cada compañía, se
incremente, calculado a grosso modo, en unas mil doscientas
de las antiguas pesetas sin que esté justificado, por otro
lado, con el “socorrido” aumento de los precios de los
carburantes que dicho sea de paso han sufrido una
disminución últimamente. Y lo más lamentable, los trastornos
que se ocasionan a los viajeros. ¡Ah! ¿cuando se averíe un
barco y se suspendan servicios de los mismos, se le ocurrirá
a las compañías compensar económicamente el perjuicio
irrogado al viajero?.
El ceutí está acostumbrado a estos excesos (no queremos
llamarlos desmanes) y soporta estoicamente los ataques a sus
necesidades y economías aunque, llegado el caso como el
referido de Algeciras hace días y aun rebelándose por exigir
sus derechos, no les son atendidos ni respetados. Sería
conveniente, entonces, que por parte de las autoridades
tanto locales como gubernativas, se tome baza en el asunto
y, de una vez por todas, se fijen unas normas dentro de la
libre competencia (ya se ha llevado a cabo para la Operación
Paso del Estrecho 2006), que respeten las condiciones mas
beneficiosas de los ciudadanos que, por imperativos de
nuestro carácter de residentes extra-peninsulares, nos vemos
obligados a hacer uso de estos servicios marítimos como
único medio de locomoción en los desplazamientos a la
península.
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