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OPINIÓN - MARTES, 19 DE septiembre DE 2006

 

OPINIÓN / AL SUR DEL SUR

Campañas de descrédito
 


Juan Carlos Trujillo Muñoz
juancarlostrujillo@elpueblodeceuta.com

 

Los ciudadanos de Ceuta nos hemos habituados a leer en determinados medios de comunicación locales continuas campañas de desprestigio dirigidas hacia determinados dirigentes políticos y en particular, contra miembros del Gobierno de Juan Vivas, por ello, dichas maniobras apuntan directamente a cercenar la credibilidad y capacidad del propio Presidente.

Desde estos medios, los verdaderos poderes fácticos, utilizan sus amplios recursos para manipular informaciones, incitar a la crítica e incluso al insulto, a través de cartas al director y columnas de opinión, propagan testimonios inciertos con el único objetivo de desprestigiar laboral y humanamente a su adversario. Los ciudadanos deberían examinar y reflexionar, posteriormente extrayendo sus propias conclusiones.

También, las formaciones políticas integran afiliados que no dudan en utilizar estos instrumentos para desbancar a compañeros con una mayor capacitación y dedicación. Cuestión que provoca excluir de los órganos directivos y de las listas electorales a personas cualificadas que desarrollarían un extraordinario trabajo.

No obstante, esto no solo ocurre en política, en empresas públicas y privadas también se promueven estas campañas dirigidas a desacreditar a compañeros preparados con el único objetivo de superarlos profesionalmente. Tácticas que, en estos ambientes, superan en maldad a las anteriores esgrimiendo incluso, argumentos relacionados con el entorno familiar y con las relaciones personales. Individuos reconocidos y que, en todo momento y situación política, ocupan los puestos de responsabilidad por designación directa.

En todos los casos, podríamos evitar premiar la inmoralidad de la acción simplemente, examinando los hechos, conociendo a los individuos, contrastando las informaciones recibidas y careando a acusadores y acusados. El resultado sería absolutamente satisfactorio para los dirigentes políticos y empresariales pues siempre promocionarían los mejores.

En definitiva, si queremos una sociedad más justa, donde promocionen aquellos que demuestran su capacidad de trabajo y por tanto, conseguir los mejores resultados en cada ámbito, deberíamos excluir de empresas y formaciones políticas a todos aquellos que utilizan los rumores y las informaciones malintencionadas.
 

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