Los ciudadanos de Ceuta nos hemos
habituados a leer en determinados medios de comunicación
locales continuas campañas de desprestigio dirigidas hacia
determinados dirigentes políticos y en particular, contra
miembros del Gobierno de Juan Vivas, por ello, dichas
maniobras apuntan directamente a cercenar la credibilidad y
capacidad del propio Presidente.
Desde estos medios, los verdaderos poderes fácticos,
utilizan sus amplios recursos para manipular informaciones,
incitar a la crítica e incluso al insulto, a través de
cartas al director y columnas de opinión, propagan
testimonios inciertos con el único objetivo de desprestigiar
laboral y humanamente a su adversario. Los ciudadanos
deberían examinar y reflexionar, posteriormente extrayendo
sus propias conclusiones.
También, las formaciones políticas integran afiliados que no
dudan en utilizar estos instrumentos para desbancar a
compañeros con una mayor capacitación y dedicación. Cuestión
que provoca excluir de los órganos directivos y de las
listas electorales a personas cualificadas que
desarrollarían un extraordinario trabajo.
No obstante, esto no solo ocurre en política, en empresas
públicas y privadas también se promueven estas campañas
dirigidas a desacreditar a compañeros preparados con el
único objetivo de superarlos profesionalmente. Tácticas que,
en estos ambientes, superan en maldad a las anteriores
esgrimiendo incluso, argumentos relacionados con el entorno
familiar y con las relaciones personales. Individuos
reconocidos y que, en todo momento y situación política,
ocupan los puestos de responsabilidad por designación
directa.
En todos los casos, podríamos evitar premiar la inmoralidad
de la acción simplemente, examinando los hechos, conociendo
a los individuos, contrastando las informaciones recibidas y
careando a acusadores y acusados. El resultado sería
absolutamente satisfactorio para los dirigentes políticos y
empresariales pues siempre promocionarían los mejores.
En definitiva, si queremos una sociedad más justa, donde
promocionen aquellos que demuestran su capacidad de trabajo
y por tanto, conseguir los mejores resultados en cada
ámbito, deberíamos excluir de empresas y formaciones
políticas a todos aquellos que utilizan los rumores y las
informaciones malintencionadas.
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