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SOCIEDAD - LUNES, 18 DE SEPTIEMBRE DE 2006


restaurante. j.armuña.

reportaje / ley antitabaco
 

Café con humos

Los restaurantes, en su mayoría, prohíben fumar. Las cafeterías lo permiten, aún superando los 100 metros
 

CEUTA
Laura Fernández
laurafernandez@elpueblodeceuta.com

“Denuncie verbalmente. Hágalo después por escrito en el libro de reclamaciones del local de hostelería que, midiendo más de cien metros, permita fumar en sus instalaciones sin tenerlas dividas previamente. Proteste formalmente ante el departamento de Salud y Consumo de su Comunidad Autónoma y, por último, redacte una carta formal al Ministerio de Sanidad y Consumo si no ha tenido respuesta a su denuncia en el plazo de dos meses”. Éstos son los consejos que el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) propone a la ciudadanía en su lucha por erradicar los humos en bares y cafeterías.

Sin embargo y, a pesar de la entrada en vigor de la manida Ley Antitabaco de diciembre de 2005, no parece que los locales de la Ciudad Autónoma se hayan puesto las pilas. Según el texto publicado en el BOE, se prohibe fumar aunque se pueden habilitar zonas de fumadores en “bares, restaurantes y demás establecimientos de restauración cerrados, con una superficie útil destinada a clientes o visitantes igual o superior a cien metros cuadrados”. De no habilitarse, el local pasa automáticamente a ser un ‘espacio sin humo’.

¿Cruzada contra el tabaco? ¿Publicidad de las farmacéuticas que desean vender parches y chicles con nicotina? Lo cierto es que críticas no faltan y tampoco asociaciones como ‘Prohibido prohibir’ que se han lanzado a la calle de muchas comunidades autónomas para protestar por esta ley. El plazo para hacer las obras, cuyo coste ronda entre los 6.000 y los 12.000 euros, finalizó el primero de septiembre. No obstante, y ante la evidencia de que casi nadie había habilitado los locales, la consejería de Sanidad se reunió con los empresarios para poner sobre el tapete las obligaciones de los gerentes. “Nos dijeron que nos diéramos prisa, que estamos fuera de plazo”, confesó el jefe de un establecimiento.

Así, en el recorrido por los diferentes bares, restaurantes y pubs ceutíes cuya superficie supera los cien metros, el consumidor puede apreciar que la ley no se cumple. Según los informes elaborados por el CNPT, en España sólo el 25 por ciento de los locales lo cumplen. En Ceuta, las circunstancias varían dependiendo de cada tipo de bar.

En principio, se hallan los pubs o pequeñas discotecas que se encuentran ubicadas en el poblado marinero. Por el día suelen estar semi vacías, sin embargo, la noche atrae a miles de jóvenes que disfrutan de una copa y un cigarrillo en compañía de sus amigos.

Algunos trabajadores de estos establecimientos asegura que “es imposible” prohibir a la gente que fume. Algunos gerentes incluso ignoran la ley y han convertido su local en un espacio para fumadores a pesar de superar los metros establecidos. En otras de estas cafeterías no hay advertencias en las puertas. Significa, nos advierten, que “se puede fumar sin problema”.

Las franquicias y restaurantes de comida rápida de la ciudad tampoco han hecho obras pero en sus locales está prohibido fumar. El director de un conocido restaurante ceutí, que también ha optado por prohibir a sus clientes encender un cigarrillo, comenta que, si bien “esto no nos produce grandes pérdidas”, sí “puede notarse al final del año”. No obstante, en este tipo de restaurantes, “la gente viene, come y se marcha” por lo que el fumador puede esperar con más facilidad. No obstante, cuando se trata de bodas, bautizos o comuniones, como el local está “cerrado” al público, “se puede fumar”.

El sector que más se está resintiendo es el de las cafeterías. El desayuno matutino, especialmente el de muchas mujeres que acuden en compañía de otras amigas, se convierte en un suplicio si no puede estar acompañado de un cigarrillo. Algo que está provocando “grandísimas” pérdidas al jefe de una inmensa -más de 140 metros cuadrados- cafetería del centro de la ciudad.

En su local está prohibido fumar “hasta que hagamos las obras”. Y es que, aunque cuenta con unos avanzados sistemas de ventilación, esto no serviría en caso de que llegase una inspección: “No han empezado -subraya- pero pueden venir mañana”.

Y, aunque sabe que casi nadie está cumpliendo la normativa, él no desea arriesgarse. Por este motivo, cada día pierde a decenas de clientes que le dicen desde la puerta: “Si no puedo fumar no entro”. Dos calles más arriba, otra cafetería no menos conocida de similar superficie sí permite fumar en su interior. Algunas fuentes nos comentan que, si hubiese una inspección, “siempre pueden decir que no sabían lo que medía su bar”.

En contrapartida a una situación que parece crear muchos quebraderos de cabeza a hosteleros y clientes, hay un sector que ya tiene todas las obras iniciadas, a falta de la última cristalera: los bingos. Trabajadores de estos locales, acostumbrados a una normativa más férrea, informan que prefirieron hacer las obras para evitar problemas ulteriores. Sin embargo, el mayor inconveniente lo tienen con sus clientes. La ley obliga a destinar el 70 por ciento de la superficie a los no fumadores y el restante 30 por ciento para los que decidan fumar. Esto hace, según un empleado, que “se hacinen” casi todos los clientes en el reducido espacio para los fumadores. “De hecho, a veces incluso se turnan”, informa.

El público de los bingos es una clientela fumadora, en su mayoría, por lo que algunas personas, cuando no logran custodiar una mesa en el área privilegiada, “se sientan en la linea divisoria y ponen la mano del cigarrillo en la zona permitida”, broma. Y es que la nueva ley ha sacado, aún más, la picaresca que todo español guarda en su memoria. La ley se está convirtiendo en un “cachondeo” como el carné por puntos, según una trabajadora. “Aquí nos conocemos todos”, insiste, “tus amigos no te multan”. Los precavidos, sin embargo, están arriesgando su economía por cumplir una ley que el vecino ignora.
 

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