Nos ha llegado a través del
conducto elegido por el interesado, que así lo requirió, una
“crítica sin acritud” por nuestro artículo de días pasados
“Ceuta, una Ciudad de muchas Fiestas”, crítica que viene del
Viceconsejero de Festejos García Bernardo ya que al parecer
no le ha gustado el que refiriéramos que son demasiadas las
festividades que se celebran en la Ciudad cuando existen
otras necesidades perentorias que cumplir.
No estaba en nuestro ánimo, y así se puede demostrar con
solo leer nuevamente nuestra colaboración, menospreciar o
criticar negativamente la labor que viene realizando el
Viceconsejero que, dicho sea de paso, es fiel cumplidor y
colaborador de las tareas que le son encomendadas y que,
aparte de las inversiones económicas que conlleven, realiza
su labor con el mejor ánimo de ofrecer a los ciudadanos unos
servicios de ocio y diversión, religiosos o paganos que,
también es justo reconocerlo, así lo demandan.
Y puestos a reconocer (como pueden ver no nos afecta para
nada su crítica sino, antes al contrario, nos induce a
reconocer y poner de relieve las excelentes cualidades que
le adornan) vendrán conmigo en que el Viceconsejero es un
ceutí de recio abolengo que cuando en su día decida o
decidan quienes deben contar con su colaboración, por los
motivos que sean, dejar la cosa política, se encontrará con
los mismos amigos de siempre y no llevará a cabo el conocido
“corte de mangas” (que se oía desde el Muelle hasta detrás
del Monte Hacho) de despedida con que nos obsequiaban los
soldados de reemplazo en la borda del trasbordador cuando
“agradecían” la obligada estancia entre nosotros durante su
servicio militar.
Currante donde los haya, afable y atento a todas las
sugerencias, conocedor de la idiosincrasia de los ciudadanos
ceutíes, es la persona más indicada para llevar a cabo la
responsabilidad que se le ha asignado.
Con otra cualidad, que hoy en día es muy difícil de
mantener, su permanencia en un solo partido desde que se
inició en esto de la política, sabiendo que poco fruto iba a
recoger de su presencia activa en la misma.
Juan Carlos es conocido nuestro desde hace muchísimos años,
con el que nunca hemos tenido intimidad, pero si un respeto
mutuo que nos ha hecho reconocer su desmedido afán de
servicio por los demás y su dedicación sin límites a la
causa por la que ha decidido participar en cuestión tan
difícil como es la política.
Que sepa, por último que, “sin acritud”, aceptamos su
crítica de buen grado, que para eso estamos, y le deseamos
que siga cosechando éxitos al frente de la Viceconsejería
para la que ha sido designado. El tema “Ceuta, una Ciudad de
muchas fiestas”, aun cuando entra dentro de su parcela, no
va con él y así se lo ponemos de manifiesto.
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