Cuando aún resuenan las campanadas
neoyorkinas que tañeron por las víctimas del 11S y la parte
de Occidente que no se encuentra apollardá y cautiva de sus
complejos, tiene bien claro el pelaje y la ralea de sus
enemigos, que es decir de nuestros enemigos, sirva la
entrada del articulejo de esta humilde escribidora, de
sincero homenaje a los bomberos de Nueva York, a su policía
y al ex alcalde Giuliani, ese hombre de Dios y de cojones.
Será que, en la era de la bajada de pantalones, cualquier
muestra de heroicidad alcanza y conmueve y los europeos,
estamos muy poco acostumbrados a los héroes. De hecho, hoy
Europa no es alemana, porque miles de muchachotes
americanos, con un par de pelotas, desembarcaron en
Normandía y dejaron sus vidas en aquellas arenas para
liberarnos del nazismo. ¿Qué dicen? ¿Qué si cabe la
posibilidad histórica de una segunda Normandía? No sabría
contestarles. De verdad que no lo se. Me inquieta y me
angustia, pero lo ignoro.
Lo que no ignoro es la diferencia entre héroes y villanos,
ni entre el valor y la perversidad, ni entre el valor y la
cobardía. ¿Una muestra de unos héroes siglo XXI? La relato
con orgullo, en forma de la soberana paliza que, los
hermanos Mañas, propinaron al hijoputa de su progenitor que
acababa de acuchillar a la madre, como sangriento colofón a
diez años de palizas y de malos tratos.
Capujana gloriosa propinada en plena calle, a puñetazos y
patadas que llevaron directamente al de la tentativa de
asesinato a la UCI, ante el aplauso general del pueblo
español, que premia siempre la hombría y la gallardía y ese
racial tomarse la justicia por su mano que siempre produce
resultados infinitamente más persuasivos que la lecturita de
derechos. Los hermanos, de diecisiete y veinticinco años,
salieron de Comisaría sin ser puestos a disposición judicial
¡Ole, ole y ole! Y los maderos, que son sangre de nuestra
sangre y a quienes debemos que nuestro flujo sanguíneo no
remoje las aceras, porque son ellos y no las leyes, el
primer dique de contención ante la delincuencia violenta que
nos golpea, los maderos les pusieron en libertad “Y ya os
llamará el Juez” y si los jueces tienen vergüenza torera y
juzgan en nombre del pueblo español , aplicarán a los
muchachos el “arrebato u obcecación” y la legítima defensa y
aquí paz y después gloria.
No hace falta ser bombero de Nueva York en el genocidio
contra Occidente del 11S, ni policía en el 11M, para dar
muestras del raro privilegio del valor, los ciudadanos
normales también las dan, todos podemos ser héroes en
miniatura y más podríamos serlo sin el freno de esa
legislación que tanto protege a los criminales y tan poco a
las víctimas Hasta el punto de que, esa figura de la
legítima defensa, que legaliza en los EEUU al padre de
familia que defiende a los suyos, dentro de su casa y a tiro
limpio ante el asalto de unos malhechores, la legítima
defensa en España tiene tantos requisitos y tantos melindres
que es raramente aplicable, a mi entender.
Héroes los hermanos Mañas y villano el etarra Iñaki Bilbao
que, en el juicio que se seguía en su contra, amenazó con
dar siete tiros a los magistrados y llamó al Excelentísimo e
Ilustrísimo Señor Presidente “enano, fascista y borracho” y
le retó a que entrara en la pecera para darse mutuamente de
hostias. Villano Iñaki Bilbao ¿Y héroe? Ninguno. ¿Se
figuran? ¿Se figuran ustedes si el presidente se hubiera
levantado como impelido por un resorte y quitándose las
faldas de la toga se hubiera arremangado para entrar en la
pecera a majar a palos al Bilbao? Lógico que, sus compañeros
no se lo hubieran permitido, pero tendríamos servido a un
héroe nacional portada de telediarios y destinatario de
miles de cartas de desencantados que mendigan justicia. Pero
prima la contención y priman las buenas maneras, los
machotes no se llevan, la testiculina no está de moda y los
magistrados se limitaron a mirar a aquel berraco que les
voceaba y amenazaba, retándoles, sin responder a su reto y
sin mover ni un milímetro esas expresiones desinteresadas y
apáticas que les caracterizan. Eso si, el presidente,
Excelentísimo e Ilustrísimo, reclamaba con vocecilla
chillona a los cuatro guardias que “redujeran” al mastuerzo,
pero sin darle de palos, por las buenas, engrilletándole a
las espaldas y sin pasarse ¡Ay las ganitas que se les irían
a los maderos! Pero la dulzura está de moda, a la manera
mariquitusa y no hay que perder las formas, ni ante hechos
sangrantes e hirientes. De seguir así se promulgará un
Decreto Ley ordenando una transfusión nacional y general a
toda la ciudadanía, costeada por la Seguridad Social, en la
que nos sustituirán la sangre por horchata de chufas
valencianas, para tenernos atemperados y temerosos, como si
toda nuestra raza fuera una enorme nenaza.
Y llegan los hermanos Mañas, se abalanzan como energúmenos
en calzoncillos, contra el padre apuñalador y le dan la
mundial y salen abriendo telediarios y encima dicen que lo
volverían a hacer una y mil veces. Así que no se encuentran
sollozantes y arrepentidos por “la violencia” y eso que nos
tienen adoctrinados contra “la violencia” y a favor de “el
diálogo” y “la mesura”. Mala cosa la violencia, cierto es.
Pero de siempre ha existido, desde que el mundo es mundo y
hay veces, que para defender lo tuyo, te tienes que poner
pelín violento y si viene el enemigo te tienes que defender
y no recitarle un poema de Campoamor. Aunque viene un
enemigo, le recitas “Las Doloras” de Campoamor, que es lo
más cursi del Universo y de tanto almíbar, al enemigo le da
una crisis diabética y se muere y a ti te meten en la cárcel
por “desproporción en los medios utilizados”. Porque, un
poner, un criminal te viene con un cuchillo jamonero y entra
a las cuatro de la madrugada en tu casa a matarte y no es
“proporcional” que le metas un tiro con la escopeta de caza,
sino que te tienes que ir al casting de figurantes de la
película de “El capitán Alatriste” y pillarte un florete
para defender a tus hijos y no acabar entre rejas. Claro,
que mientras buscas el florete ya nos han rematado y pasamos
a las estadísticas y a que hablen de las bandas violentas
internacionales que nos entran sin control por Hendaya y por
los aeropuertos. Será la puta moral del eufemismo que impide
a los Gobernantes, escoltados y reasegurados, proclamar que
existen nacionales de países que no acostumbran a venir a
España de turismo cultural y hay que ser un trullo para
confundirles con turismo cultureta o con visitantes
inocentes.
Héroes y villanos. Al etarra Bilbao le han condenado a otros
dos años por sus amenazas de tirotear y despellejar a los
jueces y los jueces se han enfadado porque les parece poco y
a servidora también le parece poco, me hubiera gustado haber
visto al presidente entrando en la pecera como una
exhalación dispuesto a majar al bellaco, por mucho que los
guardias lo hubieran impedido. Pero la imagen racial hubiera
tardado años en borrarse de nuestras pupilas “¡No veas los
cojones que tié ese juez! ¡Ese es el que nos puede ayudar!”.
Será que nos sentimos, en general, débiles y desprotegidos
ante los malos y cualquier rara muestra de valor, por
extemporánea que sea, es un bálsamo para nuestros acojonados
espíritus y para esta impotencia inmensa que sentimos ante
el Mal. Y el Mal no se combate con moralina de la fina, ni
con poesías de Gustavo Adolfo Bécquer, ni con “la condena,
el rechazo y la repulsa” El Mal se limpia el culo peludo con
nuestras manitas blancas y nos las deja enmierdadas. Para
muchos pensadores, de cerebros luminosos y poco complicados
y encima no alienados, contra el Mal, en época de pocos
héroes y muchos villanos, queda un solo recurso: ser peor.
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