A veces los grandes proyectos surgen de la improvisación más
absoluta, sin un plan, simplemente, de repente, están ahí.
Amenábar tuvo claro el guión de ‘Abre los ojos’ tras un duro
proceso febril. Tete no es ni siquiera un cineasta y no le
conoce nadie fuera de Ceuta pero ya tiene en sus manos su
primer cortometraje: ‘The latin chaval’, y sólo tiene 18
años. Se ha pasado todo el verano con sus amigos, como
siempre, pero esta vez, han rodado una historia de 40
minutos de duración que ya se ha exhibido en el salón de
actos del ayuntamiento.
A principios de las vacaciones rodaron alguna escena más que
nada por pasar el rato: “las primeras tomas las rodé yo
mismo y conmigo de protagonista”, explica entre risas Diego
García, más conocido como ‘Tete’.
Poco a poco se pusieron manos a la obra y fueron
construyendo una historia que “fue madurando junto con
nosotros, según íbamos viendo cómo quedaban las escenas,
íbamos añadiendo detalles al relato”, cuenta uno de sus
protagonistas, Alejandro Hernández.
Al final, trece amigos menores de 18 años, casi todos
estudiantes del Camoens, han conformado el elenco
protagónico de esta cinta cuya producción sólo ha costado 30
euros destinados al cableado del salón del ayuntamiento para
su proyección y a la compra de cd’s para su grabación, para
que luego digan que no se puede hacer cine con pocos medios.
La historia está narrada en clave de humor y tiene como
protagonistas a dos bandas juveniles: los ‘latin chaval’ y
los ‘carbonara’, que acaban enfrentados y con uno de sus
líderes muertos. A partir de ahí, la búsqueda de una caja
sirve como excusa para desarrollar una historia que se
estrenó el viernes pasado ante familiares y amigos.
Para lograr terminar la historia durante el verano, antes de
retomar las clases ya que Tete se marcha a Sevilla a
estudiar Psicología, han pasado casi cinco horas encerrados
en su particular plató rodando las escenas con una sola
cámara: “ha sido muy complicado porque no teníamos la
oportunidad de grabar una misma escena desde distintos
planos al mismo tiempo así que hemos rodado la misma escena
varias veces pero desde ángulos distintos y todo con la
misma cámara”, explica Diego Moreno, uno de los miembros de
la banda de los ‘carbonara’.
Al final, lo que comenzó como un experimento ha concluido
con un cortometraje que está gustando mucho a todo aquel que
lo ha visto. Ellos están encantados de que la acogida haya
sido tan buena y aunque no se plantean tomarse esta afición
más en serio, ya están pensando en enviar el corto a algún
concurso.
De momento, cumplen con sus compromisos mediáticos como
cualquier estrella del celuloide: la radio, la prensa, la
televisión... todos quieren entrevistar a estos jóvenes que
han rodado un cortometraje con mucha ilusión y sólo treinta
euros.
Apenas han podido tomar el sol pero han disfrutado del
verano como nunca, la próxima cita, el año que viene,
durante las vacaciones estivales.
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