Por fin. Uno de los días más esperados para muchos de los
alumnos ceutíes -sólo comparable a la mañana del 6 de enero-
llegó, finalmente, ayer. La vuelta al cole dejó sin sueño a
más de uno en la noche del domingo. El lunes 11 estaba ya
demasiado cerca y para todos los que no habían hecho los
deberes durante el largo verano la prisa era un factor
insalvable. Otros, como en todo, contaban los minutos
esperando que todo hubiese sido una pesadilla y que los
colegios no abriesen. Pero abrieron. Todos los alumnos de
Infantil, Primaria y ESO -unos 13.000 aproximadamente- se
adentraron ayer en la aventura de intentar, un año más,
superar con éxito el curso que ya empezó.
Los estudiantes de Bachillerato y Ciclos Formativos tienen
todavía dos días por delante para acostumbrarse a lo que se
avecina. Hasta el jueves 14 no tendrán que asomarse por sus
institutos.
Una vuelta al cole escalonada que aliviará la tensión de los
recién concluidos exámenes de septiembre y recuperará, en la
mente de muchos, el ánimo por volver al insti.
Tras el desembolso de más de 300 euros por chaval que han
tenido que hacer casi todos los padres, ayer algunos ya
lucían sus mejores galas. Todo es nuevo en un curso lleno de
retos para el que la Ciudad Autónoma y el MEC han invertido
más de dos millones de euros. Sólo en paliar el fracaso
escolar. Para atajar el problema de raíz, la novedad para
este año se iniciará con las clases de apoyo para niños de
cero a tres años y se intentará salvar el impedimento del
idioma desde antes de que los menores aprendan a decir
‘mamá’.
Aunque todos los colegios estaban más que preparados y, por
primera vez en años, con los profesores interinos nombrados
y en sus puestos, siguen habiendo muchos problemas por
solventar. Especialmente el de la educación.
En la lucha contra el ‘buylling’ o acoso escolar, el centro
Abyla lidera un proyecto en el que, en un aula especial, se
intenta combatir lo que los responsables llaman
“dificultades en la convivencia” pero que las cifras
traducen por “violencia en las aulas”. No obstante, más de
once trabajadores sociales y un grupo de técnicos se
encargarán de potenciar la convivencia en las aulas
trabajando, al unísono, con padres y alumnos ‘violentos’.
El coste total al que asciende el convenio contra el fracaso
escolar asciende a 2.267.450 euros. La Ciudad, que aporta el
27 por ciento, incrementará este año la suma en 300.000
euros con respecto al curso anterior. La “igualdad de
oportunidades”, en palabras de la consejera de Educación,
Mabel Deu, en la presentación de la ratificación del
convenio, será la columna que vertebre todas las acciones
que se desarrollarán con los grupos de estudiantes “más
vulnerables”.
Pocas becas
De los más de 15.000 estudiantes no universitarios que se
incorporarán a lo largo de esta semana a sus centros
escolares, sólo 6.500 aproximadamente tendrán una beca. La
cuantía media es de 100 euros -el MEC otorga 90 euros y la
Ciudad Autónoma 140 para Primaria y la ESO y 80 para
Infantil-. No obstante, cerca de 2.800 becas, de las 4.000
previstas para Ceuta por el MEC, se quedaron sin conceder
por falta de solicitudes. Sólo se repartieron a 1.200
estudiantes. Así, y con una vuelta al cole sin demasiados
descuentos -los centros comerciales no trajeron libros de
texto-, las organizaciones de consumidores aconsejan a los
padres cautela a la hora de ir a comprar y no dejarlo todo
para el último día. En cuanto a infraestructuras se refiere,
la gran apuesta para este año la protagoniza el IES de
Huerta Téllez.
Un instituto que se caracteriza, además de por sus modernas
instalaciones, por su oferta en ciclos formativos. Se han
recibido peticiones de solicitud de diferentes ciudades
españolas, según León Molina, para ingresar en los ciclos de
Prevención de Riesgos Laborales y Actividades Físico
Deportivas.
Más de siete millones de estudiantes
Según informaciones publicadas por la agencia EFE, más de
siete millones de alumnos, concretamente 7.049.762
estudiantes, pertenecen a las enseñanzas no universitarias,
esto es 72.191 chavales más que el año anterior.
El incremento en el alumnado, que se ha notado especialmente
entre los estudiantes de Primaria, es una consecuencia
directa de la inmigración en España. De hecho, el número de
nuevos alumnos se ha multiplicado por ocho, lo que también
ha incrementado la cifra de puestos de trabajo para
profesorado en un 3,7 por ciento con respecto al curso
2005-2006.
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