Aquel debió ser un día agotador. Violaya Sánchez, la
comisaria y coordinadora de la exposición que actualmente
alberga la sala de muestras de Caja Madrid, llegó a Ceuta el
miércoles. Su visita se redujo a una jornada en la que
visitó los puntos turísticos de la ciudad, contempló la
cultura, el mestizaje, la gente e incluso le dio tiempo para
ultimar los tableros de la muestra que se inauguró el
viernes. Lo que más le sorprendió de Ceuta: “Su vegetación”.
Según Sánchez, que reside en Santander, “en el norte no es
tan habitual ver la vegetación en las calles, en los
paseos”. La gente, por el contrario, “es la misma en todas
partes”.
Una exposición sobre tableros del juego de la oca provoca
sorpresa tanto por su rareza como por su aparente
insignificancia. Sin embargo, un mundo desconocido se
esconde en las 63 casillas que, desde el origen del juego,
“relatan la vida del ser humano”, comentó la comisaria.
Las piezas, cedidas por la fundación vallisoletana Joaquín
Díaz, -que se dedica a la recuperación de los valores
etnográficos a través de objetos como los juegos, los
títeres y un enorme listado de temas, estarán expuestas
hasta el próximo 30 de octubre.
Sánchez enriqueció los tableros, traídos de diferentes
países y épocas, con fichas explicativas que relatan por qué
este juego no ha pasado de moda desde que se inventara en
1580. El primero nació de un regalo de Francesco de Medicis
al rey Felipe II; y a pesar de sus orígenes ilustres, pronto
se popularizó y pasó a ser el entretenimiento del que muy
pocos hogares carecen. En cualquier caso, ésta es sólo la
versión occidental, pues la dinastía Ming, en China, podría
haberlo descubierto en el año 1.300 e incluso los griegos,
2.000 años antes de Cristo, podrían haberlo ideado durante
el asedio a Troya.
Mística
“Bajo la metáfora del juego -subrayó- el tablero es el viaje
de la vida, la progresión cíclica del día y la noche”. En
realidad, continuó, los dados “marcan el mismo azar que
marca el itinerario de cada uno, el camino a seguir”. Sin
embargo, tanto la visión lúdica como la simbólica se
entremezclan en el recorrido de una espiral que, según los
estudiosos, “es una alegoría de lo que uno se va encontrando
a lo largo de su vida”.
El efecto sorpresa por el que el periplo de la existencia
puede conducirnos hasta la bancarrota está regido por el
mismo azar que marca el devenir de los dados.
El teórico José Carlos Corbatta adivinó en el tablero
referencias al Camino de Santiago, a la tradición celta e
incluso al mago Merlín, que estaría situado en la primera
casilla presto para guiar a las ocas, según la explicación
de la coordinadora.
Fijos y circunstanciales
En el juego de la oca hay una serie de casillas “fijas” pero
también otras que son circunstanciales, aclaró la comisaria.
Y es que dependiendo de las épocas, existen tableros del
Quijote, Tintín u otros obras de la literatura universal.
Las teorías hipocráticas, según Sánchez, “dividían la
existencia del ser humano en el mundo en nueve etapas de
siete años: la dentición, la la adolescencia...” y, añadió
“nueve por siete son 63” por lo que “las casillas no están
puestas de modo arbitrario”.
Además, añadió, “hay más teorías que podrían explicar el
orden del juego. Las ocas están colocadas de cinco en
cinco”, recordó, “el número de la perfección, del espíritu”.
Sin embargo, cada cuatro casillas, también pueden
encontrarse ocas. “El cuatro es el número de la materia”,
añadió; “y cuatro más cinco son nueve, los meses de la
fertilidad”.
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