La jubilación puede ser el mejor de los estados. Existen
conocidos casos de personas que se convirtieron en
pianistas, pintores o nobeles al llegar a esa edad en la que
el ser humano observa el amanecer y el ocaso sin la prisa
estúpida de llegar pronto al atasco, de ahí a la oficina, de
ésta al café, de éste a la rutina. Nada de eso ocurre cuando
uno goza de lo que le apetece. Ya sea la jardinería, como en
el caso de Manolo Burgos, o de la pintura al óleo, actividad
que ha sacado toda la poesía que muchas señoras de Ceuta
llevaban dentro. No hay más que ver los cuadros. Cielos
conseguidísimos, sombras remarcadas y, lo mejor, un personal
agradable que hace de las actividades de ocio un centro
sociocultural en el que a más de una le gustaría pasar las
tardes.
Algo personal
Los caprichos personales, dicen, son los que mejor salen. Y
el Centro del Mayor de Villajovita nació de la aspiración
personal de la consejera de Sanidad y Bienestar Social,
Yolanda Bel. Un proyecto que, aunque lleva un año, ya cuenta
con socios de diferentes barriadas, pues “está abierto a
todos”, asegura Margot, la coordinadora.
Las instalaciones, impecables, acogen entre las 09:00 y las
14:00 horas de la mañana -aunque los horarios son sólo
simbólicos- a cualquier abuelo que le apetezca pasar un buen
rato. Como novedad para este año: pueden venir los nietos. Y
participar. Hay muchas mujeres que tienen y desean disfrutar
de sus nietos, por esto, a los animadores se les ocurrió la
idea permitir un ocio ‘conjunto’ entre unos y otros. Y
funciona.
El centro está gestionado, mediante convenio, por la
consejería de Bienestar Social y Cruz Roja, cuyo presidente,
León Bendayán, está “muy comprometido” con esta labor,
sostiene la coordinadora.
El presupuesto del local facilita que los diferentes
talleres puedan desarrollarse de forma gratuita para los
asistentes. Un total de 60 inscritos, aproximadamente,
acuden a las actividades de pintura, manualidades,
relajación, costura e incluso de ocio. Margot reconoce que
muchas mañanas “nos vamos a desayunar juntas” porque la
gente que viene al centro “quiere relacionarse, hablar”. Por
esto, y aunque existen horarios fijos para cada jornada, el
ánimo de cada día conduce a un camino o a otro.
La plantilla
El Centro del Mayor de Villajovita cuenta con una
coordinadora, un auxiliar de clínica y dos monitores, además
de las chicas de prácticas recién incorporadas. “¿Para ser
animador sociocultural?: hay que ser una persona animada”,
así define Margarita Sánchez un trabajo que desarrolla desde
hace más de 20 años.
Algo común a los diferentes centros de mayores de la ciudad
que también se respira en el ubicado en Villajovita es la
calidad humana. El trato a los mayores que se estila en
Ceuta bien podría ser un ejemplo para otras comunidades. Los
abuelos -el lector que lo desee puede acercarse para
observarlo, pues son centros públicos- son acogidos con una
calurosa bienvenida y respeto por parte de los trabajadores.
Las flores del pasillo
La noticia no siempre es el gran paso. A veces es el
detalle. El pasillo del Centro del Mayor está decorado con
flores en las paredes. Aparentemente inadvertidas pero que
fueron pintadas por cada jubilado y su conexión “es un lazo
de unidad, convivencia e ilusión”, relata Margot. Muchos
habituales del centro aseguran que las actividades les dan
“vida”, comenta la coordinadora. Los cuadros que hacen “sus
hijos se los quitan de las manos”, subraya. Lo que hace que
la clase de pintura se tome casi más en serio que cualquier
otra tarea doméstica de la rutina.
Entre las actividades preparadas para los próximos meses,
los interesados están invitados el martes a una competición
de natación que, junto a la Federación Provincial de
Asociaciones de Vecinos, se celebrará en el Caballa. Como
fiesta del final del verano, el Centro del Mayor organizará
una ‘pinchitada’ que se celebrará en el recién maqueado
jardín.
Aunque todavía no hay confirmación de la fecha, la jornada
dará paso a un nuevo ciclo que comenzará en otoño. Margot
avanzó un concurso de canciones y talleres de baile que
comenzarán a impartirse por las tardes.
Un cúmulo de iniciativas que hacen de la jubilación la etapa
‘casi dorada’ para cumplir con todas las promesas que se
hicieron cuando apenas se contó con el tiempo de
materializarlas.
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