He seguido con atención, en los
últimos días, cómo Urbaser ha sido sambenitada por el
periódico decano, porque al parecer la empresa no cumple
bien su cometido de limpieza pública. Y es la insistencia en
la denuncia, la que hace que me refiera al asunto que está
de actualidad.
Vaya por delante que no dudo yo, lo más mínimo, que las
quejas vecinales al respecto sean tan necesarias cual
lógicas. Y, desde luego, me apunto a que las barriadas sean
tratadas con todos los medios posibles para que no se
conviertan en verdaderos focos de infección y vertederos
infestantes. Hasta aquí todo normal.
Pero ese insistir de El Faro contra Urbaser, repito, me hace
pensar que detrás de semejante atosigamiento se esconden
intereses ocultos. Y es así, porque toda empresa que gana en
la mesa de contratación la recogida de basura de cualquier
ciudad, se ve muy pronto asediada por profesionales del
trinque que tratan de sacarle la pastizara a cualquier
precio. Y, claro, cuanto más dinero suelte la empresa, menos
calidad podrá ofrecer en el servicio.
He aquí una conversación mantenida en un pueblo gaditano,
entre un periodista y la concejala de Medio Ambiente, que me
ha sido dada a conocer.
Periodista: concejala, que te llamo para decirte que el
director del periódico va a escribir contra la empresa de
limpieza pública.
Concejala: ¿Por qué?
P. Porque este tío, el muy cabronazo, está todos los días
dándose el pico con los políticos de la oposición.
C: Bien, pero qué pasa con los dueños del periódico...
P: Lo de siempre: que les han hecho ver que la empresa no
quiere anunciarse con nosotros. Y han dado el visto bueno
para que a ésta se le pueda zurrar la badana hasta que
reviente.
C: Y de paso poner al alcalde y a mí en un brete, sin venir
a cuento, ¿verdad?
P: Así es, concejala, así es... Qué quieres que te diga.
C: Lo que no entiendo es por qué tú no intervienes y
arreglas el asunto... Ya que, según tengo entendido, la
empresa te está gratificando más que bien.
P: Porque a mí me la tiene jurada este hijo de puta de
director, y ahora ha visto la ocasión de hacerme pasar el
equinoccio.
C: ¿Entonces?...
P: Pues ajo y agua, concejala. Esta conversación, que
ustedes están leyendo, lo mismo que se ha mantenido en un
pueblo gaditano, puede darse, cómo no, en uno de Murcia o de
Teruel, que también es España. Por consiguiente, lo que se
lea acerca de las empresas de limpieza pública, en este caso
corresponde a Urbaser, ha de ser puesto en cuarentena.
Por ello, las declaraciones hechas por el Presidente de la
Ciudad, Juan Vivas, son las precisas en estos casos.
En principio, admite las deficiencias que pueda haber en la
tarea que desempeña Urbaser. Y a renglón seguido anuncia que
se va a ejercer una vigilancia crítica sobre ella. Aunque
entiende, y así lo aclara, que la empresa necesita ser
retribuida para que cuente con más medios.
Y no hay más, créanme. De manera que el presidente ha salido
a la palestra con ánimos de no marear la perdiz. Aunque la
oposición que está siempre, como debe ser, a ver cómo puede
destrozar la femoral de alguien del PP (en este caso le ha
tocado al viceconsejero de Calidad Ambiental, Alberto
Solano), ha visto el cielo abierto con las denuncias
reiteradas del periódico decano. Medio que está en su
derecho, faltaría más, de seguir arremetiendo contra Urbaser
y de paso recordarle a Juan Vivas que es mortal. Si bien,
antes de continuar haciendo de mosca cojonera, sería
conveniente que en El Faro investigasen, por si acaso
alguien se lo está llevando calentito. De Urbaser. Claro
está.
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