En los primeros días de Agosto del presente año, se dio a
conocer el estado de coma de un profesor, por la agresión
–una supuesta paliza- de un alumno. El mencionado docente
ejercía en un I.E.S. de Valencia. El profesor fue recogido
en una calle céntrica de la citada ciudad, con un
traumatismo craneoencefálico grave y múltiples lesiones
internas, que le hicieron entrar en una situación de coma.
El juzgado correspondiente mantuvo abiertas unas diligencias
previas por un delito de lesiones, a raíz de la denuncia
presentada por los familiares del docente. Al parecer, éste,
había instruido un expediente disciplinario a un alumno,
cuya expulsión había propuesto. La familia no descarta que
el origen de la agresión esté localizado en el entorno
educativo. Se buscan respuestas a los múltiples
interrogantes que se abrieron en el momento en el que el
agredido pronunció el nombre de un alumno cuando fue
asistido, tras desplomarse en la calle cuando se dirigía a
una cena familiar.
La familia insiste de que el autor de la agresión “puede
haber sido un alumno” cuya expulsión del centro había
propuesto el agredido que “tenía miedo de salir a la calle y
de estar solo”. Sin embargo, la Consejería, mantiene que “no
existen indicios de que se trate de un caso relacionado con
la violencia escolar.
Las investigaciones no descartan ninguna hipótesis, salvo la
del robo, ya que cuando fue hallado sobre el asfalto de la
calle no le faltaba ninguno de los objetos que portaba
habitualmente. Junto a la posible agresión de un alumno, que
es la tesis principal defendida por la familia, la Policía
no desprecia la otra vía apuntada por la hermana de la
víctima en la denuncia. En la misma se apunta la posibilidad
de que la agresión haya podido ser obra del hijo de la
compañera sentimental del profesor, que, al parecer, había
sido denunciado en varias ocasiones por agredir a su madre.
Pero las indagaciones policiales no se agotan en estas dos
hipótesis. Los agentes investigan otros círculos ajenos al
escolar y al familiar. Fuentes del caso están haciendo
gestiones para averiguar los ambientes que frecuentaba el
docente en su vida privada y las relaciones que mantenía. La
familia asegura desconocer sombra alguna en la vida del
profesor. No tenía problemas con nadie y estaba vinculado
con distintas organizaciones no gubernamentales, como
traductor –impartía clases de griego pero dominaba otros
idiomas-.
En el caso del alumno expedientado, la Consejería de
Educación confirmó que el docente instruyó el expediente a
un alumno de 2ª curso de la ESO. El alumno, de trece años,
fue expulsado durante dos días al parecer por jugar con el
balón en clase. Pero, por parte del Centro se confirma que
la sanción no llegó a ejecutarse y que el alumno, nacido en
el seno de una familia desestructurada, dejó el Colegio
antes de concluir el curso escolar. El profesor agredido,
según sigue manteniendo la familia, había instruido un
expediente que concluía en una propuesta de expulsión
definitiva, no de dos días.
La línea prioritaria de investigación se centra en su
círculo privado, completamente ajeno al laboral y al
personal. Por otro lado se considera secundaria la hipótesis
alternativa apuntada por los familiares del profesor en la
denuncia, en la que no descartan que el autor de la agresión
sea el hijo de la novia del docente.
El análisis de las llamadas que el profesor realizó y
recibió en su móvil, ha permitido a los agentes determinar
con cierta precisión los ambientes que frecuentaba y las
personas con las que mantenía relación. Según fuentes del
caso, “ahí está con una probabilidad del noventa por ciento,
la identidad del individuo” que dio al profesor la paliza
que le mantiene en una situación de coma inducido con
escasas posibilidades de sobrevivir si no es con secuelas
neurológicas irreversibles.
En su declaración ante los agentes, los hermanos del
profesor, han perfilado el carácter del mismo. Era tímido y
muy reservado por lo que no daba demasiados detalles de su
vida personal. Proclive a la depresión, los familiares,
explicaron que no atravesaba una buena racha. Aseguran que
siempre que se han interesado por él para ayudarle y lograr
que saliera del pozo en que parecía sumido, él se refería a
“problemas” de índole laboral. También expresaron sus
recelos respecto a la compañera sentimental de la víctima.
La consideran culpable del progresivo distanciamiento del
profesor respecto a su familia y de su cambio de carácter.
Las visitas a los suyos se habían espaciado. La mujer
desapareció tras la agresión. La policía, según confirmaron
fuentes del caso, no ha conseguido localizarla.
La esperanza de su familia era infinita pero las
posibilidades de que profesor sobreviviera, prácticamente
nulas. La batalla que ha librado con la muerte, la perdió,
después de once días desde una cama de la UCI del hospital
de Valencia. El traumatismo que sufrió derivó pronto a una
situación de coma inducido con medicación como consecuencia
de otras lesiones internas sumamente graves producto de la
paliza recibida. La intervención quirúrgica a la que fue
sometido no pudo borrar la hemorragia cerebral.
El cadáver del profesor habrá de ser sometido a examen donde
se le practicará una autopsia que podría arrojar luz sobre
el autor o autores de la mortal agresión. Por otro lado, y
junto a las hipótesis ya relatadas, hay que unir el análisis
realizado por los investigadores de las llamadas que realizó
y recibió a través de su móvil en los días previos a la
agresión, que da cuerpo a esa doble vida desconocida para
sus familiares. El planteamiento de la solución de este caso
va en la línea de si fue o no un nuevo caso de violencia
escolar, hipótesis mantenida por la familia. Pero no se
puede rechazar, ya que, al pronunciar el nombre del alumno
el docente agredido, puede ser la clave a la solución de
este asesinato.
¿Aumentan los brotes de violencia escolar? Todavía no han
empezado las clases y ya tenemos un nuevo caso: la agresión
sufrida por una chica de trece años, en Burgos, cuando salía
de un examen en su instituto. Las diligencias por la
agresión, en la que al parecer participaron unos treinta
alumnos, en su mayoría parte del Instituto, donde también
estudia la agredida, han sido trasladadas a la Fiscalía de
menores. Según la denuncia formulada por el padre, el origen
de esta situación fue “una pelea” de su hija con una
compañera de la que había sido amiga, aunque se habían
enfadado antes del verano por “cosas de chavalas”. Pero lo
realmente grave y lo que debería llevarnos a todos a
reflexionar es por qué unos treinta chavales más se sumaron
a la agresión con patadas y piedras. De momento, un cambio
de centro.
Fe de errata: En la pasada colaboración se publicó
que “Los Reyes Católicos fueron treinta y tres”. Estaba
claro que se refería a los Reyes Godos. “Despiste del
Ordenador”
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