El nuevo curso escolar ya ha
comenzado en algunas regiones de España, ejem, me disculpen,
he querido decir en algunas Autonomías que no sé si son
directamente “naciones” o “nacionalidades históricas” o
“realidades nacionales”. Eso es, vamos a aprovecharnos pa
reivindicá (uso y abuso del habla meridional con su son de
algarabía), y, ya que los melillenses, los ceutíes y los
andaluces, somos españoles hasta la médula y le tenemos
mucha fe a Don Pelayo, a Covadonga y a la Santina, que
premien este patriotismo fetén transfiriéndonos “todo”. Y
cuando digo todo es todo, comenzando en Ceuta por la
Sanidad.
¿Qué que tiene que ver la sanidad con el comienzo del curso?
Pues en Ceuta mucho, porque, el Ingesa o como se llame el
invento, maneja presupuestos para setenta y seis mil
españoles, léase paganinis, pero no para atender “de gratis”
a cientos o miles de extranjeros conveníos y aprovechones.
Eso si. Si los extranjeros fueran apátridas o vinieran
refugiados de una guerra, los calzoncillos zurrasposos nos
quitábamos para darles, pero esos tipos y tipas son
nacionales de otro país y no tienen por que chuparles la
sangre a los pepitos, los curritos y las marujas españolas.
Hay que aplicar idéntica política que con Portugal. Y eso
que es un miembro de la UE. Pero las parturientas
portuguesas de Elvas prefieren pasar a Badajoz, al hospital,
a parir, porque tiene mayor calidad médica y el Gobierno
Extremeño le factura dos mil euros a Portugal por parto. Y
los vecinos pagan.
Los dineros que se gastan atendiendo a chupópteros de la
nacionalidad que sean, se invierten mejor en adecentar las
aulas, montar laboratorios de idiomas y conceder becas para
mejorar esos idiomas en tierra de guiris. ¿Qué como se les
cobra a los vecinos que vienen a gorronear? Fácil. Se
factura al Excelentísimo señor Embajador de Marruecos en
Madrid, se le requiere y si no apoquina se le embargan la
Embajada y el sueldo. De lo contrario la política
acomplejada y paternalista que suelen gastar nuestros
gobernantes, nos acaba repercutiendo a los españoles. Ahora
bien, si son los socialistas los que quieren hacer caridad,
que pague el PSOE de su bolsillo y del sueldo de sus
políticos. Ejercer de monjitas Clarisas o de Hermanitas de
los Pobres con los dineros de los padres y de las madres
españolas es muy fácil, ejercer con los propios dineros es
más delicado. Y los senegaleses que andan soltando por las
provincias españolas, sin control sanitario ni policial, que
se los espamploneen al Zetapé en los jardines de la Moncloa
o en los del pisito del Principito, que allí hay mucho
espacio para montar asentamientos con cartones , tanto como
en los parques de nuestras ciudades.
Justicia y reciprocidad. Ese es mi lema porque aspiro a ser
persona santa y equitativa y a decir siempre la verdad para
evitar caer en el pecado y condenarme. Odio pecar. Y detesto
el laicismo cutre y apolillado que “estos” tratan de imponer
en la enseñanza, al viejo modelo francés y digo el viejo
porque, la escuela francesa ha demostrado ser un auténtico y
reconocido fracaso y los colegios religiosos se ven
obligados, por falta material de espacio, a rechazar en
Francia a la mitad del alumnado.
En España es muy similar. La desbandada hacia los centros
concertados o semiconcertados es absoluta y para entrar en
buenos colegios privados hay listas de espera de años. Los
progenitores españoles están cada día más preparados y
concienciados y rechazan el modelo de enseñanza estatal por
“todos” los motivos que ustedes y yo sobradamente conocemos.
El que va a una escuela pública es porque no tiene más
remedio. Aunque puedo decirles con propiedad que, para
servidora, los profesores de la pública tienen un nivelón y
están más preparados y cualificados que los de la privada.
No fallan los maestros. Los maestros son excelentes. Fallan
el ambiente, el entorno, la disciplina y el reducir la
aplicación de la Ley del Menor a los doce años para meter en
reformatorios a elementos que no tienen cabida en aulas
normales, sino en lugares cerrados de reeducación atendidos
por otro tipo de profesionales y con métodos disuasorios.
¿Qué hay un gran fracaso escolar? Pero me digan ¿Quiénes
fracasan? Y ¿Cómo son los padres de los que fracasan?. En
Francia, a determinados niveles, el fracaso escolar es
terrible y la integración un fracaso, pero, pensando con
coherencia, nadie puede “obligar” por la fuerza a nadie a
que se integre. Habrían de articularse severísimas leyes y
medidas coercitivas, una especie de obligatoriedad cultural
de exigido cumplimiento y unas normas de convivencia muy
severas como alternativa a la moral paternalista y lacrimosa
que tanto ha perjudicado a los europeos. Lo cierto es que
nadie está contento y todos se quejan por lo bajini mientras
huyen con sus retoños a buenos colegios católicos
concertados y los más pudientes a buenos privados trilingües
donde prima el derecho de admisión.
Y es una lástima. Para mi todo es una auténtica pena y me
deprime la realidad que contemplo, no es cierto, más que
deprimirme hago mía la frase de que “me duele España” y el
dolor tiene forma de ahogo (ajogo se dice en el Palo) en el
pecho y de retortijón de tripas. Me apena el potencial
impresionante de los profesores de los centros públicos,
expertos educadores, casi siempre desaprovechados. Me jode
que chicos y chicas excelentes, con ganas de aprender y de
progresar se vean, muchas veces, obstaculizados por unos
elementos a los que, las pamplinas del sistema, pretende
“obligar” a educarse porque, la educación es un “derecho”.
Patochadas buenistas. Hoy no se puede obligar a un objetor
escolar a culturizarse a palo limpio, ni meterle la
disciplina a hostias, lo máximo es rogar, suplicar e
intentar “convencer” siempre en una postura de inferioridad.
La educación es un privilegio, un lujo y una suerte inmensa
a la que todos pueden acceder gratuitamente, si lo desean y
están dispuestos a aprovechar esas prerrogativas. El
violento, el indisciplinado por sistema, el gamberro sin
solución, el asocial y el objetor no tienen cabida entre
personas normales en aulas normales, porque no presentan el
requisito de la normalidad y, ni ellos progresan ni dejan
progresar al resto. El beneficio es nulo. Pero, la temática
de los profesionales del fracaso escolar es más amplia y
para eso pagamos a unos servicios sociales capaces de
alertar de situaciones de riesgo familiar y para eso pagamos
a unos jueces y fiscales capaces de dilucidar la
responsabilidad de los padres y, en su caso, proporcionarles
un duro correctivo.
La pobreza, la marginación y la exclusión social, no son una
excusa en la Europa del siglo XXI. Nadie tiene por que estar
excluido, salvo los borrachos y los drogadictos que están
enfermos. Porque trabajo sobra. Se piden en toda España y en
Europa obreros de la construcción, personal de hostelería y
gente para la agricultura y los servicios. Trabajo sobra. Y
sobran oportunidades únicas para la educación. Pero antes
que nada sobran quienes viven de parasitar a una sociedad
que padece muchas fatiguitas para salir adelante y a unos
padres que se endeudan por educar a sus hijos.
La educación y el sistema, tal y como están planteados son
un fiasco total. ¡Ah! Y por cierto, a los portugueses se les
factura. Y pagan.
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