Son dignos de resaltar los
ejemplos a seguir dados por la Selección Española de
Baloncesto tanto en lo que a entrega, dedicación,
entendimiento, saber y poder de reacción se refiere como
consecuencia de su participación en los recién terminados
Campeonatos del Mundo de la especialidad en los que han
logrado, nada menos, que el máximo entorchado. Y entre estos
ejemplos hemos visto como el lesionado Pau Gasol sintió los
colores de su equipo expresando su implicación y compromiso
con la selección de su país, España, hasta el extremo de
aflorarle lágrimas de impotencia por verse incapacitado de
poder colaborar con sus compañeros en la disputa del
encuentro más importante de la competición mundial: la
final. Y luego la emoción que le embargaba por el éxito de
sus compañeros…
Y no solo Pau Gasol, también merece ser comentada la actitud
de su madre en una pequeña entrevista que le hicieron cuando
le preguntaban sobre la lesión de su hijo, contestando, poco
mas o menos, “lo primero es el equipo y luego la lesión de
mi hijo”. Y José Vicente “Pepu” Hernández, el entrenador,
con el dolor en su corazón por haber perdido a su progenitor
momentos antes de comenzar la disputa del último encuentro,
limitándose calladamente a cumplir con su deber de dirigir
al equipo y solo, después de la conclusión del mismo, para
evitar desvío de concentración de los jugadores, les
comunica, tanto a ellos como a técnicos y directivos, la
triste noticia del fallecimiento de su padre.
Todos, en resumen, (José M. Calderón, Sergio Rodríguez,
Carlos Cabezas, Juan C. Navarro, “Rudi” Fernández, Alex
Mambrú, Carlos Jiménez, “Berni” Rodríguez, Jorge Carbajosa,
Felipe Reyes y Marc y Pau Gasol) han dado fe de ser un
verdadero equipo, del compañerismo reinante en el conjunto,
de su amor por unos colores representativos de la nación a
que pertenecen, en una palabra, del orgullo de ser español.
En cambio, con referencia al patriotismo, hemos visto como
Juan Laporta, presidente del Club de Fútbol Barcelona, se
marca “un solo independentista” en unas recientes
declaraciones manifestando la intención de su club de
“promover los valores de deportividad, civismo, catalanismo
e identificación con el país” (entiéndase Cataluña) y poco
menos que se “sentiría feliz con ser presidente de un equipo
que represente a la nación catalana”, sin tener en cuenta
los sentimientos de infinidad de españoles seguidores con
sincero aprecio e interés de la entidad y que sus logros o
fracasos se han venido gestando, desarrollando y
consiguiendo desde hace mas de cien años en el seno de la
nación española.
Es llegado, por tanto, el momento de tener en cuenta el
ejemplo de los valores de verdadero equipo ya referidos
dados por los integrantes de la Selección Española de
Baloncesto, como en su tiempo lo hizo la Selección Olímpica
de tan grato recuerdo y orgullo de todos los españoles, que
vendrán a servir de enseñanza a nuestros jóvenes y que, de
ahora en adelante, contarán entre sus preferencias
deportivas con la práctica del “tiro al aro” y las camisetas
de Gasol, Carbajosa o Reyes en detrimento principalmente de
otras aficiones, quizás supervaloradas, como la del deporte
rey: el fútbol.
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