No estoy de acuerdo con Federico
Jiménez Losantos cuando, en su columna del diario El Mundo
de ayer, dedicaba más del cincuenta por ciento de sus
palabras, que deben ser unas seiscientas, a mofarse de la,
para mi inteligentísima Vicepresidenta María Teresa
Fernández de la Vega.
Mal hecho. Fernández de la Vega ha tranquilizado la
inquietud y paliado la indignación de los españoles que
opinamos que tenemos “algún” derecho a controlar y poseer
nuestras propias fronteras, como cada hijo de vecino,
anunciando tolerancia cero contra la inmigración ilegal. Al
tiempo que garantizaba, con gesto serio, que “todos los
ilegales serán repatriados tarde o temprano”. Y esas
palabras tienen la consistencia de una promesa que, si no
cumple, significa una mentira y el político que miente
pierde automáticamente, la confianza de la ciudadanía.
Creo que ,la Vicepresidenta, que es el miembro mejor
valorado del equipo de Gobierno y méritos sobrados hace para
ello, no habla con boca de necia sino de sabia y si es
inteligente, de forma inmediata, comenzará a cumplir con el
compromiso que, públicamente ha asumido.
En Francia, el ministro Sarkozy, una esperanza para la
derecha europea, ha anunciado, para calmar a los franceses,
la devolución de veinticinco mil ilegales al año y en lo que
llevamos de 2006 ya ha repatriado a doce mil quinientos. El
mecanismo es muy simple: vuelos ininterrumpidos a los países
de origen y una postura de extrema severidad, cañera, sin
complejos, ante los Gobiernos de los países de donde procede
la inmigración ilegal. A los que, si no cooperan aceptando a
los suyos, se les amenaza con sanciones internacionales y se
les corta el grifo de los dineros. Los países
tercermundistas gobernados, a saber, por sátrapas o por
dictadorzuelos de pacotilla, entienden la dureza extrema de
las posturas y las amenazas directas, ir en plan buenista y
pidiendo favores no es válido. Porque están acostumbrados a
usar y abusar de los complejos y las garantías de los países
auténticamente democráticos y todo lo que no sea firmeza y
mal tono lo confunden con estupidez y debilidad.
Los gabachos les tienen cogidas las vueltas y las revueltas
a los “listillos” nosotros todavía no. Y es extremadamente
fácil, algo que se le ocurre a la mente más simple y mi
mente lo es. De hecho, he tenido el placer de conocer a
lectores y amigos que me han dicho “Yo pienso como tu” y no
es cierto, por lo que siempre respondo “No, soy yo la que
pienso como tu y como millones de españoles, yo no invento
nada nuevo ni original, la inmensa mayoría opinamos lo
mismo, solo que yo tengo la suerte de poder decirlo en negro
sobre blanco y letra redondilla, es más, me considero una
especie de plagiadora del pensar y sentir mayoritarios” Será
que, como soy de barriada y mamo de las fuentes del saber
popular y de los sentimientos del pueblo llano al que
pertenezco por derecho propio, expreso pensares y sentires
que me son cercanos y transmitidos directamente, nada creo
ni descubro, todo es infinitamente más sencillo. Como
sencillas son las fórmulas para erradicar la inmigración
ilegal y hacer que, los inmigrantes, escojan Portugal, por
ejemplo, como destino más cómodo, sorteando las costas
españolas por inhóspitas.
En primer lugar modificar de inmediato la Ley de Extranjería
y prohibir las regularizaciones masivas. Acelerar al máximo
los requisitos para la repatriación y señalar un presupuesto
para construir centros de internamiento al estilo
australiano o ingles, ampliando ese plazo de cuarenta días
ante el que, las mafias, se recachondean, en plazo de hasta
un año. Tiempo más que suficiente para, al menos identificar
el país de origen del ilegal y proceder a su devolución. Es
más, lo más eficaz a efectos psicológicos sería atender la
entrada de cada cayuco, dar la asistencia humanitaria, la
ropa, la manta, la comida y el botellín de agua. Asistencia
médica de inmediato facturable al Excelentísimo señor
Embajador en Madrid del país del inmigrante porque los
españoles no tienen por que pagarle el médico a ningún
extranjero que está representado en España por su Embajada.
Y conforme van llegando, en aviones militares y custodiados
por la tropa, devuelta al día siguiente a su país.
El tema de salvarguarda de nuestras fronteras me parece lo
suficientemente grave como para que, el Ejército, colabore
en las repatriaciones y caso de que, el país africano de
turno, para sacar dinero por detrás “amenace” con no
reconocer a sus ciudadanos se le denuncia ante los
organismos internacionales y se pide el embargo
internacional.
Al buen estilo francés. Que voy que vengo. Sin más
prolegómenos. Pero anunciar “tolerancia cero” sin comenzar
de inmediato las repatriaciones con un puente aereo con
Senegal, me parece una soberana jilipollez y una manera de
exponerse a un aluvión de críticas y de burlas. Ayer salió
en todos los periódicos una página web hecha por senegaleses
donde nos zaherían descaradamente y anunciaban que, el
billete de salida de Canarias “lo paga Zapatero”. Pero como
Zetapé no paga de su bolsillo, los vuelos desde Canarias,
para espamplonear a los africanos en nuestras ciudades, sin
control policial ni sanitario, los estamos pagando los
cantamañanas españoles y encima se pitorrean de nosotros en
sus páginas web.
A ver, a ver esos vuelos y si somos capaces de llegar a los
veinticinco mil de Sarkozy ¿Qué se pueden quejar las oenegés?
¿Cuáles? Yo no conozco a ninguna Organización No
Gubernamental, porque para ser No Gubernamental e
independiente, tiene que negarse en redondo a recibir ni un
céntimo de las Administraciones y no depender en
absolutamente nada de ninguna subvención. Toda Organización
que mame de las subvenciones de la teta pública,es decir,
del Gobierno, es Osigé y si es Osigé y muerde la mano que le
da de comer y que les financia para presumir de sus
caridades y de su santidad, se les cierra el grifo de raíz y
si quieren ser caritativos que trabajen y donen íntegros sus
sueldos y los de sus familias a la nobilísima misión a
desempeñar. Les digo. No conozco ninguna Oenegé, sino Osigés,
hablemos con propiedad y con honradez, porque en la vida hay
que ser honrado, honesto, no mentir y llamar al pan, pan y
al vino, vino, porque, del buenismo como profesión, a ser
más cursi que una pringá con huevo hilado, hay una línea
imperceptible.
Las “cumbres” sobre la inmigración no están mal, pero hay
que acudir con la tarea hecha y no a soltar discursejos y
palabrería vacía y hacer la tarea conlleva modificar la Ley
y hacerla más estricta y comenzar, de inmediato, las
devoluciones. ¿Qué apostar por el Ejército es excesivo? Yo
creo que no, porque son soldados y están preparados, a los
policías les necesitamos en nuestras calles, velando por
nuestra seguridad y nuestra calidad de vida y no
arriesgándose en unos vuelos cargados de individuos que
pueden desencadenar cualquier revuelta, personas que no
sabemos quienes son, si pacíficos y honrados o altamente
peligrosos, si están sanos o aquejados de enfermedades
contagiosas, Además los militares imponen y con los soldados
españoles, ni se chulea, ni se bromea, ni se burlan de ellos
en las páginas web.
¿Tolerancia cero? A ver, a ver,,,
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