Reflexionar respecto a la mujer
puede ser complicado para un hombre, las diferencias
intelectuales existentes entre ambos sexos son reales y
reveladoras aunque, siempre podemos recurrir a nuestra
propia experiencia como hijos o como conyugues para deducir
que el género femenino se caracteriza por su complejidad.
Comprender esta disparidad debe iniciarse en primer lugar,
considerando como ellas son capaces de engendrar, criar y
educar, con todos sus sentidos, compatibilizándolo con sus
labores formativas y profesionales, incluyendo en este
último término, la pugna constante contra el hecho histórico
de la supremacía del género masculino. Muchos son los casos
en nuestra sociedad de esta desigualdad, mujeres
sobradamente capacitadas y preparadas relegadas por hombres
mediocres. Aunque, no siempre es así y también podemos
encontrar mujeres a quienes se les reconoce sus capacidades
ocupando puestos de gran responsabilidad, como ocurre en
política; Yolanda Bel, Carolina Pérez, Mabel Deu o Antonia
Palomo y también, en el sector privado.
Mi posición, compartida con otros muchos hombres, es
imaginar una sociedad perfecta donde se valore realmente la
capacitación de las personas sin discriminaciones motivadas
por el sexo del trabajador. Un mundo que avance dirigido por
quienes posean las mejores cualidades y aptitudes y, donde
rija el principio de igualdad de mérito.
No obstante, existen otras dificultades que obstaculizan la
trayectoria profesional de las mujeres, situaciones
denigrantes protagonizadas por individuos de escasa
moralidad que vulneran los derechos fundamentales de las
mujeres, agrediéndolas sexualmente, física y mentalmente,
valiéndose impúdicamente del grado jerárquico, de la
jefatura de personal para humillar a quien es superior
intelectualmente. Individuos infames, deshonestos e
indecentes que se desenvuelven cobardemente en los mismos
centros de trabajo.
En definitiva, si queremos una sociedad que avance
acertadamente, que evolucione marcada por los principios de
igualdad y no discriminación, valoremos con honestidad y por
supuesto, separemos y sancionemos a quienes actúan
impunemente en contra de los derechos de las mujeres.
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