La consejera de Sanidad y Bienestar Social, Yolanda Bel,
presentó ayer las primeras ‘Jornadas de Inmigración y
Convivencia’ acompañada del director del Instituto Ceutí de
Deportes (ICD), Víctor Íñiguez, y el responsable de la
Secretaría de Estado de Inmigración en la Ciudad Autónoma,
Javier Martínez. La semana, resultado de un convenio firmado
entre ambas administraciones, está enmarcada dentro del Plan
de Acción de Inmigrantes, un proyecto compuesto por doce
ejes. Una de estas filiales es la que concierne a la
Juventud foránea. De la dotación del Plan, que asciende a un
millón de euros, el Eje de Juventud puede gestionar 207.476
euros. Así, tanto la Ciudad como el Gobierno central, a
través del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales,
decidieron destinar a las primeras jornadas de inmigración
una cuarta parte, aproximadamente, de los 207.000 euros.
Aunque la consejera no hizo pública la cifra exacta, las
jornadas podrían costar algo más de ocho millones de las
antiguas pesetas. Un presupuesto en el que la Secretaría de
Estado aportará el 77 por ciento y la Ciudad el restante 23
por ciento.
El resto del presupuesto se destinará a futuras jornadas o
conferencias que se desarrollarán antes de que concluya el
año 2006.
Las jornadas tienen la finalidad de integrar a los
inmigrantes que conviven en el Centro de Estancia Temporal (CETI)
y en los diferentes centros de menores no acompañados con
sus iguales ceutíes.
Entre los principios básicos que rigen el proyecto, según
comentó el responsable del área de Inmigración, se encuentra
el fomento de “la igualdad entre todos los que participen,
transmitir los valores a la ciudadanía y la
interculturalidad”.
Los tres resaltaron la importancia de la cooperación entre
administraciones y apostaron por iniciar aquí “un camino”
para el futuro.
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Los inmigrantes están aquí “de paso”
El responsable de la Secretaría de
Estado de Inmigración en Ceuta, Javier Martínez, resaltó
que, “aunque Ceuta es una ciudad de paso para la mayoría de
inmigrantes, hay que comenzar aquí su integración”.
Las políticas de integración social comienzan en el mismo
momento en que se produce el conocido ‘choque cultural’. Se
trata de la confusión, tanto de los extranjeros como de los
de aquí, que puede generar para los inmigrantes el
desconocimiento de la lengua y de los hábitos de la nueva
cultura.
Así, a través de las jornadas, se intenta paliar esta
‘fricción’.
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