“Ninguna madre embarca a un hijo en un cayuco por gusto”.
Javier Rojo, presidente de la Cámara Alta, reflexionó ayer
sobre la cuestión migratoria y sobre las razones que llevan
a una persona a realizar un viaje de miles de kilómetros:
“nadie quiere cambiar de destino por capricho”, sentenció
Rojo que pidió que el asunto salga de la confrontación
política y que no se utilice “para debilitar al adversario”.
Para el presidente del Senado la historia es cíclica y cada
coyuntura económica y social refleja los problemas derivados
de la anterior. La globalización, dijo Rojo, “ha hecho más
ricos a los ricos y más pobres a los pobres”; la
consecuencia es fácil de dilucidar: la pobreza concentrada
en una sola zona del planeta provoca la aparición de flujos
migratorios constantes en una única dirección norte-sur. “El
mundo es complicado”.
Hay diferencias
Indiscutiblemente para Rojo, la inmigración afecta de modo
diferente a cada comunidad autónoma, en función de su
ubicación geográfica y potencial económico. Ceuta compone
parte de la frontera sur de Europa por lo que es la primera
parada española para muchos de los inmigrantes que, de
manera ilegal, llegan al país. En este sentido, el
presidente del Senado no tiene ninguna duda sobre la
“responsabilidad compartida” de las instituciones, tanto
europeas como españolas, para abordar la cuestión.
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España acude a Líbano con la ONU
El envío de tropas españolas a un
“conflicto que nos afecta directamente”, dijo ayer Javier
Rojo, no se produce en las mismas circunstancias que hace
tres años, cuando España, de “forma unilateral” desplegó sus
fuerzas en Irak tras la ocupación estadounidense. “Vamos
bajo mandato de la ONU”, recordó el presidente del Senado,
que considera que la Organización de las Naciones Unidas es
el foro adecuado para discutir y decidir sobre este tema.
“El tiempo ha demostrado lo que pasa”, señaló Rojo, cuando
no se cuenta con los demás para hacer las cosas; el
resultado es la situación que vive hoy Irak.
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