El próximo despliegue de las
Fuerzas Españolas en Beirut (Líbano) sin que se haya
definido aun la zona de guarnición ya que al parecer estas
tropas se situarían en el Sur que limita con los Altos del
Golán e Israel, aunque ya se ha producido el avance de
técnicos que por lo visto prepararán la llegada de un
contingente de Infantes de Marina de 800 o 1000 efectivos,
viene de nuevo enfrentando a los principales partidos
políticos de la nación y, de paso, pone en candente
actualidad al Ejército.
Y es que son varias las veces que, en tiempos recientes,
salen las tropas al exterior (entiéndase Bosnia-Herzegovina,
Irak, Afganistán, Centro América, República Democrática del
Congo y ahora, por último, Líbano) todas ellas, según los
dirigentes políticos del momento, en “misiones de paz”, aun
cuando luego estas actuaciones se cobren la vida de jóvenes
soldados que guiados por un ideal patriótico, en algunos
casos y, en otros, por desempeñar una labor profesional
igual a otra cualquiera, son destinados a prestar sus
servicios en estos territorios donde se han venido o se
vienen produciendo graves conflictos bélicos.
Ahora toca el turno del desplazamiento al Sur del Líbano en
su frontera con Israel, zona de autentica guerra entre los
seguidores de la milicia libanesa Hizbulá y este último
país, a cumplir otra difícil “misión de paz”. (Ya lo fueron
sus actuaciones en el Sur del Irak, no solo con los rigores
del verano iraquí, con temperaturas superiores a 50º, sino
debido a lo peligroso de la misión encomendada, aparte del
desarraigo que ello supone y el escaso contacto con sus
familias. Igualmente habría que señalar la actuación en
Afganistán, con entrega de sus vidas hecho acontecido en el
accidente aéreo del Yak 42 en el que fallecieron 62
militares cuando su avión se estrelló en Turquía a la vuelta
de cumplir la misión que les fue encomendada en Afganistán
o, también, el accidente del Helicóptero en el mismo país,
todavía no aclarado, con la muerte de diecisiete soldados
españoles).
En todas estas misiones, sin el menor atisbo de provecho
propiol, con un comportamiento ejemplar, tanto en lo
profesional como en lo personal, (no se conoce de hecho
alguno por malos tratos físicos ni ningún otro tipo de
delito contra la población donde se ubican las guarniciones
españolas), han dado a nuestro Ejército el prestigio que se
ha ganado a pulso en todos los estamentos de la sociedad
española, exceptuando, claro está, aquel caso de afrenta,
como la que comentamos hace meses, escrita en un periódico
catalán.
Por ello estimamos que la mejor “Infantería del Mundo”, como
fue calificada en tiempos de los Tercios de Flandes, ahora
viene a demostrarnos, también, que no solo se gana prestigio
y reconocimiento en ocasiones de enfrentamientos bélicos
propios, sino que nuestros soldados están prestos a la
ayuda, cooperación e intervención para el logro de la
ansiada paz en los países que, por las causas que sean, se
ven inmersos en guerras o conflictos bélicos que, en
definitiva, vienen a alterar los bienes y las vidas de
personas, en la mayoría de los casos inocentes y en esta
ocasión en el Líbano, donde le espera también una importante
“misión a cumplir” que, estamos seguros, resolverá
satisfactoriamente con la efectividad y el honor que le
caracteriza.
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