PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura


Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

CULTURA - LUNES, 4 DE SEPTIEMBRE DE 2006


Mortensen interpreta a Alatriste. EP

cine / crítica
 

El símbolo español
de la desesperanza

El magnetismo de un ‘Alatriste’ interpretado por Viggo Mortensen eclipsa al elenco de actores. La visión misógena de Reverte empapa el papel de la mujer
 

CEUTA
Rocío Maresco
rociomaresco@elpueblodeceuta.com

Un siglo en el que España pierde su dignidad. En este escenario transcurre la historia de un hombre, llamado Diego Alatriste, que no es -como nos han hecho creer- el antihéroe de capa y espada. Vive su tiempo y las cicatrices de su entorno miserable apagan su espíritu. El magnetismo de un Viggo Mortensen, cuyo acento aporta firmeza a sus palabras a la vez que delicadez, eclipsa de alguna forma a las actuaciones estelares del elenco de actores españoles.

La intriga de la Corte de Felipe IV en la España de las batallas del siglo XVII que ennegrecen la vida cotidiana de las clases bajas se escenifica a la perfección. Un Javier Cámara que matiza perfectamente las fases del Conde Duque de Olivares y Juan Echanove en la piel de Francisco Quevedo son los personajes que retratan un pasado glorioso en tiempos deneznables.

La fotografía de la película es, sin duda, un premio para la vista. La iluminación y la puesta en escena conforman el cuadro de costumbres de cualquier pintor de la época. El guiño a Velázquez es evidente, pero no sólo porque se le mencione en varias ocasiones sino porque su obra forma parte inseparable de la película en la guerra y en la paz. De hecho, una de las grandes virtudes de esta película es que tiene un contenido realmente didáctico a la par que estético en cuanto al acontecimiento histórico. No lo estanto, la visión misógena de Reverte, que empapa el papel de la mujer. Las protagonistas son corrompidas por la necesidad y el ansia de poder, y por su puesto, traen la desgracia más absoluta. La mirada cansada de un Alatriste que se da cuenta con los años que todo en lo que creía se desvanece, el amor de su vida lo traiciona y el arrepentimiento llega tarde. La batalla es lo único que le queda en un país que languidece en silencio. El mensaje que transmite la película es desesperanzador pero el orgullo y el respeto a las reglas del honor dignifican en cierta forma a un protagonista que no pretende tocar la gloria. Esta superproducción no desmerece el trabajo de los profesionales españoles. Al contrario, manifiesta que el género histórico en España funcionó en los sesenta y funciona en el siglo XX por varias razones: nuestro pasado es trágico y abundante, lleno de matices y culturas diferentes y, por su puesto, nuestros actores, directores y realizadores tienen talento suficiente para llevarlo a la gran pantalla.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto