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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE SEPTIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Estrés posvacacional
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Dan ganas de decir: “¡Ven p´acá palabreja, que vas a alucinar!” porque parece que “todo” el mundo, según la televisión, que es muy torticera y muy lavacocos, tiene que sufrir la patología que lleva aparejados cansancio, desmotivación, agotamiento, decaimiento y una cierta tristeza exógena por la disminución de las horas de luz. Eso digo yo, será cosa de señoritos y de pijoteros o de desdichadas personas crónicamente fatigadas y cabreadas por un trabajo tedioso y mal pagado. Nuestros jóvenes treintañeros, sobradamente preparados y culturizados, pero mileuristas por más señas, es normal que estén hasta el cipote por la falta de oportunidades y sufran estrés.

¿Qué si yo padezco estrés posvacacional? En absoluto, yo tengo “lo mío” pero nada posvacacional, por la simple razón de que no me he ido desde hace veintiséis años de vacaciones, vamos, en plan dos o cuatro semanas de dolce far niente, ni falta que me hace. Es más, si le fallo a mi director es capaz de correrme a collejas por el Paseo Marítimo, porque es de mal conformar y muy mirado con el trabajo. Pero lo hace por mi bien, porque me aprecia y desea que no falte ningún día de la semana a estas clases de aerobic mental que es el oficio de escribidora, cuyo valor es incalculable para prevenir el Alzheimer y la demencia senil ¡lo que me faltaba! Yo, con “lo mío” y encima demente. Les digo, tendría menos futuro que los caballos de Roca. ¿Qué que les pasa a los magníficos ejemplares equinos del trajinoso Roca que no veranea en Incosol sino en Incosombra? Pues que dicen y cuentan y seguro que fabulan, que los valiosos caballos, intervenidos por orden del operativo juez Torres ese que defiende tan magníficamente a sus presos y que impide que voceen la Operación Malaya en todas las tertulias pedorro-televisivas, los equinos están abandonados, enfermos y hambrientos y si es cierto es una innecesaria porquería, porque, antes que dejarles morir de miseria, mejor venderlos y repartir el dinero entre los jubilados con pobreza vergonzante.

Muy mal. Los caballos de Roca estarán padeciendo estrés de hambruna y dicen y comentan que, en la cárcel y por culpa de la gentuza de las tertulias televisivas , le han quitado a Roca el frigorífico, porque habían denunciado en televisión que, el preso, tenía una nevera en su celda. Mentira. Lo que permitían tener a los encarcelados era una especie de cajitas de corcho con hielo para refrescar los botellines de agua o los refrescos, a nadie dañaban y a nadie perjudicaban. Pero por culpa de los carroñeros de la prensa han retirado todas las cajas de corcho del módulo 8 y los presos ya no pueden beber agua fresca. ¡Ele por Instituciones Penitenciarias! Y ahora a echarle esos mismos cojones al módulo 9 de la cárcel de Topas, a los de los de los integristas y a todos los módulos donde existan “auténticos” conflictos, además de a los presos etarras. La testiculina para el terrorismo y no para personajes trajinosos que aparecen en la prensa rosa. ¿Qué si lo de las cajas de corcho es verdad? Yo no lo he visto, pero me lo han contado y quien me lo ha contado no tenía razones para mentirme y relatarme algo tan surrealista y tan de película de Buñuel.

Por cierto, los presos de Incosombra no padecen estrés porque no saben como ni cuando van a acabar sus vacaciones en el hotel La Reja, lo que es una ventaja para ellos y erradica el riesgo de que sufran desmotivación o cualquier sintomatología aparejada al fenómeno del estresamiento. Que es un fenómeno dañino y que requiere ayuda médica y remedios de botica bien genéricos, bien con nombres comerciales. ¿Qué si yo tomo algo para “lo mío”? Si. Tomo Dobupal 150 y todo tipo de mejunjes bajo prescripción facultativa, aquí, en Andalucía nos gustan los médicos más que a un tonto una volaera y nadie tiene complejos en confesar que le ha dado un jamacuco, un espeluco, una alferecía o un repente, los dispensarios de la Seguridad Social están repletos a todas horas, porque para eso se paga: para ir al médico y los que hacen largas colas. No van a aprovecharse del sudor de los contribuyentes ni en plan chupóptero, sino que van porque para eso pagan el servicio y así amortizan sus dineros. ¿Qué si los no-afiliados a la Seguridad Social o los extranjeros no tienen derecho a acudir al médico ni que les de estrés? Los no-afiliados si tienen sus cartillas de pobres con las que les afilian no tienen problema y los extranjeros tampoco, aunque es inmoral que, las dolencias de los extranjeros las tengan que pagar los paganinis españoles. Para eso hay un remedio: se factura la consulta o la intervención y se manda la factura a la Embajada y si el Embajador no paga se le pone una reclamación de cantidad, se le embarga el palacete-Embajada o la sede consular y , tras la subasta, se le echa con sus putos muebles y sus ordenadores a la no menos puta calle.

Y eso se hace por el bien de los países que tienen extranjeros que enferman en España. Así se les enseña a ser responsables con sus nacionales y a que, sus gobernantes, se ganen los incalculables sueldazos que perciben, atendiendo tanto a sus pobres y desfavorecidos, como a sus nacionales que padezcan algún tipo de estrés. ¡Ay cuando manden los míos! ¡Mucho te quiero perrito, pero pan poquito! Y los dineros para el agujero negro de la supuesta reconstrucción del Líbano para nuestros ocho millones de pobres, repartidos en paguitas y para nuestros abueletes y para erradicar el chabolismo gitano y hacer casas para mis primos (fantaseo) pero casitas con campitos no bloques de cemento donde el ascensor siempre está roto porque no saben usarlo, casas donde puedan tener animales de corral… Y asilos para los viejos. Porque ser viejo en esta España es un tétrico invento y no hay plazas, de hecho, hay veces que, el viejo o la vieja reciben la carta con la plaza y ya se los han comido los gusanos ¿Qué si los pensionistas tienen estrés? Creo que si. Hay muchos que tienen pena y pasan hambruna con las míseras pensiones y claro, ven nuestros dineros volar para el Líbano y ven lo dadivosos y lo caritativos que son nuestros Gobernantes con los dineros de los españoles y lo humanitarios que son con los ajenos, humanitarios y babosos y lo duros y crueles que son con los propios y amen de pasar fatigas y necesidades y aunque no regresen de vacaciones, se estresan.

¿Qué que mandarían los míos de la ciberderecha neocon al Líbano? Pues una postal firmada por los ocho millones de pobres españoles y por los jubilados de las pensiones de trescientos euros, una postal y unas sentidas palabras “¿Nosotros daros los dineros? ¿De donde? Estamos pa que nos den y no pa dar”. Y es verdad. Hago cábalas sobre el origen de los millones de euros que los de arriba, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, van a apoquinar para hacerse los solidarios, para salir en la foto y porque les sale de sus peludas pelotas, hago cábalas sobre el origen y lo incierto del destino de los dineros y me aquejan la desmotivación, la fatiga, el decaimiento y un poso cierto de amargura y aunque no me he ido de vacaciones siento los síntomas inequívocos del estrés posvacacional.
 

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