El litoral ceutí es uno de los puntos del Mediterráneo en
los que la sobrepoblación de medusas se ha dejado notar
durante el verano 2006. Cruz Roja ha registrado más de 2.000
picaduras de estos animales acuáticos entre los meses de
julio y agosto. Sin embargo, los datos arrojados por la
asociación muestran un descenso muy significativo de un mes
a otro. Mientras que en julio, los voluntarios recogieron
más de 1.500 casos, en agosto sólo han llegado a los 616.
El Chorrillo es la playa donde se han dado más casos con 210
picaduras, seguida de Miramar con 202, La Ribera con 103 y
Benítez con101 tan sólo en el mes de agosto.
Los voluntarios subrayan que las picaduras de medusas han
centrado la mayor parte de las actuaciones, que han
alcanzado las 962 durante este mes.
Mallas
Las mallas antimedusas constituyen por un lado, una
contención ingeniosa de estos animales y por otro, una
fuente de disputas entre la administración ceutí, los
ecologistas y la oposición.
La Ciudad ha defendido durante todo el periodo estival la
eficacia de la malla, a pesar de que en agosto, sufrió una
rotura considerable, “ha frenado la afluencia de medusas en
nuestras playas”, apuntó recientemente la consejera de Medio
Ambiente, Carolina Pérez.
El gobierno ceutí preve que la retirada de la malla se
llevará a cabo aproximadamente el día 10 de septiembre,
cuando la asistencia de ceutíes en la playa decae
considerablemente con la reincorporación al curso escolar y
el final de las vacaciones profesionales. Los ecologistas y
la oposición no estaban convencidos de la eficacia de la
malla y su falta de impacto medioambiental.
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Los ecologistas advierten de que el problema persistirá
Aunque la malla disminuya el
número de medusas que llegan a las costas ceutíes, todos los
ecologistas manifiestan que no es una solución definitiva.
Es más, insisten en que el problema persistirá año tras año.
Las causas evidentes se centran en los efectos del cambio
climático sobre la temperatura y salinidad del agua así como
la esquilmación de la colonia de tortugas y atunes en la
zona del Estrecho.
La solución no parece que se consiga a corto plazo. Tanto
las asociaciones ecologistas internacionales como locales
saben que las medidas que deben tomar las administraciones
son costosas, drásticas pero necesarias: poner en marcha un
plan de cria de depredadores naturales autóctonos de las
medusas, reducción de gases de efecto invernadero, conservar
los hábitats marinos evitando la pesca corrosiva, así un
largo etcétera.
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