Los escolares son conscientes de
que el curso está a punto de empezar. Los escaparates
exhiben mochilas con la cara de velocidad de Fernando Alonso
estampada en azul telefónica o las estilizadas figuras del
uruguayo Jordi Labanda. Descuentos en libros de texto, en
babys, en el chándal de la clase de Educación Física o en
los zapatos de goma. Los padres se preparan para abonar las
facturas y el profesorado, la administración y los
conserjes, para plantarle cara al curso. Con especial
intensidad se viven estos momento en el instituto número
seis que abrirá por primera vez sus puertas: es el último
centro levantado en la Ciudad Autónoma por el Estado. Se le
conoce como IES Huerta Téllez pero todavía no se le ha
asignado su nombre definitivo: eso será tarea del Consejo de
Administración escolar. León Bendayán, su futuro director,
pisa el acelerador a una semana del inicio del curso y echa
a un lado las malas vibraciones que rodean al edificio. Y
¿por qué? Puede que alguien piense que Bendayán habla antes
de tiempo pero no es así. Hay IES que nacen con estrella y
otros estrellados y el número seis corresponde a la segunda
categoría. No se trata de la equipación -muy completa- ni de
las instalaciones- a estrenar en pocos días-. Se trata de su
ubicación que, hasta ahora, ha sido más una lacra que una
coyuntura, una circunstancia que quizá ayude a la zona a
dignificarse, con todo el respeto hacia los vecinos de la
zona. Bendayán no quiere un centro proscrito, quiere un
centro abierto, el mejor de Ceuta. Lo mismo que los padres
cuando miran a sus hijos recién nacidos, el futuro director
quiere que el instituto prospere y, por qué no, se convierta
en un centro de referencia. Complementos no le faltan al
número seis que incorporará TIC’s, timbre nuevo y personal
ilusionado. La ubicación, como el tamaño, no importa viene a
decir Bendayán que seguro que lleva una libreta en el
bolsillo donde apunta los nombres que más le gustan para el
seis.
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