El incremento de la vigilancia ejercida por Marruecos en la
zona del Estrecho ha tenido dos consecuencias bien distintas
para el sur de España. Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de
Interior, que compareció ayer ante los diputados del
Congreso en el seno de una Comisión reconoció que el
despliegue de fuerzas marroquíes en las fronteras y el
aumento de la vigilancia en el Estrecho han derivado las
rutas migratorias hacia Canarias, con las consiguientes
llegadas por mar a las islas.
Pérez Rubalcaba señaló que España y el mundo se encuentran
ahora en plena ‘Edad de la inmigración’, caracterizada a su
vez por una “diversificación, una globalización y
feminización” de los flujos que se dirigen hacia el norte.
Además, indicó que, como ocurrió tras la II Guerra Mundial,
las migraciones buscan como objetivo huir de la pobreza.
Por otro lado, el titular del Ministerio de Interior aseguró
que el Gobierno quiere compartir su política migratoria con
los ayuntamientos, las comunidades autónomas así como con
los grupos parlamentarios. “Me comprometo a estudiar las
sugerencias que hagan”, dijo a la Comisión. Además, recordó
que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa
Fernández de la Vega, se desplazó a Finlandia -que preside
este semestre la UE- y a Bruselas para lograr más medios con
los que frenar el flujo de inmigrantes a las Islas Canarias,
así como una mayor implicación en la lucha contra la llegada
de ilegales. “España ya no puede enfrentarse en solitario al
control de la frontera sur de Europa; la implicación de la
UE es necesaria y esencial”, dijo.
Sobre un posible descenso de la presión migratoria que llega
a España, Rubalcaba no es demasiado optimista. A pesar de
que “nos enfrentamos al reto más complejo que nuestro país
tiene por delante”, continuó Rubalcaba, “necesitamos a los
inmigrantes, que han creado riqueza, pero no podemos acoger
a todos los que quieran venir. Sencillamente, no es
posible”, señaló el ministro.
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