¿Recuerdan ustedes a Elián, el
balserito cubano? Seguir que sí, porque, hace pocos años nos
dieron un respetable coñazo con su lastimosa historia y
ocupó portadas de prensa y horas de emisión en todas las
televisiones occidentales. Si, ese mismo. El que emprendió
con su madre la huída del paraíso cubano en una balsa que
naufragó, la mamá se ahogó y el pequeño logró sobrevivir
hasta que fue rescatado por los guardacostas americanos que
le llevaron a los Estados Unidos y le entregaron a su
familia materna. Comentario mundial “¡Que mierda el régimen
cubano que hasta los niños se les escapan y se hacen
balseros!” Descrédito internacional servido, bochorno
insoportable para el camarada Fidel Castro, ese viejo y
soporífero chivo que, incapaz de soportar las burlas,
rescató para la historia al papá divorciado del niño al que
todos conocían como “Eliancito el balserito” Y el
progenitor, que era un don nadie y que siempre había pasado
de su descansada ex esposa y de su hijo, hasta el punto de
que ignoraba que habían salido por pies de la miseria
castrista, el papá, fue utilizado por el régimen para
reclamar de inmediato al niño, en una tardía demostración de
amor paternal.
Los familiares exiliados en América se negaron en rotundo a
que, Eliancito, volviera a disfrutar de las hambrunas de la
cuba comunista, los exiliados cubanos hicieron del pequeño
un símbolo de resistencia y se desató un auténtico conflicto
diplomático. Por un lado los cubanos de América que alegaban
que la voluntad de la madre era que, el chico, creciera en
un país libre y por otro los cubanos de Cuba rabiando porque
no le devolvían al “símbolo” acusando de “secuestro
internacional”. Los diplomáticos echaban humo, las
cancillerías trabajaban a tope y finalmente, tras un largo
contencioso, el Derecho Internacional dio la razón al padre,
pese a que este era un auténtico convenío y uno de los raros
ciudadanos de Cuba que hacía tres comidas diarias, por mor
de ser papá del Balserito y estar dando la vara para
recuperarle.
Realmente, que se escape un niño de un país, arriesgándose a
una peligrosa travesía, para huir de la cochambre, deja a
sus gobernantes y a todo el sistema a la altura de las
boñigas. Así que, en vivo y en directo y en avión oficial,
llegó el padre a por Eliancito y las televisiones mundiales
recogieron sus palabras de adhesión al feroz régimen
castrista, disfrazaron al niño con un pañolete de
revolucionario y de vuelta a La Habana donde le esperaba el
mismísimo Fidel que le dirigió un conmovido y breve discurso
que tan solo duró seis horas, para, de inmediato llevarle a
una especie de complejo construido para dignatarios donde,
el joven héroe cubano viviría a partir de entonces para que
no echara de menos las comodidades de la vida americana. Y
el papá a la vera, chupando cámara y chupando lo que
pillaba, porque ya se sabe que, los cubanos de Cuba son muy
supervivientes.
Y durante años, en cualquier mitin, acto o congreso,
aparecía el Eliancito, el héroe balserito con una bandera en
la mano y el discursejo cursilón aprendido de memorieta,
todo un símbolo patrio cubano. Cuba será tercermundista,
estropajosa, zarrapastrosa y arruinada, pero en este tema
supieron dar la talla internacional.
Ayer, de nuevo, llegó a las costas españolas, procedente de
Marruecos una patera con niños, esta vez veintitrés del
tirón. Y ya son cientos de jóvenes marroquíes los que se
encuentran recogidos por la caridad de las Autoridades
Españolas, por considerárseles “desamparados”. Algo de
infinito mal gusto por parte de España, ya que, si los niños
y los muchachos menores de edad marroquíes que llegan
ilegalmente a España están “desamparados” es acusar
explícitamente a Marruecos de no ser capaz ni de amparar a
su propia niñez y juventud, tal es su reconocida
incapacidad. ¿Qué si Marruecos lía cada vez que se le escapa
un joven o un niño el follón que lió Fidel Castro? Marruecos
no ha liado nada jamás ¡Hasta los rumanos controlan con
rigor la salida de niños del país y miran con lupa las
adopciones internacionales!Y miren que los rumanos son
bajunillos y modestos. Pero para cualquier país, con
excepción al parecer de Marruecos, los niños y los jóvenes
son el futuro y un patrimonio irrenunciable y les protegen
con todas sus fuerzas y luchan por ellos y van a reclamar
donde tengan que ir a reclamar hasta en la ONU. Marruecos
pasa y permite que sus menores estén recogidos de mala gana,
en España, costando dinero a los contribuyentes , merced a
la caridad de los centros de acogida y con una inútil pugna
por parte de las Autoridades Españolas para identificarles y
repatriarles “con garantías” dicen. Y ese “con garantías”
significa ni más ni menos que, el Estado Español, ni se fía
de Marruecos ni de sus instituciones y por ello “exige”
devolver a niños y muchachos “con sus familias” y nunca
jamás entregarles ni a la policía marroquí ni a
instituciones de menores marroquíes porque, les consideran
claramente “incapaces” ya que, los niños marroquíes están
“desamparados”.
A la prepotencia y a la superioridad compasiva y lacrimosa
española, que para mí es una bofetada sin manos al reino
alaouita, no se responde por Rabat con furiosas exigencias
de inmediata devolución y entrega a las Autoridades
Marroquíes de sus menores. Ni el Embajador marroquí en
Madrid se pone como un gato rabiando y habla de “secuestros
internacionales” como hacía Fidel Castro, que acusaba a los
EEUU y a la Administración Americana de tener secuestrado a
un ciudadano cubano. En el caso de los pateristas, que no
balseritos, el pasotismo es total y la imagen a nivel
internacional absolutamente patética para Marruecos. ¿Cómo
pueden permitir los vecinos tamaño descrédito? ¿Cómo pueden
tolerar la altivez y la postura de farisáica caridad de
dándoles de comer a sus “desamparados” morillos? Y, los
padres de los pateristas ¿Cómo pueden tener tanta cara dura
y tan poca vergüenza? Al menos, el aprovechado y convenío
papá de Eliancito ignoraba que su hijo se había fugado, pero
dicen las Autoridades Españolas que, en el caso de los
pateristas, son los propios padres quienes, de una patada en
el culo, les montan en la patera y les utilizan para su
propio provecho con el pleno consentimiento de sus propias
Autoridades.¡Vaya y vaya con el personal!
Nunca, en ninguna época, en ningún país,se ha visto un trato
tan cruel con la juventud y la infancia, ni una frialdad
emocional similar. Eso si, el señor Embajador de Marruecos
en Madrid es un altísimo diplomático que acude a las
recepciones con su exquisita esposa y no se le atragantan
los canapés recordando a los cientos de niños y muchachos
marroquíes que deben, hasta la mierda que cagan, a la
caridad y a la compasión de los españoles, porque están
“desamparados” y el Embajador de su país no es nadie, ni
quien para “ampararles”. Yo no sé como en las recepciones
del cuerpo diplomático no se le atraganta el canapé y
como,tan siquiera, sus colegas diplomáticos le hablan,
porque su ineficacia e ineptitud está patente en cada
expediente de amparo que ha de instruirse para “proteger” a
un menor marroquí.
Veintitrés desamparados llegaron ayer ¿Reclamarán furiosos
desde Rabat? No.Nada. Pasan de imagen internacional. Será
porque, los desventurados menores marroquíes, ni son, ni
serán nunca, ni podrán compararse jamás a “Pequeños
Eliancitos”.
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