Aunque me voy, no me voy // aunque
me voy, yo me quedo //. Eso dice la letra del fandango
”valiente” de Valverde.
Y servidor, aprovecha, el mismo, para decirles a todos
ustedes, es decir a todos vusotros, que éste peazo de cuerpo
danone o cuerpo diez, según se mire, no se pue aguantá.
Aunque se mire, cómo se mire, tengo un peazo de cuerpo de
aquí te quiero ver.
Qué quieren qué haga. Me tendré que conformar cuando al
mirarme, cada mañana, al espejo, me tenga que cantar eso de
“que caló, que caló tengo // Que guapo soy y que cuerpo
tengo //.
Oiga,amigo guardia,que conste que no es por presumir pero
visto, lo visto, me voy a tener que pegar un corte en la
cara, cuando me esté afeitándome, para evitar ser tan guapo
y que, por ello, me tengan tanta envidia algunas de mis
adoradas y nunca bien ponderadas criaturitas mías.
Aún cuando dicen que las comparaciones son odiosas, en este
caso es que no hay comparación posible entre mis adoradas y
nunca bien ponderadas criaturitas y esta belleza única de
servidor, auténtico cuerpo diez. No me beso porque no me
llego.
Bueno donde tampoco hay comparación posible, entre mis
adoradas y nunca bien ponderadas criaturitas mías, es en la
capacidad intelectual. Siento te ner que decirlo, porque no
me gusta presumir pero, en eso, estoy a años luz de todos
ellos.
Muchas de mis adoradas criaturitas, siento tener que
decirlo, tienen el cerebro carcomido por el gusanillo de la
ignorancia.Dicho en román paladino, tienen diarrea mental.
Y es que, fijándose bien, si me estudian un poco, no hace
falta estudiarme mucho, se encontrarán que tengo todos los
dones, soy guapo, cuerpo diez e inteligentísimo. ¿Que más se
le puede pedir a la vida?.
Bueno, se le puede pedir tener algo de parné. Pero, eso, es
algo que nunca me ha preocupado. Servidor, siempre ha
pensado, que el maldito parnése necesita para vivir y no
vivir para ese pedazo de papel sucio y maloliente que
metaliza los corazones.
Desgraciadamente, aunque a algunos les cueste trabajo
creerlo, hay muchos personajillos que viven para el dinero
y, por él, son capaces de vender a sus propios padres.
Lo ridículo que tienen todoslos de esta calaña que viven,
toda la vida pendiente de atesorar la mayor cantidad posible
de money, cuando estiran ,la pata porque, estos, también
ladiñan, llegan sus herederos y se lo pasan bomba
gastándolos a manos llena, mientras les hacen una pedorreta.
Cosa que no voy a dar lugar a que me pase. Lo que supone una
gran ventaja el día que me toque estirar la pata. Porque,
aquí, en este mundo de mentiras e hipocrecías, no se va a
quedar nadie. Porque es cierto aquello que dicen:”no hay mal
que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”.
Para poder írme de vacaciones unos días, dejándoles
descansar de todo esto, y recoger fuerzas para cuando llegue
la hora de la verdad, las luchas intestinas, los puñales de
los ”Brutos” del momento, las puñaladas traperas, los
abrazos de Vergara, he tenido que acudir a mi banco amigo a
firmar una jartá de papeles.
Todo esto me lo hubiése ahorrado, si me hubiesen dado uno de
esos carguitos que sedan por el ”dedatil”, y donde te arrean
ochocientas mil calas de nada, por no valer para nada, sólo
por tener par de amiguetes que te arrean esa cantidad que,
por supuesto, no sale de sus bolsillos, sino de los
bolsillos de los contribuyentes. Manda...la cosa.
Y es que, en esta vida, como decía la sabia de mí abuela:
”más vale caer en gracia, que ser gracioso”.
Y no me negarán, que no es caer en gracia, eso que se lo
traigan a usted, por un suponer de la provincia de Jaén, así
como quien dijo por ser amiguete, de par de personajes y le
arren, de entrada, ochocientas mil de las antigüas pesetas.
Uno, que hace tantos sacrificios para poderse ir unos días
de descanso, merecidos por cierto, se pregunta ¿Cómo es
posible qué queden, aún, esos amiguetes tan bondadosos,
capaces de darle, a usted, cuatro mil ochocientos euros
mensuales, por no hacer nada.?
Tengo que reconocer, que tengo amigos buenos, muy buenos
pero, tengo la completa seguridad, que ninguno de ellos, en
el supuesto que tuviésen algún mando me darían las
ochocientas mil de las antigüas pesetas por no hacer nada
porque, entre otras cosas, nada se hacer.
Quizás mis amigos no serían tan bondadosos porque, ese
dinero tendría que salir de sus bolsillo y no de los
bolsillos de los contribuyentes.
Ya lo dijo aquel, que le gustaba, por cierto, decir cosas:
“La caridad bien entendida empieza por uno mismo.” Y en
ella, no entra el hacer caridad rascándose el bolsillo que,
para esos menesteres, ya se lo rascan otros que, además, de
rascarse el bolsillo aplauden. ¡Estos palmeros!.
Bien, queridos míos, sé que no leerme, cada mañana, os va a
suponer un gran sacrificio. Pero, la verdad, es que necesito
echarle “gasolina” al cuerpo.
Y mi cuerpo, como París, bien vale una misa.
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