El gerente de Emvicesa, Francisco Márquez de la Rubia,
compareció ayer ante los medios acompañado por el consejero
de Fomento, Juan Antonio Rodríguez Ferrón, para aclarar las
posibles dudas surgidas a partir de una serie de críticas
(“planteamientos demagógicos”, dijo Márquez), sobre la
enajenación de las parcelas 1B1, 1B2 y 1M2 de Huerta Téllez.
Francisco Márquez se remontó al principio del proceso, en
mayo de 2004, cuando el Consejo de Administración de Procesa
aprobó, “sin ningún voto en contra por parte de los
representantes políticos”, el pliego de condiciones que
regularía la enajenación de parcelas en esta ubicación.
“La decisión de enajenar se toma en un acuerdo plenario,
aprobado por unanimidad a comienzos de 2004, a través del
cual se declara como objetivo estratégico de la Ciudad la
construcción de viviendas para paliar progresivamente el
déficit existente en esta materia”, apunta Márquez de la
Rubia. Esta estrategia implicaba una serie de objetivos,
entre los que estaba el mantenimiento del esfuerzo inversor
en la promoción pública de viviendas, mantener la
implicación del Gobierno central en la promoción mediante el
Plan de Dotaciones Básicas, habilitar el máximo suelo
urbanizable posible y lograr la implicación del el sector
privado en la promoción de VPO, “algo muy novedoso en
aquella época”.
Para lograr la implicación del capital privado se tomaron
una serie de determinaciones, siendo la urbanización de
Huerta Téllez la materialización de este objetivo, según
Márquez, que consistía en que la Ciudad lograse liberar la
mayor cantidad de suelo propiedad de la Ciudad o de sus
empresas. También se perseguía el incremento “hasta límites
realistas” del precio máximo de venta de una vivienda “para
hacerla atractiva al promotor privado, teniendo en cuenta
además que los costes de construcción son superiores en
Ceuta al del resto de la península”.
Otros objetivos fueron la venta del suelo a los promotores
privados “a precios no especulativos” y que la selección de
los adjudicatarios de VPO estuviese tutelado por la
Administración Pública, es decir, bajo los criterios del
Ministerio de Vivienda para este tipo de concursos.
Para Francisco Márquez, la enajenación de parcelas, tal y
como se produjo en Huerta Téllez, formaba parte de esta
serie de objetivos para liberalizar suelo y ponerlo en manos
de constructores privados, “aprobados por el Pleno y el
Consejo de Administración de Emvicesa”.
Condiciones del pliego
El pliego de condiciones de la enajenación de las parcelas
indicadas, fijaba el precio aconsejado por la legislación
para la enajenación, que era el 15% del precio máximo de las
viviendas. También establecía la obligación de construir
únicamente VPO y nunca vivienda libre. La construcción
debería iniciarse en un plazo máximo de seis meses, una vez
obtenidas las licencias, “con el fin de evitar la
especulación con una posible subida del valor del suelo”.
“Estas condiciones eran de tipo resolutorio, es decir, su
incumplimiento suponía la rescisión inmediata del contrato”,
indica Márquez.
Cláusulas de baremación
El pliego recogía igualmente las cuatro cláusulas por las
que se baremarían las empresas interesadas en la
adjudicación de las obras. La primera, valorada con 40
puntos, se refería a la calidad del anteproyecto, “la
concreción del diseño, distribución y ubicación de las
viviendas”. La segunda cláusula, valora con un total de 35
puntos, el grado de experiencia de las empresas en la
promoción y gestión de viviendas protegidas. La tercera
hacía referencia a la colaboración con la Ciudad en las
diferentes líneas de ayudas previstas a los ciudadanos,
anticipando estas subvenciones directas a los beneficiarios
(15 puntos). La cuarta era la mejora de la oferta económica,
un punto que sólo fue premiado con 10 puntos.
Márquez recalcó que la mesa de contratación solicitó además
la elaboración de un informe de valoración que garantizase
el cumplimiento de todas las condiciones y el marco jurídico
sobre el que se asienta el procedimiento, resultando al
final ganadora la oferta de Vial Inmuebles SL con 89 puntos.
El gerente de Emvicesa dijo no entender cómo después de un
proceso de estas características, pudieron aparecer críticas
“tan tempranas y tan desmesuradas” hacia la limpieza del
procedimiento en sí.
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