Leo que Maracaná 06, el
espacio deportivo de Cuatro, desaparece de la
programación por su baja audiencia. Vamos, que a Paco
González, a Michael Robinson y a Carlos Latre
los veían nada más que sus familiares y amigos. Y alguien
que zapeaba y se quedaba un momento para bostezar y
exclamar: ¡A qué juegan estos tíos?...
Maracaná 06 nació muerto. En principio, porque Canal Plus
debió darse cuenta de que Michael Robinson estaba ya más
quemado que la pipa de un indio. Ese dicho tan antiguo y
desgastado, que él con su media lengua volvió a poner en
órbita entre un público ávido de reírse con las patochadas
de un guiri que irrumpió en la pantalla haciendo de
gracioso.
Un guiri que jamás se ha preocupado de perfeccionar un
idioma que le ha permitido hacerse rico en la televisión y
demostrarnos que en España son premiados quienes maltratan
nuestra lengua. De ahí que me haya preguntado muchas veces:
¿aceptarían en la BBC a un español destrozando el inglés
como el castellano es destrozado en nuestra televisión por
un hijo del Reino Unido?
Lo que le ha ocurrido a Maracaná 06 de Cuatro,
es decir, que ha pegado un petardo con derecho a la bronca
que suelen dar los del tendido siete en Las Ventas, es un
aviso para que Polanco piense que si no desertamos de
los partidos de los domingos es, simple y llanamente, porque
no los podemos ver en otra cadena. Pues de Carlos
Martínez y, sobre todo, de Michael Robinson, hay ya
innumerables espectadores que están hasta los huevos de
soportarlos.
El caso de Maracaná 06 es sangrante: ni siquiera la
presencia de Carlos Latre, imitador de voces, un talento en
lo suyo, ha podido salvar del desastre a Paco González. El
cual ha cometido el error de hacer radio en la televisión. Y
lo ha pagado caro: pues ha perdido parte de la popularidad
que se había ganado a través de las ondas. Menos mal que no
picó el anzuelo el afamado José Ramón de la Morena.
De haberlo hecho, se habría estrellado también contra el
empedrado.
Nuestro Maracaná 06, sí, hombre, el que se representa
todos los domingos en el Alfonso Murube, es visto cada vez
por menos gente. Y es que el espectáculo brillante,
prometido por los directivos, a principio de temporada, se
ha convertido ya en una pesadilla para los escasos
espectadores. Ni siquiera cuando los actores parecen mejorar
actuaciones pasadas, consiguen el triunfo tan ansiado por
quienes aún confían en que suene la flauta.
El director del programa, persona avezada , reclama
paciencia y airea que los protagonistas se están dejando la
piel en los ensayos y que “muy prontito llegarán los buenos
resultados”. Aunque ello será posible si la suerte les
acompaña en todos los sentidos.
De momento, toca centrar todas las esperanzas en el próximo
rodaje: será en Almendralejo; un pueblo donde el ambiente es
agradable y el escenario invita a pensar en un éxito que
permitiría seguir confiando en los jugadores que hasta ahora
no han hecho sino defraudar a los ceutíes.
Uno, que no duda en confesar que el domingo pasado se
abstuvo ya de acudir al teatro de los sueños, entiéndase el
Alfonso Murube, espera que la ADC consiga su primer éxito. Y
lo espera por algo tan sencillo: si hasta el Cerro de los
Reyes, cuajado de actores aficionados, ha sido capaz de
obtenerlo, por primera vez, contra el Águilas, cómo dudar de
que en tierras extremeñas suceda algo igual con los
nuestros.
Al margen de la coña marinera, ya va siendo hora de que
alguien diga que se ha equivocado en algo. Y deje de buscar
excusas. Ya que el camino que lleva el asunto es para imitar
a Cuatro. En una palabra: para tomar medidas
drásticas por tantos fracasos seguidos.
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