A fuer de querer estar en la
actualidad no hay mas remedio que referirse de nuevo a la
designación de candidato por el Partido Popular a la
Asamblea de Ceuta y aun cuando días pasados ya fue
proclamado Juan J. Vivas Lara oficialmente para ocupar la
presidencia de la Ciudad Autónoma de Ceuta por Mariano Rajoy,
Presidente Nacional de dicho partido, el viernes, según
anunció nuestro periódico, se hizo pública su presentación
con la asistencia, para dar realce al acto, de Soraya Sáenz
de Santamaría, miembro del Comité Ejecutivo Nacional de la
entidad política.
A Juan Vivas le respalda un partido que, aun ocupando un
papel testimonial en la I Legislatura Democrática,
(1977/1982), fue escalando posiciones, gracias a sus
abnegados y fieles afiliados, la mayoría de ellos aún
pertenecientes al mismo (por cierto y dicho sea de paso ¿no
se merecen un pequeño homenaje, aunque sea la “Gaviota de
Oro”, aquellos que después de mas de treinta años de
permanencia continuada, sin que esto quiera decir que vengan
beneficiándose de un puesto en la Administración, en la
Asamblea o en el Congreso o Senado, le vienen prestando su
apoyo y colaboración desinteresada consiguiendo que en las
tres últimas legislaturas municipales referidas a Ceuta,
haya venido superando en número de votos al Partido
Socialista Obrero Español hasta alcanzar, en la última del
2003, una aplastante mayoría: 20.897 votos del PP por 2905
del PSOE?. Pues bien demos al “César lo que es del César…” y
a lo que vamos: no tenemos por menos que reconocer que Juan
Vivas se ha ganado a pulso la candidatura pero, metidos en
citas evangélicas, nos vamos a permitir recordarle que
“sentarse a su derecha o izquierda no es cosa suya
concederla, sino que es para quienes estén preparados”.
Por eso insistimos de nuevo en que tiene que cuidar la
composición del equipo que le acompañe, no haciéndose eco de
“influencias económicas, compromisos familiares, intereses
particulares o de otra naturaleza” para evitar que le
incluyan en la lista a incapaces u otras personas que no
sumen sino que resten la cota alcanzada y que situándolos a
derecha e izquierda no puedan arroparlo para llevarlo a buen
puerto. De ser así, de la falta de idoneidad de los demás
componentes de la lista, se produciría el efecto contrario:
el rechazo de electores que aun convencidos de los
conocimientos y condiciones naturales de Juan J. Vivas para
regir los destinos de la Asamblea, ganados a pulso por su
gestión como Presidente de la Ciudad, opten por la cómoda
postura de la abstención antes de prestar apoyo a candidatos
que, como decimos, han venido demostrando incapacidad o no
cubren las mínimas reglas o preparación establecidas para el
desarrollo de las importantes funciones que pudieran
encomendárseles, en el supuesto caso de que salieran
elegidos en el próximo proceso electoral a Elecciones
Locales que nos ocupa, como consejeros de la Ciudad de
Ceuta.
Por lo dicho hay que felicitar a Juan Vivas que, como un
gran atleta de la política que es, tratará de mejorar su
récord en este intento de renovar, por tercera vez
consecutiva, la alcaldía-presidencia, deseándole todos los
éxitos que merece y que redundarán en beneficio de la
Ciudad, aun cuando nos hemos permitido hacerle las
observaciones señaladas por si estimara tenerlas en cuenta
para la mejor consecución del fin propuesto.
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