Si uno hace ejercicio de memoria, pocos derbis, y sólo a los
del Estrecho o los de la pasada temporada entre Ceuta y
Ceutí, si no a todos los grandes derbis, con mayúsculas, han
deparado un gran espectáculo deportivo.
Por tanto, el que este derbi de ámbito local no haya sido un
partido para guardar en la hemeroteca no ha sido motivo de
sorpresa, aunque la emoción, la tensión y sobre todo los
nervios, se prolongaron durante más de cien minutos, que
fueron con los que contó este primer derbi de la temporada,
en el campo Martínez Pirri.
Antes de que el balón comenzase a rodar, los nervios se
palpaban el en aire y ambos equipos saltaban al terreno de
juego muy presionados. El Ceuta, en su línea, fue el equipo
que mejor ocupó sus zonas y se posicionó bien en el campo,
aunque poco a poco se fue influenciando por el juego de su
rival y comenzó a abusar de los balones largos.
Su rival, el Ceutí, buscaba llegar a la meta defendida por
Pablo a la contra, pero en la primera mitad no consiguieron
crear excesivo peligro, ni unos ni otros.
Por el Ceuta, Abdelila intentó en un par de ocasiones llegar
al área del Ceutí, pero su insistencia en correr por la
banda con los ojos puestos en el balón evitó que sus
internadas fructificaran y el balón acaba perdiéndose por la
línea de banda.
La segunda parte, que como dato curioso se inició con un
minuto de silencio (que se guardó por el reciente
fallecimiento de la abuela del guardameta del Ceutí) parecía
que iba a mejorar en cuanto a juego, ya que a dos minutos
del inicio, Chuli tuvo una de las mejoras oportunidades para
desnivelar el marcador, pero Pablo, uno de los más
destacados, supo resolver y atajó el balón en dos tiempos.
Esta jugada sirvió de revulsivo ya que ambos equipos se
metieron en harina, y comenzaron a crear peligro. Panadero
lo intentó en un disparo desde fuera del área, que tuvo su
replica en la otra portería.
Pero la bisoñez de los de Rafa Salcedo se haría más evidente
en el minuto sesenta, cuando la indecisión tanto de Abdelila
como de Juan María dejó en nada una de las jugadas mejor
elaboradas de los de la Asociación.
La jugada que despertó los primeros aplausos llegó en el 70
de juego, cuando Panadero de libre directo vio como Pablo
sacó una soberbia manopla para desviar el balón a corner.
Pero quien conseguiría ver transformado un libre directo fue
Jesús Javier, que a falta de poco menos de cuatro minutos
para finalizar el encuentro ponía el uno a cero en el
marcador con la consiguiente alegría de los de Salcedo.
Cuando todo parecía resuelto, Lara Rodríguez alzó seis dedos
al cielo, ante la sorpresa del respetable, que no se mostró
muy conforme con las decisiones que había tomado durante el
encuentro y que tampoco veía motivos para alargar tantos
minutos el encuentro, que ya en la primera mitad tuvo tres
minutos de tiempo extra.
El reloj no dejó de correr y cuando habían pasado ya los
minutos que había estipulado señaló un saque de esquina, y
Panadero hizo subir el empate al marcador, con el
consiguiente estallido de alegría por parte de los
unionistas y la decepción de los del Ceuta, que veían como
ni se sacaba de centro tras el gol, puesto de Lara decretó
inmediatamente el final del encuentro.
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