Antonio Gómez, director de
este periódico, ha entrevistado a Juan Vivas cuando
éste está a punto de ser elegido candidato a la presidencia
de su partido, en un acto preparado al efecto en el Parador
Nacional La Muralla. Un acto que hoy, a las nueve de la
noche, el PP cuidará con esmero. Pues en ese partido son
conscientes de que gracias al candidato volverán a ganar las
elecciones de calle.
Muchas veces me pregunto yo si habrá todavía alguien entre
los populares capaz de dudar de que el éxito reside en la fe
ciega que tienen los ciudadanos en Juan Vivas. Y no me
pregunten las razones. Ya que las predilecciones de los
pueblos por personas determinadas van mas allá de cualquier
simplificación que se nos pudiera ocurrir en estos momentos.
-La verdad es que Juan Vivas se patea las calles, se para
con los ciudadanos y éstos se creen a pie juntillas que el
hombre que les habla les solucionará en un periquete todos
los problemas del barrio.
De acuerdo, lleva usted razón; pero por arreglar una acera o
colocar cuatro cacharros para que los niños jueguen en una
plaza o jardín, no son motivos suficientes para que las
gentes tengan tanta devoción por su presidente y luego, y
aquí está lo más importante, acudan a las urnas con prisas
para refrendarle su entrega con el voto.
La relación de Juan Vivas con los ciudadanos es tan
sumamente personal que si él decidiera, en algún momento,
ponerse al frente de cualesquiera otras siglas seguro que
también sería el candidato más votado. Lo pienso y lo digo,
aunque sepa que mis apreciaciones caen muy mal en el seno
del partido. En el cual unos pocos consideran que sin la
marca de la gaviota el candidato Vivas carecería, sin duda,
de ese tirón electoral del cual viene gozando desde hace
años.
Empezaba esta columna diciendo que el director de este
periódico había entrevistado al presidente. Y, lógicamente,
convenía preguntarle, así como quien no quiere la cosa, por
las listas. Pero Antonio Gómez se encontró con la respuesta
de alguien que si fuera entrenador de fútbol sería lo más
parecido a Benito Díaz, el primer técnico que hizo
uso del cerrojo estático.
Y uno entiende al presidente. Ya que si le diera por
descubrir sus intenciones, es decir los nombres de quienes
serán candidatos junto a él en las próximas elecciones, en
el partido podría armarse un cirio. Y ya no digamos entre
quienes ostentan cargos y de pronto se viesen estampillados
con la fecha de caducidad a corto plazo, en un empleo tan
bien remunerado como importante para mantener el ego subido
de tono.
Por lo tanto, ha hecho bien el presidente al contestarle al
director que de nombres nanay de la China. Que eso sería
como causar en el Gobierno y en el partido una crisis de
consecuencias muy graves. Y no están en el PP, actualmente,
para que una de las autonomías mejor presidida y donde la
gente vota, mayoritariamente a los populares, tanto en las
elecciones locales cual generales, se declare una guerra
entre bandos.
Pues no olvidemos que en el PP, de Ceuta, como en todos los
partidos, están siempre al acecho quienes lideran divisiones
y banderías. Militantes que esperan conocer los nombres de
los candidatos designados con el cuchillo dispuesto para dar
puñaladas por doquier.
Juan Vivas, además de negarse a responder sobre la
composición de las listas, a fin de evitar los desenfrenos
que ocasionan las apasionadas envidias y la defensa de
intereses propios, remató la faena con maestría. Vino a
decir más o menos: Con Pedro Gordillo comencé hace
ocho años y con él seguiré. Porque sé de sus renuncias.
Bueno, esas renuncias me las contó Morales un día. Un
Morales que seguirá muy a gusto en el machito del poder.
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